Editoriales

La Pedagogía de la Protesta / Horacio Erik Avilés Martínez

Nuestro colaborador de Atiempo.mx, Horacio Erik Avilés, es presidente de Mexicanos Primero en Michoacán y director del Polifórum digital de Morelia
Nuestro colaborador de Atiempo.mx, Horacio Erik Avilés, es presidente de Mexicanos Primero en Michoacán y ex director del Polifórum Digital de Morelia

Hoy, las acciones de los normalistas en Michoacán están totalmente claras, ya que las causas que persiguen ya están muy definidas: evitar que se siga el proceso judicial en contra de los militantes normalistas que cometieron delitos al fragor de su lucha por las plazas y obtener mil 065 plazas automáticas.

Morelia, Michoacán, 03 de agosto de 2015.- En el sistema educativo nacional, después de muchos años de tibieza, omisión y abandono, por fin la Reforma Educativa está dando sus primeros pasos serios. Hace falta aún mucho, efectivamente, pero se están viendo ya los resultados. Hay también resistencia, producto principalmente de rezagos sociales y de la capitalización oportunista de las áreas de oportunidad que heredó, creó o ha sido incapaz de cerrar la actual administración federal, por parte de la oposición política y de los profesionales de la protesta social.

Fundamentalmente los alegatos van orientados hacia señalar que la reforma educativa es mayormente laboral, que es punitiva y busca precarizar al magisterio, lo cual reduce las medidas promulgadas a una especie de cacería de brujas dentro del sector educativo, donde los culpables de todos los males son los maestros. Esta mentira ha sido orquestada por supuesto, por los apoderados y personeros de los maestros de base, que son principalmente las cúpulas sindicales y los medios de comunicación que lucran con el encono social. Poco a poco, la verdad ha salido a la luz: para una comunidad educativa que estaba abandonada como consecuencia de la sempiterna protesta de la CNTE, tener un maestro frente a grupo impartiendo 200 días de clases de acuerdo con lo que estipula la normatividad constituye toda una reforma educativa respecto a tener solamente 60 ó 70, en donde predominaba la asignación de tareas, memorización y la prisa. Los estudiantes michoacanos merecen que se logre una transformación cuantitativa y cualitativa de las actividades educativas estatales.

En contraparte, la CNTE habla de un modelo educativo alternativo, paralelo, que han construido y que opera en muchas escuelas de la entidad. Sin embargo, no han logrado mostrar evidencias tangibles de haber logrado un diseño curricular para cada una de las asignaturas, niveles y modalidades escolares que requiere nuestra entidad, siendo que han obtenido decenas de millones de pesos del erario, a través de su Centro Sindical de Investigación e Innovación Educativa, con beneficio social nulo.

Más aun, los pírricos y dispendiosos esfuerzos que ha realizado la CNTE por articular un modelo alternativo de educación en la entidad tienen su principal contradicción en la manera en la que forman a los futuros maestros, ya que poseen control de las escuelas normales y en lugar de demostrar que tienen intencionalidad de generar desarrollo educativo en la entidad, se dedican a formar las conciencias juveniles basados en la pedagogía de la protesta, mediante la didáctica de la victimización y la escolástica del chantaje.

Desde que ingresan a las escuelas normales reciben toda clase de pruebas de temperamento, cursos de inducción e ideologización  que miden su nivel de obediencia y adoctrinamiento. No tienen cabida en normales como la de Tiripetío jóvenes que sean provenientes de la clase media urbana, se busca que ingresen estudiantes provenientes de zonas rurales y marginadas, que estén dispuestos a realizar cualquier acción por abominable que ésta resulte con tal de lograr los objetivos que las cúpulas establezcan. Por ello, son aleccionados a obtener sus plazas automáticas, becas y toda clase de apoyo material mediante tácticas de presión, muchas de ellas extraídas de los manuales de la guerrilla. En ellas, es eje transversal  la pedagogía de la protesta. En el pobre discurso de ricos contra pobres, hay que arrebatar lo que haga falta porque de cualquier forma es legítimo asumir al gobierno y a los empresarios como enemigos, por lo que el botín es considerado trofeo de guerra. Se les olvida considerar en sus silogismos que su educación y becas son provenientes del erario público. Más aún, que serán servidores públicos durante su vida profesional al ingresar al magisterio. Es constante un estribillo adolescente de rebelarse contra la autoridad establecida, pero no tocar jamás los entramados de la corrupción, sino solamente arrancarles las concesiones materiales que requieren. Gritar para conseguir, como en la más tierna infancia y llorar para lactar.

La ideología solamente sirve para la apología de un movimiento que no admite la crítica ni el debate a sus acciones, ya que todo lo que está en contra de las acciones que perpetran es calificado como empresarial, capitalista o de ultraderecha. En su diatriba ignoran olímpicamente el origen de la riqueza y los medios de generarla, fabulan vivir en un país infinitamente rico,  a cuyos dueños –gobierno y empresarios- se les puede arrebatar con total impunidad moral y jurídica la riqueza mediante presión social. Una versión torcida de Robin Hood ejecutan al robar en los caminos michoacanos para posteriormente repartir el botín entre los transeúntes, principalmente golosinas y refrescos. Con ello no logran sino exhibir una desmesurada ambición por obtener cierto respaldo social, sin éxito, ya que ni siquiera un párvulo recibiría un dulce sin cuestionarse por qué y de dónde se obtienen los recursos para pagar la dádiva.

Es necesario que se reconsidere el modus operandi del movimiento normalista, que se ponga un alto a la perversión de la vocación docente de quienes forman a los normalistas. Resulta difícil realizar un deslinde de que los formadores de los futuros maestros no tengan algo que ver en todo este entramado. Y por supuesto, la corrupción. Ha habido muchos funcionarios que han pensado en el uso político que le pueden dar al movimiento normalista y gracias a ello les han entregado toda clase de prebendas para a cambio, cuando ha sido necesario emplearles para desestabilizar gobiernos.

Hoy, las acciones de los normalistas en Michoacán están totalmente claras, ya que las causas que persiguen ya están muy definidas: evitar que se siga el proceso judicial en contra de los militantes normalistas que cometieron delitos al fragor de su lucha por las plazas y obtener mil 065 plazas automáticas.

Si la pedagogía de la protesta fuese el camino, ¿por qué razón no se botea, ni se marcha, se “liberan” casetas ni se toma la SEE para obtener recursos para reconstruir escuelas “de palitos”? Lo suyo es protestar para fines egoístas. La vida normalista es otra muy diferente a la que se esperaría de un profesionista en formación que aspira a emanar ejemplaridad.

Michoacán necesita de los mejores hombres para su reconstrucción. ¿Las escuelas normales están forjando a los maestros que se requieren para lograr tan alto objetivo? Las evidencias en cuanto al logro educativo parecieran decir lo contrario. Es impostergable que se privilegie la pedagogía sobre la protesta.

Sus comentarios son bienvenidos en eaviles@mexicanosprimero.org y en Twitter en @Erik_Aviles

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