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Los suspirantes… Y el lodazal

Objetivamente, hemos visto unas campañas en las que ha destacado más el bajo nivel de la política y de muchos políticos que las propuestas y los perfiles de los candidatos a la gubernatura
Objetivamente, hemos visto unas campañas en las que ha destacado más el bajo nivel de la política y de muchos políticos que las propuestas y los perfiles de los candidatos a la gubernatura

Con tanta guerra sucia, los electores que no están casados con partidos y candidatos son los que están terminando hastiados, pero a lo mejor eso buscan algunos, pues a final de cuentas hay partidos y candidatos a los que les conviene que la mayoría no vote

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Morelia, Michoacán, 29 de mayo de 2015.- La guerra sucia que arrancó a la par de las campañas políticas en Michoacán ha derivado en las últimas semanas, y más en los últimos días, en una sarta de acusaciones mutuas entre candidatos y sus equipos, lo que ha exhibido un muy bajo nivel de política de varios de los actores involucrados en la contienda.

Desde el principio, el más atacado ha sido el candidato común del PRD, del PT y Nueva Alianza, Silvano Aureoles Conejo, con acusaciones surgidas de dichos, de fotomontajes de él y de una de sus hijas, con una fotografía que pretendían hacer como evidencia de que tenía relación con el crimen organizado y más recientemente con una supuesta red de complicidades que dice el PRI que detectó.

También a Ascensión Orihuela Bárcenas, candidato común del PRI y del PVEM, le ha tocado su parte, con volantes denostándolo, también con fotomontajes y fotografías a través de las redes sociales y más recientemente con la acusación del PRD en torno a una presunta evasión de impuestos en la adquisición de decenas de propiedades con las que cuenta el senador con licencia.

Aunque menos, a Luisa María Calderón Hinojosa, candidata del PAN, también le tocó su parte, cuando mediante interpretaciones libres se le vinculó con el líder criminal, Servando Gómez Martínez, alias “La Tuta”, porque éste la mencionó en un video mientras hablaba con Rodrigo Vallejo Mora, el hijo del ex gobernador priísta Fausto Vallejo Figueroa. En las contracampañas, ella fue más de las promotoras que de las víctimas, junto con su coordinador de campaña, Héctor Gómez Trujillo.

Por cierto que sin prácticamente aparecer públicamente, Fausto Vallejo ha sido moneda de cambio en la elección, al arranque el dirigente estatal del PRI, Agustín Trujillo Íñiguez, le exigió públicamente que definiera su voto a favor de Chon Orihuela y los candidatos del tricolor, pues el ex gobernador se había pronunciado públicamente bien como persona de Silvano Aureoles, además de que había entre los priístas el temor fundado de que el también ex alcalde de Morelia apoyara a candidatos de otros partidos políticos en las campañas.

Cosa curiosa, pues cuando Fausto se pronunció públicamente a favor de Ascensión Orihuela, pasaron sólo unos días para que el propio candidato a gobernador saliera a deslindarse de él y a acusarlo de apoyar la campaña de Silvano. ¿Ya sabría Chon que estaba por aparecer públicamente un nuevo video de Rodrigo Vallejo y “La Tuta”?

En los últimos días, la contracampaña contra el candidato del PRD, del PT y de Nueva Alianza se agudizó y el PRI, a través de su dirigencia estatal, incluso ha incurrido en tácticas que parecen desesperadas para hacer permear sus temas ante la opinión pública.

Sin que eso justifique el nivel de debate en que se ha caído, los priístas no podían ni debían esperar que los perredistas se quedaran de brazos cruzados. Así las cosas, la denuncia sobre una presunta red de corrupción en la que supuestamente estaría involucrado Silvano ha tenido como respuesta la acusación sobre un presunto enriquecimiento ilícito de Orihuela.

En resumen, las campañas se han vuelto un lodazal, principalmente entre los equipos de los tres principales actores, sin dejar de lado que el coordinador estatal Movimiento Ciudadano, Daniel Moncada Sánchez, y su candidato, Manuel Antúnez Oviedo, también le han entrado por momentos, en contra de Silvano Aureoles también.

Al final de cuentas, entre el electorado altamente politizado cada quién está predispuesto a darle credibilidad a los argumentos, denostaciones y descalificaciones que favorecen a su partido o a su candidato, así que será prácticamente imposible hacerlos cambiar de opinión.

Sin embargo, objetivamente, hemos visto unas campañas en las que ha destacado más el bajo nivel de la política y de muchos políticos que las propuestas y los perfiles de los candidatos a la gubernatura. Los electores que no están casados con partidos y candidatos son los que están terminando hastiados, pero a lo mejor eso buscan algunos, pues hay partidos y candidatos a los que les conviene que la mayoría no vote.

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