Sucesos

Cardenal de Guadalajara autoriza celebración de Misa tridentina

El arzobispo de Guadalajara, Francisco Robles Ortega, señaló que en esa ciudad se permitió la celebración de la Misa tradicional en latín, también conocida como Misa tridentina o “Novus ordo”

Ciudad de México, 22 de septiembre de 2021.- Tras recibir “ininterrumpidamente amplia información de las resonancias” de la Misa tradicional en latín en su Arquidiócesis y en otros lugares de México, el Arzobispo de Guadalajara, Cardenal Francisco Robles Ortega, autorizó que se siga celebrando bajo la normativa del motu proprio Traditionis custodes.

En un decreto difundido este 21 de septiembre, el Arzobispo de Guadalajara señaló que en esa ciudad se permitió la celebración de la Misa tradicional en latín, también conocida como Misa tridentina o “Novus ordo”, desde muchos años atrás, siguiendo las normativas de San Juan Pablo II en su motu proprio Ecclesia Dei, y de Benedicto XVI en Summorum Pontificum.

Estas celebraciones, indicó, están confiadas a sacerdotes de la Fraternidad Sacerdotal de San Pedro.

El motu proprio Traditionis custodes (Custodios de la Tradición) del Papa Francisco fue publicado el 16 de julio de 2021, con el objetivo de regular la celebración de la Misa en la forma extraordinaria, es decir con el Misal anterior a 1970.

En una carta que acompaña y explica el motu proprio, el Santo Padre señaló que “me entristece el uso instrumental del Misal Romano de 1962, que se caracteriza cada vez más por un rechazo creciente no solo de la reforma litúrgica, sino del Concilio Vaticano II, con la afirmación infundada e insostenible de que ha traicionado la Tradición y la ‘verdadera Iglesia’”.

Con este documento, el Papa Francisco modifica las disposiciones dadas por su predecesor, el hoy Papa Emérito Benedicto XVI, en su motu proprio Summorum Pontificum.

Lejos de prohibir la celebración de la Misa tridentina, el Papa Francisco dispuso que cada obispo la supervise y apruebe.

En su decreto, el Cardenal Robles Ortega señala que “se autoriza que continúe la Misa antes mencionada según el Misal de 1962, con la única proclamación de las lecturas en lengua vernácula, utilizando la traducción de la Sagrada Escritura aprobada por la Conferencia del Episcopado Mexicano”.

Las celebraciones se llevarán a cabo sin agregar más a las ya establecidas. Terminado el tiempo de la pandemia se volverá a revisar su número en cada caso”, dijo el Purpurado.

Las Misas se celebrarán de forma cotidiana en el templo de Nuestra Señora del Pilar, mientras que se realizarán “en las ferias de la semana una sola Misa en la Capilla de Cristo Rey; y los domingos y martes en la parroquia de San Francisco Javier de las Colinas”.

Entre otras directrices, el Cardenal Robles Ortega determinó que los sacerdotes “que tuvieren intención de celebrar con el Misal Romano de 1962 deberán ser autorizados, caso por caso, de acuerdo con las normas del motu proprio” Traditionis custodes.

Estos sacerdotes, indicó, deberán “declarar formalmente”, en una carta firmada, que reconocen la validez y legitimidad “de la reforma litúrgica y de los dictados del Concilio Vaticano II y del Magisterio de los Sumos Pontífices”.

También deben reconocer “que la única expresión de la lex orandi del Rito Romano son los libros litúrgicos promulgados por los santos Pontífices Pablo VI y Juan Pablo II». Además, deben comprometerse a “celebrar ordinariamente según la norma de los libros litúrgicos promulgados por los santos Pontífices Pablo VI y Juan Pablo II”.

El Purpurado dijo a los sacerdotes de la Arquidiócesis de Guadalajara que “es mi deber pedir a todos un compromiso renovado para que procuren ‘que cada liturgia se celebre con decoro y fidelidad a los libros litúrgicos promulgados tras el Concilio Vaticano II, sin excentricidades que fácilmente degeneran el abusos’, como exhorta el Papa Francisco”.

La sana tradición litúrgica, que ha impreso una huella inconfundible en nuestra Iglesia local, es un huerto hermoso que hay que cultivar con nuevo amor y pasión, sin resignarnos a cansancios y perezas que -aún cuando de ordinario no degeneren en abusos graves- terminan por debilitar la fuerza formidable de la liturgia, de la que nace y se construye siempre la Iglesia”, expresó el Cardenal mexicano.

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