Editoriales

Coalición, voluntad para crecer / Silvano Aureoles

El autor ha sido alcalde de Zitácuaro, senador de la República, diputado federal en dos ocasiones y actualmente presidente de la Mesa Directiva en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión
El autor ha sido alcalde de Zitácuaro, senador de la República, diputado federal en dos ocasiones y actualmente presidente de la Mesa Directiva en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión

El gobierno de coalición en los estados nos permitirá crear gobiernos más estables y más incluyentes que no se enfrasquen en la negación por motivos políticos. Pero para poder realizar esto necesitamos pasar a la acción y no simplemente quedarnos en el discurso de incorporación sin demostrarlo en los hechos.

México, D.F., 18 de septiembre de 2014.- A principios de este año se promulgó la Reforma Político-Electoral aprobada en el Congreso de la Unión que logró importantes avances y reconfiguraciones de nuestro sistema político. La reforma contiene importantes cambios que nos hacen emprender el camino de la inclusión y la apertura, basándonos en un cambio sustancial forma de organización del Estado. Ésta nace de la necesidad de adaptar nuestro sistema político a un nuevo ambiente más plural y diverso.

De entre todo lo que contempla esta reforma se encuentra un nuevo mecanismo que justamente abre la posibilidad de incluir a otras fuerzas políticas en el gobierno en turno, esto es, el gobierno de coalición. Este mecanismo ya se encuentra presente en el contexto mundial, representa una iniciativa innovadora dentro del sistema político mexicano y, tomando en cuenta la pluralidad con la que cuenta nuestro país, ayudará a crear acuerdos que se traduzcan en un gobierno más eficiente. La Constitución ahora contempla, en su artículo 89, la posibilidad de que el titular del Ejecutivo Federal opte por formar un gobierno de coalición donde se incluirán a diferentes actores de otra u otras fuerzas políticas, esto normado bajo un convenio determinado. A pesar del cambio constitucional todavía se encuentra pendiente la aprobación de su respectiva ley reglamentaria, ante lo cual he presentado una iniciativa, suscrita por algunos compañeros del PRD, que justamente dote de un marco legal a los gobiernos de coalición.

Sin embargo, esta herramienta actualmente no se ha logrado trasladar hacia el contexto de las entidades federativas; aunque, considero existen las condiciones para que esto suceda. Si con la promulgación de la reforma ya hemos aceptado los beneficios que nos traerán los gobiernos de coalición en el ámbito federal, deberíamos también dotar de esta medida a las Estados que conforman la República. De realizar los cambios pertinentes para lograrlo, podremos establecer un sistema de contrapesos al poder que tienen los gobernadores al reconocer la necesidad de escuchar e integrar acuerdos con otros partidos políticos. De igual manera abriremos la puerta para aceptar que hay problemas que pueden resolverse desde varias perspectivas, donde es necesaria la cooperación y la colaboración de otras posiciones políticas. Esto es algo por lo que personalmente he venido pugnando desde principios de este mismo año.

Tomemos el ejemplo de Michoacán, mi Estado, en donde es evidente que la situación de seguridad, ahora más que nunca, requiere de acuerdos sustanciales que involucren los enfoques, opiniones y aportaciones que pudieran brindar otros partidos políticos. El simple hecho de poder integrar perfiles que pudieran verse excluidos por decisiones de corte político o partidista y que pueden aportar a una solución integral a un problema de dimensiones tan amplias, ya significaría un avance sustancial para la reconstrucción de nuestro estado. La lucha partidista no puede seguir afectando la construcción de políticas que integren soluciones que pudieran ser descartadas por el simple hecho de ser propuestas por un partido diferente.

El gobierno de coalición en los estados nos permitirá crear gobiernos más estables y más incluyentes que no se enfrasquen en la negación por motivos políticos. Pero para poder realizar esto necesitamos pasar a la acción y no simplemente quedarnos en el discurso de incorporación sin demostrarlo en los hechos. La voluntad por soluciones integrales es compartida por los partidos, ahora es momento de ser congruentes y dotar de herramientas a los diferentes órdenes de gobierno para que la inserción y el acuerdo no se queden en la argumentación sino que pasen a nuestra realidad.

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