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Cartelera Retrospectiva / Ladrones de la fama

Sofia Coppola no es definitivamente una directora que agrade al gran público, en cambio, su trabajo es más apreciado en los circuitos de arte
Sofia Coppola no es definitivamente una directora que agrade al gran público, en cambio, su trabajo es más apreciado en los circuitos de arte

En un tono distante y demostrativo, la película nos exhibe la apatía y la ignorancia de los adolescentes que viven obsesionados con el Facebook, las revistas de espectáculos, las marcas de ropa, el hip hop y las celebridades desechables

Morelia, Mich., 13 de agosto de 2013.- Sofia Coppola no es definitivamente una directora que agrade al gran público, un ejemplo de ello es Ladrones de la fama (The Bling Ring, 2013), quinto largometraje de la cineasta neoyorquina, cuyos números en su país de origen no dan ni para pagar las cuentas. En cambio, el trabajo de Coppola es más apreciado en los circuitos de arte, prueba de ello es que el filme fue estrenado en la sección Un certain regard del Festival de Cannes, generando revuelo y opiniones encontradas (después de todo, es mejor una discusión que la condena unánime).

Con guión de la propia directora, basado en el artículo The suspects wore Louboutins (haciendo referencia a los zapatos de suelas rojas preferidos por las ladronas), publicado por la revista Vanity Fair y escrito por la periodista Nancy Jo Sales, la película hace referencia a un grupo de adolescentes (cuatro chicas y un chico), quienes fascinados por la moda y el estilo de vida de las “celebridades”, deciden incursionar en sus elegantes mansiones, para beber, drogarse, además de tomar toda clase de prendas de marca y dinero en efectivo. Entre los anfitriones involuntarios de la banda se encontraron Paris Hilton, Lindsay Lohan, Megan Fox y Orlando Bloom. Los robos fueron tan osados y frecuentes que la prensa los bautizó como The Bling Ring.

Ladrones de la fama intenta retratar un mundo en el que la influencia que tienen los medios y las redes sociales en los adolescentes, es mucho mayor a la que tienen sus familiares sobre ellos. “En cuanto leí el artículo, pensé que sonaba como una película… creí que era tan fascinante y contemporáneo, que decía mucho acerca de nuestra cultura actual”, dice la cineasta. En cierta forma el filme reitera el interés de Coppola en los adolescentes privilegiados y desorientados, tal como lo vimos en Somewhere (2010) y María Antonieta (Marie Antoinette, 2006). Y fiel a su costumbre, la directora nos ofrece una película muy musical (aunque por momentos estridente), con temas de Sleigh Bells, M.I.A., Kanye West y por supuesto, Phoenix.

Para personificar a los integrantes de la efímera banda, se buscaron rostros poco conocidos, actores prácticamente debutantes, a excepción de Emma Watson (quien poco a poco va sacudiéndose el estigma de noviecita de Harry Potter), quien es la mayor y por lo tanto, la más experimentada del elenco. Los jóvenes actores realizan un trabajo creíble, lo que resalta el gran trabajo de la producción en ese sentido. También aparece por ahí Gavin Rossdale, el cantante de Bush, quien se mete de lleno a la actuación, tras el fracaso del último álbum de su banda.

En un tono distante y demostrativo, la película nos exhibe la apatía y la ignorancia de los adolescentes que viven obsesionados con el Facebook, las revistas de espectáculos, las marcas de ropa, el hip hop y las celebridades desechables. No es un trabajo que critique ese estilo de vida, de hecho la directora parece sentirse muy cómoda filmando ese ambiente. Más bien, Ladrones de la fama acusa una simpleza casi aterradora: las chicas roban mansiones, visten a la moda, van a fiestas y son atrapadas. Pero es innegable que la pasión por la nadería de Sofia Coppola es por momentos contagiosa, después de todo, no hay nadie que retrate como ella la frivolidad de la farándula y la falsa sofisticación de la clase alta estadounidense.

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