Sí roban autos, me consta / Teodoro Barajas Rodríguez

Muchos ciudadanos hemos sido despojados de nuestros vehículos de manera violenta, quedamos inermes ante los alcances de la delincuencia organizada o anárquica, acudimos ante la agencia del Ministerio Público sólo para quedar registrados pero no para recibir respuestas

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Morelia, Michoacán, 31 de julio de 2015.- Recién el gobernador Salvador Jara Guerrero dijo que en Morelia disminuyó el índice de robo de vehículos, así de categórico lo expresó el ex rector de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, el matemático que no politólogo.

Desconozco que realidad vive el jefe del Ejecutivo estatal, muchos ciudadanos hemos sido despojados de nuestros vehículos de manera violenta, quedamos inermes ante los alcances de la delincuencia organizada o anárquica, acudimos ante la agencia del Ministerio Público sólo para quedar registrados pero no para recibir respuestas.

Supongo que el cargo de gobernador  hace que no empaticen con los ciudadanos de a pie, es decir aquellos que no viajan en automóviles blindados ni llevan consigo guardaespaldas ni disponen de todos los recursos que provienen de nuestros impuestos.

Morelia vive un muy mal momento, los reportes diarios en la prensa así lo ratifican, robos, violencia y otros actos viles hacen que este tiempo se torne desesperanzador, esa es la verdad que no requiere maquillaje ni matices porque el saldo ha sido brutal, anuncios vienen y van pero la delincuencia permanece aquí sin mayores variaciones.

Hace  mucho tiempo Michoacán entró a un laberinto, a una fase de evidente descomposición, no hay por qué negarlo, son muchas las asignaturas que deben abordar las próximas autoridades aunque el tema de la seguridad es el que reviste mayor prioridad porque afecta todos los rubros como inversión productiva, fomento al empleo y más.

Muchos michoacanos en general y morelianos en particular han sido víctimas de los maleantes de mala entraña, esos sujetos que provienen de las sombras, roban, matan y nadie los castiga, con ello sólo se incrementan las estadísticas que miden la impunidad.

El momento no está para triunfalismos que la realidad desmiente, se ocupa de mayor trabajo, humildad y una entera responsabilidad, una coordinación eficaz entre los diferentes niveles de gobierno para realmente lograr avances, con ello se podría por lo menos soñar con el auténtico bien común de honda raíz aristotélica, la única que une a la ética con la política.