Editoriales

¿Revolución Mexicana? / Jorge Álvarez Banderas

El autor, Jorge Álvarez Banderas, es un prestigiado y reconocido Doctor y académico especializado en temas legales y fiscales, además de coordinador general del CIJUS de la UMSNH
El autor, Jorge Álvarez Banderas, es un prestigiado y reconocido Doctor y académico especializado en temas legales y fiscales, además de coordinador general del CIJUS de la UMSNH

La revolución considerada como un cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales de una nación, no necesariamente debe ser por medio de las armas, tal como aconteció el siglo pasado en México

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Morelia, Michoacán, 20 de noviembre de 2014.- La revolución considerada como un cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales de una nación, no necesariamente debe ser por medio de las armas, tal como aconteció el siglo pasado en México, después del hartazgo de la población, hacia un presidente hasta ese momento sempiterno: José de la Cruz Porfirio Díaz Mori.

El inicio de lo que se llama por antonomasia la “revolución mexicana”, suele ubicarse en 1910, aunque el comienzo de su despliegue total corresponde al año 1913, cuando al superar sus primitivos reclamos meramente políticos de la efectividad del sufragio y de la no-reelección, acogió principios de renovación social; triunfante la revolución “expidió” una nueva ley suprema, la promulgada el 5 de febrero de 1917, que a título de “reforma” sustituyó a la anterior, emitida sesenta años antes.

De manera coincidente en febrero de 1917 se desató la conmoción social más importante del siglo, al estallar la revolución rusa, que se apoderó de Petrogrado y de Moscú, desembocando en la abdicación del zar el 2 de marzo siguiente, la república proletaria se fundaba entonces por la insurrección del 7 de noviembre de 1917; para ese tiempo, en México se había dado fin a su revolución “social”, surgida como la otra, de profundas desigualdades, sin olvidar aquí la otra revolución, la que dio lugar a la Constitución en 1857: la revolución liberal de Ayutla, la que no se acompañó de una reforma al estado social y que fue eminentemente política.

Los movimientos armados siguientes a 1917 en México en la década de los años veinte, no merecen el nombre de revolución, porque no pretendían modificar los fundamentos constitucionales del Estado, sino solo dirimir por la violencia la sucesión en el mando, desde el puesto clave de la presidencia de la república hasta los cargos de elección popular de mínima significación; surge entonces el Partido de la Revolución Mexicana (PRM), hasta llegar a nosotros, a partir de 1946, con el nombre actual de Partido Revolucionario Institucional (PRI).

La cancelación de los festejos del 20 de noviembre en México, sugieren anular en el ideario colectivo, el que Madero haya persuadido a sus seguidores a tomar las armas en contra del gobierno de Díaz. ¿Por qué?

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