Editoriales

Sólo futurismo / Teodoro Barajas Rodríguez

El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas
El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas

La prioridad para nuestro país debiera ser solucionar el asunto de la violencia con todas sus ramificaciones, causas y consecuencias porque se trata de un tumor canceroso que hace metástasis y se apoya en la corrupción y la impunidad; no obstante a la clase política, al menos a una evidente mayoría, les importa la próxima elección

Morelia, Michoacán, 07 de agosto de 2016.- La prioridad para nuestro país debiera ser solucionar el asunto de la violencia con todas sus ramificaciones, causas y consecuencias porque se trata de un tumor canceroso que hace metástasis y se apoya en la corrupción y la impunidad; no obstante a la clase política, al menos a una evidente mayoría, les importa la próxima elección.

Los últimos registros en diversas regiones de nuestro país apuntan a brotes de violencia furiosa, asesinato de presidentes municipales, ejecuciones en cadena como sucedió en Cuitzeo y que derivado de ello está tras las rejas el presidente de Álvaro Obregón. El tufo de mafiosos es perceptible.

Aunque la narrativa cotidiana parece no asombrar a los integrantes de la clase política tradicional, esa oligarquía que toma decisiones que afectan a las mayorías, ellos viven del futurismo, se empeñan en revisar indicadores, se obsesionan con las encuestas. Ejercicios patéticos impregnados de frivolidad mientras México se derrumba.

Aparte de la violencia tenemos otros males que inciden desfavorablemente en la economía real como las alzas en la gasolina y las tarifas. Los “gasolinazos” comenzaron con Felipe Calderón y se mantienen con Enrique Peña Nieto, en su momento los diputados aprobaron las medidas aunque ahora muchos fingen amnesia.

El futurismo galopa en medio de un presente que ha registrado signos preocupantes porque está latente el riesgo de estallidos sociales, confrontaciones que abonan más a un caos que genera consecuencias.

La vulnerabilidad de los municipios ante el crimen es una lectura importante porque continúan los registros de violencia contra ediles, Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Chiapas tiene diversos ejemplos al respecto.

Violencia e inseguridad parecen ser paridas por la impunidad y la corrupción como los componentes que reflejan la crisis expandida del estado mexicano.

Está claro que no somos un país de leyes sino de soslayos, no una nación que presuma un auténtico estado de derecho sino de simulación, los escándalos de corrupción no se castigan porque se diluyen, se apuesta a la desmemoria y entonces tales asuntos concluyen en anecdotarios.

Muchos temas cuyo tratamiento es imperativo se desdeñan o se abordan con reserva, nos referimos a la rendición de cuentas y la transparencia porque cualquier democracia de calidad procura ejercer dicho binomio. Se ocupa de una verdadera voluntad política, de lo contrario seguiremos coleccionando discursos huecos, oportunistas pero carentes de praxis, seguirá corriendo la sangre y viviremos en el inframundo.

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