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Los suspirantes… Fidel Calderón en el ojo del huracán

Calderón Torreblanca podrá decir misa, si quiere, pero su credibilidad está por los suelos, y nadie, o casi nadie le cree
Calderón Torreblanca podrá decir misa, si quiere, pero su credibilidad está por los suelos, y nadie, o casi nadie le cree

Dudo mucho que la muy citada denuncia llegue a prosperar. El sistema de fiscalización de los recursos públicos en Michoacán no está diseñado para eso. Pero el golpe mediático está dado, y como reza el dicho: “Palo dado…, ni Dios lo quita”

Morelia, Michoacán, 12 de julio de 2017.- Si el diputado federal Fidel Calderón Torreblanca quería que se hablara mucho de él, en las últimas semanas lo ha logrado, aunque no necesariamente en los términos que él hubiera deseado.

El ex secretario de Gobierno de Michoacán durante la administración de Leonel Godoy Rangel se la ha pasado más de un año dando de patadas al pesebre del PRD, que lo ha alimentado y enriquecido a lo largo de más de una década, y ahora sufre las consecuencias.

Fidel Calderón urgía al sol azteca a sumarse al proyecto del dueño nacional del Morena, Andrés Manuel López Obrador, pero se negaba a dejar las filas perredistas pese a su franco apoyo a esa otra franquicia política.

Hace unas semanas el propio tabasqueño volvió a cerrar las puertas a una alianza con el PRD, y de ser sincero en sus discursos, ese era el momento para que el también ex diputado local fuera congruente y abandonara al perredismo, así como la curul plurinominal que hoy ostenta, pero no fue así.

Calderón Torreblanca ha sido cada vez más frontal en sus ataques al PRD, así como al gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo, a quien ve como su adversario político, tanto dentro como fuera del sol azteca, ¡claro está!, obedeciendo la línea de su padrino político, Leonel Godoy, y la estrategia de desgaste que conviene a López Obrador, sobre todo en Michoacán, un estado gobernado por un partido que le puede restar votos en su loca carrera por la Presidencia de México.

Por eso no extraña que hace unos días haya sido revivido el tema de la fiscalización a Fidel Calderón durante su último año como secretario de Gobierno.

Lo que me llama la atención es que en la opinión pública, pese a que prácticamente todos vemos el componente político en la denuncia por la presunta malversación de recursos públicos, casi nadie duda que esto haya ocurrido.

Calderón Torreblanca podrá decir misa, si quiere, pero su credibilidad está por los suelos, y nadie, o casi nadie le cree.

Dudo mucho que la muy citada denuncia llegue a prosperar. El sistema de fiscalización de los recursos públicos en Michoacán no está diseñado para eso. Pero el golpe mediático está dado, y como reza el dicho: “Palo dado…, ni Dios lo quita”.

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