Editoriales

Gabo / Teodoro Barajas Rodríguez

El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas
El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas

Gabriel García Márquez se fue para quedarse aunque se lea como contradicción, abandona este plano existencial pero sus letras están vivas, gozan de cabal salud, están en su apogeo aunque tengan décadas de haber sido formadas como en ejército para las batallas de las palabras

Morelia, Michoacán, 19 de abril de 2014.- Gabriel García Márquez se fue para quedarse aunque se lea como contradicción, abandona este plano existencial pero sus letras están vivas, gozan de cabal salud, están en su apogeo aunque tengan décadas de haber sido formadas como en ejército para las batallas de las palabras.

El Gabo marcó una ruta localizable en el realismo mágico, el mismo que desata la imaginación al vuelo para llevarnos sin escala hasta Macondo para recolectar las vivencias de la familia Buendía en los nostálgicos cien años de Úrsula y la cauda de personajes arrancados de las narraciones que le brindan un toque con sabor a todos.

García Márquez el escritor, el narrador, el guionista pero sobre todo el reportero que historió su presente para trastocarlo en legendario, ese es el colombiano adoptado por México, al mismo que extrañaremos desde hoy y para siempre.

Procedió del periodismo, ese fue el guiño a la literatura, Cien años de soledad es su obra más leída y comentada aunque muchas otras reflejan esa vena tan suya ahora nuestra. Alguna vez vi la película Edipo alcalde, cuyo guión redactó Gabo, en el largometraje participó el destacado actor cubano Jorge Perugorría, me gustó la adaptación de la conocida y clásica tragedia griega.

Ahora Gabriel García Márquez es un escritor intemporal, se augura que su obra literaria permanecerá con sus alas de calidad que no dejan de volar.

Prolífica su obra que ha llegado a todos los públicos, el relieve popular es indiscutible como su humor, Cien años de soledad se multiplicará, sin duda, para ser leída por su trama envolvente, mágica, auténtica.

Cada obra de García Márquez tiene su propio origen y trama, no son repetibles obviamente, algunas gustan más que otras pero el acento de Gabo nunca aminora, ese destello personal no se extingue.

Cuentos, narraciones, reportajes, crónicas, géneros que direccionan la palabra se encuentran a flor de tierra en la obra del colombiano Nobel de Literatura, las letras ahora son negras, vestidas de duelo, la inteligencia también lo está.

Las imágenes de sus obras, sus personajes, el amor, los demonios, los cuentos encarnados por peregrinos, la historia de un secuestro, el coronel que se queda solo, todo ello es parte de la fascinación por las palabras del Gabo.

Gabriel García Márquez vive en su obra, por lo tanto el diálogo con sus lectores no se acaba.

 

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