Editoriales

De Primera Mano / Alfredo Castillo y la simulación

Nuestro director, Nicolás Casimiro; periodista con 16 años de trayectoria y con experiencia en radio y diversos medios impresos, electrónicos y agencias informativas
Nuestro director, Nicolás Casimiro; periodista con 16 años de trayectoria y con experiencia en radio y diversos medios impresos, electrónicos y agencias informativas

Que quede claro, Alfredo Castillo no está vetado en Michoacán, pero eso sí, los hechos parecen venir confirmando que su remoción como comisionado nacional para la Seguridad y el Desarrollo Integral no es más que una simulación más del actual gobierno federal

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Morelia, Michoacán, 27 de marzo de 2015.- Que quede claro, Alfredo Castillo Cervantes no está vetado en Michoacán. Puede ser admirado y defendido por unos, repudiado y odiado por otros, pero no está vetado, igual que cualquier mexicano en uso de sus derechos constitucionales, tiene libertad de tránsito por todo el país.

Sin embargo, los hechos parecen venir confirmando que su remoción como comisionado nacional para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán no es más que una simulación más del actual gobierno federal.

Después de su destitución, Alfredo Castillo ha sido visto públicamente en por lo menos tres ocasiones. Pero no ha sido visto como turista ni como un particular que viene a arreglar sus asuntos personales o de negocios.

El ex funcionario federal fue visto en dos ocasiones en reuniones con sus ex colaboradores de la aún existente Comisión para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán, lo cual hizo en horario laboral y dicen que hasta girando instrucciones, cuando se supone que formalmente no tiene cargo alguno.

La tercera vez, Castillo Cervantes fue captado en el marco de la Reunión Regional de Procuradores, realizada en Morelia, evento que se ha caracterizado por sus estrictas medidas de seguridad y por lo restringido del acceso.

El ex comisionado no tiene –hasta donde se sabe-, cargo público alguno, ni en la Federación ni en las entidades federativas participantes, pero sí tiene escoltas y tiene acceso a un evento en el que sólo entran la titular de la Procuraduría General de la República (PGR), Arely Gómez González, con sus más cercanos colaboradores, gobernadores, procuradores, elementos de seguridad y meseros, si acaso, pues los representantes de los medios de comunicación tienen el acceso aún más restringido.

Argumentan los defensores de Alfredo Castillo que él, por haber tenido el cargo que tuvo, tenía la autoridad para estar en ese sitio, pero no vimos ahí a los ex procuradores de justicia de Michoacán, a los ex secretarios de Gobierno, a los ex gobernadores ni a los ex secretarios de Seguridad Pública de la entidad.

Por eso estoy cada vez más convencido de que la remoción del ex comisionado no fue más que otra simulación, como decía algunos párrafos antes, de esas que ya son comunes con el actual gobierno federal, como los supuestos beneficios de la reforma hacendaria, los frecuentes anuncios de apoyo para la recuperación del estado, los cinco o seis enviados de la Federación que llegaron antes que Castillo Cervantes y el que llegó después, y además, la cereza en el pastel, los 45 mil 500 millones de pesos anunciados hace más de un año por el mismísimo presidente de la República, Enrique Peña Nieto.

Lo reitero, Alfredo Castillo no está vetado en Michoacán. Pero si alguien cuestiona su presencia en el estado, es que tiene sólidas razones para hacerlo.

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