La inaceptable zozobra / Erik Avilés

Desde que comenzó a destacar en el Monarcas Morelia, ha sido una constante que el peruano Raúl Ruidíaz sea noticia por su posible ausencia en los siguientes partidos, ya sea  por sus lesiones o por una anunciada venta de su carta

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Morelia, Michoacán, 02 de agosto de 2017.- Desde que comenzó a destacar en el Monarcas Morelia, ha sido una constante que el peruano Raúl Ruidíaz sea noticia por su posible ausencia en los siguientes partidos, ya sea  por sus lesiones o por una anunciada venta de su carta.

Ruidíaz ha sido ordenado en cuanto a su vida privada hasta ahora, pero los rumores en torno suyo han sido materia de especulaciones que amenazan a la afición moreliana con perder al único bicampeón de goleo de su historia.

Los aficionados del Monarcas Morelia no merecen estar siendo bombardeados, semana a semana, por esa clase de noticias. No deberían estar angustiados por la posibilidad de que el mismo jugador esté recibiendo ofertas constantes para dejar al equipo local, porque sin él, las posibilidades de triunfo se reducen inmisericordemente.

Merecerían mucho más estar recibiendo buenas noticias de parte de sus hijos, de los jóvenes morelianos, quienes semana tras semana compiten y se acercan al ideal, que es formar parte del equipo representativo de la capital michoacana en la máxima categoría nacional.

Sin embargo, esto no ocurre. Hay problemas de fondo que están bajo la alfombra de la agenda pública desde hace muchos años y solamente cuando hay situaciones catastróficas son atendidos de manera superficial y cosmética. El diseño y articulación del sistema deportivo local no permite la masividad ni la calidad futbolística suficiente aún como para que el equipo esté conformado exclusivamente por morelianos.

Si el sistema deportivo local funcionara adecuadamente y se promoviera en cada niño la posibilidad de desarrollarse en la disciplina deportiva de su agrado, esto no estaría sucediendo, ya que habría una base de deportistas prácticamente inagotable.

Por ende, exijamos que haya contraprestaciones sociales a la actividad empresarial del deporte profesional, que las autoridades en materia de promoción deportiva cumplan cabalmente con su función, que se coordinen debidamente con las asociaciones deportivas y apoyen el desarrollo de talentos. Asimismo, el sistema educativo debe ser mucho más agresivo en cuanto a educación física respecta y responsabilizarse de lleno al respecto.

Sin una debida articulación, nuestro sistema deportivo continuará siendo dependiente de los foráneos.

Ejemplos son Colombia, Perú y Ecuador, países pequeños en población, en recursos naturales y en tamaño de la economía, pero que ahora constituyen la columna vertebral de un equipo michoacano.

Depender de Perú, de Colombia y de Ecuador hubiera sido impensable hace un par de décadas. Hoy, es una realidad.

Esperemos que pronto se rompa este círculo vicioso y se termine esta inaceptable zozobra en cuanto a depender de un jugador extranjero, motivada por la inacción, omisión y corrupción de quienes son responsables de la formación deportiva de una nación y de una entidad en particular.

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