Editoriales

Niños / Teodoro Barajas Rodríguez

El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas
El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas

Si partimos de la premisa que la etapa infantil es la futura realidad de los seres humanos entonces se requiere la construcción de otras políticas públicas que les liberen de más amenazas, aunque más que eso requieren amor

Morelia, Michoacán, 01 de mayo de 2016.- La niñez y sus estampas genuinas, refrescantes por el incentivo de la espontaneidad y la transparencia, se toma distancia del mundo de los adultos y sus lugares comunes que en muchos casos resultan vacíos.

El Día del Niño es el marco creado ex profeso para celebrar a los infantes, renovar los votos de la esperanza en el futuro mejor, la plenitud de la ingenuidad, la etapa dulce en la que fluyen invariables las novedades del ciclo vital.

Cada época refleja variantes, en la actualidad encontramos nuevos fenómenos que muestran en muchos casos una realidad descarnada por distintos indicadores que nos señalan problemas en aumento, mismos que afectan ostensiblemente a los niños. Recién en nuestra entidad un niño murió tras ser golpeado presuntamente por sus compañeras de escuela.

La irrupción de la violencia en diversos puntos del país han provocado problemas serios en la comunidad infantil, muchos menores son utilizados para enlistarse en las filas del narcotráfico, algunos han debutado a temprana edad como sicarios, son significativos tales asuntos. Los narcocorridos exaltan delincuentes y en ocasiones se convierten en himnos que no cesan de escucharse.

Ante el bombardeo mediático de manifestaciones violentas se incuba más descomposición, misma que produce en gran escala la sociedad, indiscutiblemente los niños son un reflejo de su propio hogar si lo tienen, aunque muchos deambulan y sobreviven en la calle, allí aprenden de diferentes mentores.

En los últimos años se ha incrementado el denominado bullying, es decir el abuso entre los propios infantes en edad temprana, principalmente en escuelas, se lastima a niños lo cual ha generado más dificultades porque esos actos reprochables son exhibidos en redes sociales y el impacto negativo aumenta para destruir autoestima, en muchos casos las consecuencias son fatales. El bullying va de la mano de la discriminación, uno de los tantos rostros de la violencia.

En nuestro país los problemas que aquejan al sector infantil son diversos, por ejemplo la Unicef señala en un informe que diez millones de niños padecen pobreza alimentaria, otro dato oficial del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social indica que son 18 millones. Tal diagnóstico no deja de ser aterrador, aunque regularmente se desconfía de cifras oficiales porque suelen minimizarse información y estragos.

La violencia es otro problema que lastima al grupo vulnerable de los niños, se tiene estimado que anualmente se registran 153 muertes de infantes de los 0 a los 4 años por sus propios familiares.

Además otro número alto ha sido perjudicado por los pederastas, muchos de ellos de la iglesia, cuyos infractores viven en la impunidad con el potencial peligro que representan.

Por lo que se ve el Día del Niño es una fecha que celebra a este grupo de esperanzas humanas pero también nos lleva a prevenir y combatir los males que les dañan, si partimos de la premisa que la etapa infantil es la futura realidad de los seres humanos entonces se requiere la construcción de otras políticas públicas que les liberen de más amenazas, aunque más que eso requieren amor.

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