Editoriales

Tragedias evitables / Teodoro Barajas Rodríguez

El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas
El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas

Los dramas recurrentes en nuestro país son marcados por la desgracia aunque también por un espíritu solidario a prueba de todo, el mexicano promedio no se sustrae de las avalanchas amargas como sucedió recién en el hospital Materno Infantil de Cuajimalpa que se colapsó una mañana fúnebre

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Morelia, Michoacán, 01 de febrero de 2015.- Los dramas recurrentes en nuestro país son marcados por la desgracia aunque también por un espíritu solidario a prueba de todo, el mexicano promedio no se sustrae de las avalanchas amargas como sucedió recién en el hospital Materno Infantil de Cuajimalpa que se colapsó una mañana fúnebre.

Se han reportado tres muertos y cerca de una centena de heridos, no se pueden cotejar cifras al momento, lo cierto es que se trata de un hecho que pudo evitarse, como muchos otros, pero el peso de la realidad nos hace sentir los efectos no las causas.

De nuevo el drama derivado de una tragedia inesperada como letal, la capital del país registró una aciaga tarde en que una pipa de gas desencadenó el siniestro para agregar nombres y vidas a una lista de muerte, las preguntas recurrentes retornaron, por qué no existe la cultura de la prevención, el gobierno del Distrito Federal no tuvo capacidad de respuesta, al final quienes se volcaron para apoyar a los afectados fueron los ciudadanos de a pie, como suele suceder ahora y siempre.

El terremoto devastador del 19 de septiembre de 1985 fue un parteaguas, miles de muertos vistieron de luto las gigantescas planchas de la antigua Tenochtitlán, las instancias gubernamentales quedaron pasmadas, fue literalmente el pueblo quien demostró la fuerza solidaria para apoyar a quienes quedaron sin comida ni techo, la administración de Miguel de la Madrid se pintó de gris, color que nunca le abandonaría en su trayecto.

Al sucederse una tragedia, como también se registró en la guardería ABC de Sonora, se desnuda la negligencia gubernamental que raya en lo criminal, las preguntas son interminables sólo que las respuestas no aparecen, por qué no tenemos una cultura de prevención en materia los desastres, por qué los gobiernos no tienen la capacidad de respuesta para casos como los citados.

Los héroes anónimos marcan la diferencia, parece que brotan de la nada para involucrarse en todo, y vaya que ese apoyo es determinante.

Cientos de personas fueron rescatistas, algunas fotografías son testimonial allí en Cuajimalpa, algunos de esos héroes no son conocidos porque ni fueron entrevistados en los medios ni aparecen sus fotografías, pero su aporte es incontrovertible.

Son muchas las tragedias que podemos citar, cuya lista resultaría interminable, la autoridad suele actuar de manera reactiva, no se activan a tiempo los protocolos, parece que todo se hace a trochemoche, como sea, como caiga, sin sentido.

Lo deseable es que no tengamos más luto en un país que desde hace años lo padece cotidianamente, no más tragedias que bien puede evitarse, los impuestos que pagamos millones de mexicanos deben canalizarse para contar con mejores servicios que preserven la vida.

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