Editoriales

Fox, una más / Teodoro Barajas Rodríguez

El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas
El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas

Vicente Fox descalificó la ley 3 de 3, como mandatario no logró disminuir los índices de corrupción, muchas de sus declaraciones fueron desafortunadas, dijo que no saber leer hacía a la gente más feliz, cambió de nombre a Jorge Luis Borges, pero, sobre todo, las expectativas generadas por su triunfo en los comicios del año 2000 se fueron al vacío

Morelia, Michoacán, 22 de agosto de 2016.- Uno de los componentes que vuelven esclerótica nuestra vida institucional es la falta de transparencia y el exceso de opacidad, se han logrado avances a pasos lentos porque las resistencias, como se han evidenciado, provienen de los propios actores políticos renuentes a que se conozca su situación patrimonial. El acceso a la información se niega sistemáticamente.

Recién se aprobó la ley 3 de 3, en la que se pretende se rindan cuentas con relación a la declaración patrimonial, de interés y fiscal de los actores públicos, algunos ya han hecho del conocimiento público dichos caudales, aunque en algunos casos resulta increíble.

La vida democrática de nuestro país refleja rezagos, declaraciones desafortunadas, carentes de argumentos sólidos vienen en cascada como ha sucedido con el ex presidente Vicente Fox que en su momento se convirtió en un gran fraude porque desgastó el aval con que llegó a Los Pinos para destronar al Partido Revolucionario Institucional tras 71 años de priato.

Al final de su sexenio México no registró los cambios esperados, Fox actuó sin consistencia ni afanes democráticos, él diría…y yo por qué. Hace unos días opinó acerca de la Ley 3 de 3 para decir, sin ambages, que se trataba de “una mamada” que no rebasaba el lindero de la simulación.

Vicente Fox no es un hombre ilustrado, más que talento reflejó audacia como candidato, más que transformaciones vendió expectativas porque su trayectoria le confirma como negociante. Alguna vez el destacado jurista Ignacio Burgoa Orihuela le calificó como un “ignorante de la historia y del derecho”, tenía razón el letrado especialista en temas constitucionales ya desaparecido.

Fox Quesada aseguró que la citada legislación 3 de 3 es una mamada para hacer creer que se combatirá la opacidad aunque sería mejor un zar anticorrupción, “un verdadero cabrón con un gran garrote”, resulta escatológico el dicho además de procaz.

En todo caso pudo en su momento impulsar auténticas reformas legales para combatir a fondo la corrupción que azolva los caminos institucionales desde su cargo como presidente que iniciara en el año 2000, no se atrevió en su momento ahora hablar es fácil porque hacerlo es su debilidad.

México presenta serios retrasos en materia de transparencia, la corrupción va de la mano de la impunidad desde hace mucho tiempo, la democracia no se vigoriza con velocidad, la alternancia no ha sido panacea ni resuelve por sí misma los patéticos cuadros de una realidad cruenta que muestra desdibujado al estado de derecho.

Vicente Fox descalificó la ley 3 de 3, como mandatario no logró disminuir los índices de corrupción, muchas de sus declaraciones fueron desafortunadas, dijo que no saber leer hacía a la gente más feliz, cambió de nombre a Jorge Luis Borges, pero, sobre todo, las expectativas generadas por su triunfo en los comicios del año 2000 se fueron al vacío, ahora regresa a la arena política para hablar de “mamadas”.

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