Editoriales

La insoportable levedad del ser / Teodoro Barajas Rodríguez

El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas
El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas

La violencia no resuelve nada, es la negación del derecho y la razón, si a las manifestaciones de unos y otros sumamos la manipulación con su pócima de fanatismo todo estará peor y lo que se ha fortalecido es la impunidad, de eso no me cabe duda alguna

Morelia, Michoacán, 12 de abril de 2014.- Vaya que suceden cosas en Michoacán de una manera u otra, se retrata el hartazgo, la desconfianza y la rabia en cada paso. Recién se vivió un episodio que pudo ser más trágico de lo que resultó, normalistas de Tiripetío atropellados por un individuo molesto porque los inconformes bloquearon la circulación e impedían su tránsito los embistió, una mujer se encuentra en grave riesgo de salud, de vida o muerte, las reacciones que sucedieron a este asunto fueron brutales en un sentido u otro.

Resulta casi cotidiano que la capital michoacana sea sitiada por unos y otros grupos inconformes que suelen generar molestias a la gente ajena a sus demandas sean legítimas o no, un día y otro también tenemos marchas, plantones y diversas manifestaciones beligerantes, es su derecho sólo que menoscaban las prerrogativas de su prójimo.

Una vez que se vivió el lamentable suceso de los normalistas atropellados las reacciones en las redes sociales fueron extremistas en muchos casos, hubo quien festinó al automovilista que atropelló a más de una decena de normalistas, algunos pedían la muerte de los que protestaban, felicitaban al autor de las lesiones, lo celebraban. No lo podía creer, a qué grado se ha llegado para pedir que esos actos ilícitos se vuelvan a repetir, eso no es humano.

Otros se fueron contra algunos periodistas a quienes acusaron de todo o casi, esa manifestación de repudio a quienes piensan diferente me recordó las viejas purgas de la izquierda de la prehistoria, los insultaron a granel. Puedo coincidir o no con algunos medios de comunicación pero de ahí a los extremos hay mucha diferencia, una vez que leí reposadamente todos los reportes posibles y los videos acerca del hecho de referencia no dejó de impresionarme todo el cuadro, las autoridades pasivas solo miraban, reaccionaron hasta que estaba consumada la tragedia.

El odio se ha multiplicado, aún me sorprende que muchos –así lo leí en redes sociales- deseaban sangre, muerte, pedían que fuera un tráiler el que quitara a los normalistas. También vi autobuses destrozados por los inconformes sin que ninguna autoridad proceda conforme a derecho, algo se pudre irremediablemente.

El rostro de la violencia de unos contra otros sin arbitraje, sin pudor ni mesura, eso es parte indiscutible de nuestra realidad en la que parece que prevalecerá la ley de la selva si es que a eso se le puede nominar legislación.

La violencia no resuelve nada, es la negación del derecho y la razón, si a las manifestaciones de unos y otros sumamos la manipulación con su pócima de fanatismo todo estará peor y lo que se ha fortalecido es la impunidad, de eso no me cabe duda alguna.

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