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Cartelera Retrospectiva / Renoir

Después del desastre que representó su incursión en el mercado angloparlante con el desafortunado thriller Afterwards (2008), Bourdos, necesitaba un cambio brusco en su carrera y con Renoir lo consigue
Después del desastre que representó su incursión en el mercado angloparlante con el desafortunado thriller Afterwards (2008), Bourdos, necesitaba un cambio brusco en su carrera y con Renoir lo consigue

Ésta película es una obra luminosa pero melancólica, un drama callado y preciosista enmarcado por una extraordinaria fotografía; es en suma, un trabajo muy recomendable y una de las imprescindibles del Tour de Cine Francés

Morelia, Mich., 11 de septiembre de 2013.- Uno de los trabajos que generó más expectativa en la decimoséptima edición del Tour de Cine Francés fue Renoir (2012), cuarto largometraje del cineasta galo Gilles Bourdos, un drama histórico que fue presentado como parte de la selección oficial de la sección Un certáin regard del Festival de Cannes, generando comentarios mayormente positivos entre la quisquillosa prensa francesa que año con año acude al mayor certamen cinematográfico del orbe.

Con un guión coescrito por el propio director, la película está basada en un trabajo elaborado por el cinefotógrafo Jacques Renoir, descendiente directo de la célebre familia de artistas franceses. La historia se centra en los últimos años de vida de Pierre-Auguste Renoir, quien deprimido por la reciente muerte de su esposa y aquejado por la artritis, vive en su casa de Cagnes confinado a una silla de ruedas. La monotonía del lugar se ve turbada por la aparición de Andrée, una atractiva pelirroja que será la última modelo del anciano pintor y servirá de inspiración para su hijo mayor, Jean, quien años más tarde sería un reconocido cineasta.

El filme no es una reseña biográfica, tampoco es un recorrido por la obra del más grande de los impresionistas. Más bien se centra en una etapa muy específica de los últimos años de Renoir, que a sus múltiples problemas, agrega el de la guerra que asola a Europa y que arrastra a miles de jóvenes a enfrentarse a una muerte casi segura, entre esos ilusos se cuentan dos de sus hijos, que sufrirán en carne propia las desgracias del conflicto bélico. La casa de Renoir, quien siempre detestó la guerra, es una especie de remanso en medio de un continente hecho trizas. Alrededor de su finca puede verse la desolación en los soldados que regresan del frente, demacrados, con rostros desfigurados y miembros amputados.

Es el año de 1915, aparecen las primeras emisiones radiales y las imágenes en movimiento empiezan a cobrar importancia (“A los franceses no les gusta el cine”, afirma con muy poca intuición el primogénito al enterarse del interés de Jean por la naciente industria). Renoir se conforma a partir de una serie de luminosas viñetas hogareñas: la luz, la cocina, el campo y la carne son parte de este mundo tan femenino que rodeaba e inspiraba al pintor. Un sólido elenco hace juego con la propuesta, pero quien luce en verdad formidable es el parisino Michel Bouquet, interpretando a un artista vibrante y contradictorio, que trabaja con un inusual vigor aún en el ocaso de su carrera.

Después del desastre que representó su incursión en el mercado angloparlante con el desafortunado thriller Afterwards (2008), Bourdos, necesitaba un cambio brusco en su carrera y con Renoir lo consigue. Es ésta una obra luminosa pero melancólica, un drama callado y preciosista enmarcado por una extraordinaria fotografía, es en suma, un trabajo muy recomendable y una de las imprescindibles del Tour.

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