Editoriales

No al impuesto a la educación privada / Yadhira Y. Tamayo Herrera

Tamayo Herrera es abogada con maestrías en administración pública y políticas públicas (ITESM), ingeniería en Imagen Pública (CCIP); actualmente cursa el Doctorado en Derecho en la Universidad Panamericana
Tamayo Herrera es abogada con maestrías en administración pública y políticas públicas (ITESM), ingeniería en Imagen Pública (CCIP); actualmente cursa el Doctorado en Derecho en la Universidad Panamericana

Los padres de familia que pueden pagar sus colegiaturas hacen que el gobierno gaste menos en educación de lo que debería. Por eso, es una cosa absurda que dentro de la reforma hacendaria presentada por el Presidente Peña se pretenda gravar la educación privada con el 16% de IVA

México, D.F., 27 de septiembre de 2013.- Era 1985, el año del terremoto. Yo pasaba de la primaria a la secundaria. En Ixtlán sólo había una secundaria, la Secundaria Federal “Adolfo López Mateos”. Pasar a la secundaria era emocionante: atravesar a pie el pueblo de Ixtlán, para unirse con todos esos adolescentes que ya usaban corbata o las chicas que iban de uniformes de colores según el año que cursaban: rosa, azul cielo o guinda. Los de la primaria los veíamos obviamente mayores, libres, felices.

La secundaria está ubicada en el Llano, esos terrenos que ya son parte del ecosistema del geiser, todo un parque para nosotros. Lo malo era que en ese entonces, ésta secundaria ixtlanense no tenía maestro de matemáticas. Y muchos de los egresados de la secundaria, al ingresar a la educación media superior (casi todos en Zamora), reprobaban porque no sabían matemáticas. Y hasta ahí llegaban los sueños de ser médicos, químicos, contadores o abogados. Buscando sí tener un maestro de matemáticas, llegamos muchos jovencitos y jovencitas a ir a colegios a Zamora.

Hoy entre maestros faltistas, paristas y que le huyen a las evaluaciones, la historia no es diferente: millones de niños y jóvenes van a escuelas particulares no porque sea un lujo, sino porque sus padres están en la posibilidad de hacer ese esfuerzo.

¿Se le puede cargar la mano a un padre o una madre de familia que aspira y se esfuerza por darle a sus hijos la mejor educación que puede? ¿No dice la Constitución mexicana que dar educación gratuita es obligación del Estado mexicano?

Los padres de familia que pueden pagar sus colegiaturas hacen que el gobierno gaste menos en educación de lo que debería. Por eso, es una cosa absurda que dentro de la reforma hacendaria presentada por el Presidente Peña se pretenda gravar la educación privada con el 16% de IVA. La educación es una inversión, no un gasto como los chicles o el alimento a las mascotas, que también se propone le pongan este impuesto del 16% del IVA.

Mucho discurso de que la educación es la única forma de hacer crecer un país pero a la hora de los hechos, se demuestra insensibilidad, injusticia e incongruencia de los dichos con los hechos por parte de las autoridades.

Por un lado la educación pública sigue deficiente, ya hemos hablado de eso en muchas otras ocasiones. Y hoy, pretenden castigar también la educación particular.

Quiero hacer hincapié en el hecho de que educación privada no significa que sea de calidad, y tampoco el que la educación sea pública significa que sea mala. Conozco maestros maravillosos y comprometidos con sus alumnos que son del sistema público, y también conozco escuelas privadas de calidad pobre y que pretenden ser un buen negocio, pero ni a eso llegan.

Rodrigo Guerra, secretario general de la Federación de Instituciones Mexicanas Particulares de Educación Superior (FIMPES) dijo en entrevista al periódico El Economista, que de imponerle este gravamen a las colegiaturas con una tasa de 16%, “la matricula de nivel superior se reducirá en una tercera parte, al afectar a 400,000 estudiantes que demandarán un lugar en universidades públicas y le costarán al erario público alrededor de 22,000 millones de pesos al año, cuando el gobierno federal recaudaría apenas 11,000 millones de pesos anuales por concepto de este IVA”.

Los expertos en materia hacendaria escriben en sus columnas diciendo que esta propuesta del gobierno no es sincera, que es una moneda de cambio. Que la verdadera intención del gobierno no es cobrar este impuesto, sino que lo han puesto como medio de negociación para quitarlo a cambio de otra cosa. De cualquier manera, confío en que esta propuesta no pase.

En el gobierno pasado se logró un esquema donde se apoya a las familias con la educación logrando que las colegiaturas sean deducibles. Hay propuestas sobre que cada niño y joven en edad escolar reciba una especie de “vale de educación” y así los padres escogen a qué escuela quieren ir, ya sea pública o privada, laica o religiosa, bilingüe o trilingüe, cerca de casa o lejos de su casa, etc.

Porque en el fondo, la educación en México debe garantizarla el Estado. Sin embargo, hoy las políticas públicas en materia educativa van en sentido contrario: tratar a la educación como un artículo de lujo.

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