Editoriales

Malala / Yadhira Y. Tamayo Herrera

Tamayo Herrera es abogada con maestrías en administración pública y políticas públicas (ITESM), ingeniería en Imagen Pública (CCIP); actualmente cursa el Doctorado en Derecho en la Universidad Panamericana
Tamayo Herrera es abogada con maestrías en administración pública y políticas públicas (ITESM), ingeniería en Imagen Pública (CCIP); actualmente cursa el Doctorado en Derecho en la Universidad Panamericana

Hay lugares donde está prohibido y es condenable que una niña vaya a la escuela. Por eso Malala Yousafzay, con 15 años de edad, fue atacada por los Talibanes resultando herida de gravedad por ir en un autobús escolar de niñas estudiantes

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México, D.F., 16 de octubre de 2014.- Hay lugares donde está prohibido y es condenable que una niña vaya a la escuela. Por eso Malala Yousafzay, con 15 años de edad, fue atacada por los Talibanes resultando herida de gravedad por ir en un autobús escolar de niñas estudiantes. La adolescente fue trasladada a Inglaterra para ser atendida y para resguardar su seguridad, donde enfrentó muchas operaciones pero su suerte, su juventud y Alá le ayudaron y desde entonces es una defensora acérrima del derecho de las niñas y niños a estudiar. Eso le hizo ganarse el Premio Nobel de la Paz hace una semana convirtiéndose en la mujer más joven en recibir dicho premio con apenas 17 años cumplidos.

El día que Malala cumplió 16 años, el 12 de julio del 2013, subió a la tribuna de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York y dio un gran discurso defendiendo el derecho a la educación infantil que le ganó que la revista Times la eligiera como una de las personas más influyentes del mundo. En su discurso ante la ONU Malala dijo:

“Miles de personas han sido asesinadas por los terroristas y millones han resultado heridas. Yo sólo soy una de ellas: así que aquí estoy. Aquí estoy, una niña, entre muchas otras. No hablo por mí, sino por aquellos que no tienen voz se puedan hacer oír: aquellos que han luchado por sus derechos. Su derecho a vivir en paz. Su derecho a ser tratados con dignidad. Su derecho a la igualdad de oportunidades. Su derecho a la educación. Queridos amigos, el 9 de octubre de 2012, un talibán me disparó en el lado izquierdo de la cabeza; dispararon a mis amigos, también. Pensaban que las balas nos iban a callar, pero fracasaron.

 

Y de ese silencio surgieron miles de voces. Los terroristas pensaban que iban a cambiar mis objetivos y hacerme dejar mis ambiciones. Pero nada ha cambiado en mi vida, excepto esto: la debilidad, el miedo y la desesperanza murieron. Nació la Fuerza, el poder, el coraje. Yo soy la misma Malala: Mis ambiciones son las mismas, mis esperanzas son las mismas. Y mis sueños son los mismos. Queridos hermanos y hermanas: no estoy en contra de nadie.

 

Tampoco estoy aquí para hablar en términos de venganza personal contra los talibán o cualquier otro grupo terrorista. Estoy aquí para hablar en nombre del derecho a la educación de todos los niños. Quiero educación para los hijos e hijas de los talibán y los terroristas y extremistas. Ni siquiera odio al talibán que me disparó. Incluso si tuviera un arma en la mano y él estuviera de pie frente a mí, no le dispararía.

 

Esta es la compasión que he aprendido de Mahoma, el profeta de la misericordia, Jesucristo y Buda. Este es el legado de los cambios que he heredado de Martin Luther King, Nelson Mandela y Mohammed Ali Jinnah. Esta es la filosofía de la no violencia que he aprendido de Gandhi, Bacha Khan y la Madre Teresa. Y este es el perdón que he aprendido de mi padre y de mi madre.

 

Esto es lo que mi alma me dice: estar en paz y amor con todos. Queridos hermanos y hermanas, nos damos cuenta de la importancia de la luz cuando vemos oscuridad. Nos damos cuenta de la importancia de nuestra voz cuando somos silenciados. De la misma manera, cuando estábamos en Swat, al norte de Pakistán, nos dimos cuenta de la importancia de los lápices y libros cuando vimos las armas.

 

Las niñas tienen que hacer el trabajo infantil doméstico y se ven obligadas a casarse a una edad temprana. La pobreza,la ignorancia, la injusticia, el racismo y la privación de sus derechos básicos son los principales problemas que enfrentan mujeres y hombres. Hoy me estoy centrando en los derechos de la mujer y la educación de las niñas, ya que ellas son las más afectadas. Hubo un tiempo en que las activistas pidieron a los hombres que lucharan por ellas. Pero esta vez vamos a hacerlo por nosotras mismas. No estoy diciendo que los hombres se aparten de hablar sobre los derechos de la mujer; me estoy enfocando en que las mujeres sean independientes y luchen por sí mismas….

Y termina Malala diciendo: “…tomaremos nuestros libros y lápices porque son armas más poderosas. Un niño, un maestro, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo. La educación es la única solución”… Y por eso le dieron el Nobel de la Paz, porque esa solución es la necesaria no sólo para Pakistán, sino para Michoacán, México y el mundo entero.

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