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Cartelera Retrospectiva / Espacio interior

Tal vez haya un sector de la audiencia que se identifique con este “mensaje”, pero para quienes pasamos de los temas de autoayuda es una película totalmente prescindible
Tal vez haya un sector de la audiencia que se identifique con este “mensaje”, pero para quienes pasamos de los temas de autoayuda es una película totalmente prescindible

Espacio interior hace su esfuerzo pero no es suficiente. Todo el dramatismo, la violencia y la crueldad que encierran una situación como la que nos presenta, se convierten en pocos minutos en una especie de manual de superación personal

Morelia, Mich., 01 de agosto de 2013.- Presentada con relativo éxito en la edición del 2012 del Festival de Cine de Guadalajara, donde ganó el premio a Mejor actor para Kuno Becker (en la categoría Ficción Mexicana); se estrenó por fin en cartelera Espacio interior (2012), la ópera prima de Kai Parlange Tessman, que en pocos días ha generado opiniones encontradas y fue estrenada con 72 copias en quince ciudades del país.

Con guión del propio Parlange y Pierre Favreau, basado en un hecho real (la película hace mucho énfasis en ello), el secuestro de un adinerado arquitecto a principios de la década de 1990 y sus más de nueve meses en cautiverio, hasta su fortuito escape por un descuido de los delincuentes. Espacio interior pretende hacer énfasis en como la fuerza de voluntad (el protagonista simula todos los días “correr un maratón”, dentro de su celda), así como las firmes convicciones religiosas del secuestrado, le impiden caer en el desánimo y la autocompasión.

Kuno Becker, principal promotor del filme, recalca que ésta no es una obra de denuncia sobre la inseguridad y la violencia que se han convertido en una constante en nuestro país; en cambio, intenta mostrar como una persona se sobrepone a las circunstancias más adversas y logra ponerlas a su favor. La elección del nombre del personaje, Lázaro (el que logra levantarse de entre los muertos, como se narra en la famosa anécdota de la Biblia), no es obra de la casualidad, sino que forma parte de las constantes menciones religiosas que aparecen a lo largo del metraje (“No moriré ni un día antes ni un día después de lo que Dios diga”, afirma el susodicho en una de las escenas).

La crueldad del confinamiento en un reducido espacio en el sótano de una casa de un populoso barrio poblano, la celda rayoneada con diagramas y dibujos, el ominoso sistema de circuito cerrado y la desesperante música que fastidia a todas horas desde una vieja radiograbadora no son suficientes para eliminar el halo de irrealidad que permea toda la cinta. Tan solo hay que observar detalles como que los captores se disfrazan con risibles túnicas al más puro estilo del Ku Klux Klan, además de que son poseedores de una notable ortografía, para darse cuenta que algo no cuadra en ese raro tono aséptico del filme.

Otro aspecto desconcertante son los efectos visuales que enlazan las escenas del interior de la celda con los recuerdos y ensoñaciones del protagonista, en los que se percibe cierto lucimiento innecesario que raya en la torpeza. Tan solo basta recordar un ejemplo reciente, La escafandra y la mariposa (Le escaphandre et le papillon, 2007), en donde una persona confinada a su propio cuerpo logra a través de sus remembranzas armar una narración sólida e interesante, sin necesidad de recurrir a vistosos efectos especiales. Algo que evidentemente no sucede en el largometraje debut de Parlange.

Sabemos de la imprescindible necesidad de financiamiento de los proyectos cinematográficos, pero cuando la empresa proveedora (en este caso Liverpool), exige que su marca aparezca en una escena “x”, metida con calzador, es grotesco e inadecuado. Por otra parte hay que reconocer el esfuerzo de Kuno Becker por tomar proyectos de relativo riesgo como éste. Incluso mucho se habló que bajó catorce kilos para interpretar a su personaje (sinceramente no es algo que se note mucho), pero hay algo en él, una rigidez o tal vez antipatía natural, que su desempeño siempre resulta poco creíble.

Espacio interior hace su esfuerzo pero no es suficiente. Todo el dramatismo, la violencia y la crueldad que encierran una situación como la que nos presenta, se convierten en pocos minutos en una especie de manual de superación personal. Tal vez haya un sector de la audiencia que se identifique con este “mensaje”, pero para quienes pasamos de los temas de autoayuda es una película totalmente prescindible.

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