Editoriales

Del Informe / Teodoro Barajas Rodríguez

El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas
El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas

Enrique Peña Nieto presentará su segundo informe de gobierno, los resultados favorables aún no llegan, no existe un crecimiento sostenido, el empleo es un problema grave y ya ni qué decir de la seguridad que continúa cegando vidas, provoca éxodos, una cadena de males

Morelia, Michoacán, 30 de agosto de 2014.- Seguramente muchos recordamos el formato, pompa y circunstancia que desembocaban en todo un boato para la organización de los informes de gobierno de los presidentes de la República hace ya muchos años, se trataba de un día de aplausos para reafirmar la sumisión, el servilismo más ramplón en torno al jefe de las instituciones nacionales.

El informe del presidente se caracterizaba por una larga pieza retórica con números, cifras que servían para recitar cuentas alegres, pontificar acerca del legado revolucionario y demás lugares comunes que aplaudían, a rabiar, la inmensa mayoría de legisladores de su partido porque además la división de poderes fue inexistente.

Tal formato con olor a naftalina es ya cosa muerta, la competencia electoral con la alternancia como resultado modificó la correlación de fuerzas, ya no hay paso a la unanimidad añeja, los cuestionamientos con razón o sin ella no son pocos.

Enrique Peña Nieto presentará su segundo informe de gobierno, los resultados favorables aún no llegan, no existe un crecimiento sostenido, el empleo es un problema grave y ya ni qué decir de la seguridad que continúa cegando vidas, provoca éxodos, una cadena de males.

Los propagandistas de Peña Nieto lo ubican como un reformador que busca otros paradigmas de la modernidad, no obstante la desconfianza es latente porque desde que México asumió a pie juntillas los dictados del exterior tras el consenso de Washington que fueron la inducción para aplicar las políticas neoliberales el estado comenzó con un proceso de adelgazamiento tras la privatización de la mayor parte de empresas paraestatales.

La economía no avanza en nuestro país, al menos no para la inmensa mayoría, la famosa cruzada del hambre es un paliativo más como muchos que en el pasado reciente fueron programas electoreros a corto plazo.

Amplias regiones de México han sido ocupadas por el crimen organizado, los propios números oficiales dan cuenta de una cifra demoledora de secuestros y homicidios dolosos, el apocalipsis pervive.

El primer día de septiembre el presidente enviará al Poder Legislativo su segundo informe, en su momento se analizará en comisiones la glosa del mismo, el jefe del Ejecutivo federal seguramente pronunciará su mensaje político, lo más probable es que el contenido sea triunfalista, regularmente los gobernantes no suelen ser autocríticos, tienen debilidad por la alabanza y cirugía estética a sus egos.

La reforma energética ya se realizó, dicen sus promotores que será de beneficio, pero la desconfianza en el dicho oficial tiene sustento, algo similar se dijo cuando se remataron los bancos, al final el despilfarro aunado a los fraudes dieron origen al Fobaproa una surrealista operación para convertir la deuda privada en pública.

En fin, ya escucharemos el segundo informe de Enrique Peña Nieto, los males no amainan.

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