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“5.2 millones y contando” (Por: Víctor Hugo Ortiz Montalvo)

Adicional a los 5.2 millones que no concluyeron el ciclo escolar por COVID-19 y falta de recursos: 3.6 millones de estudiantes no se inscribió porque tenían que trabajar.

Morelia, Michoacán, 26 de marzo de 2021.- Con la llegada de la pandemia de la COVID-19 a nuestro país y el repunte exponencial de casos del nuevo coronavirus,  se han generado múltiples crisis que van más allá del tema de salud. Las medidas de confinamiento en nuestro país que fueron implementadas por el Gobierno Federal, los Gobiernos Estatales y las Autoridades Sanitarias a través de la estrategia nacional del llamado “Quédate en casa“, han sido elementos importantes que determinan la aparición de las múltiples crisis que en la actualidad enfrentamos. 

Y es que más allá de los 200 mil 862 fallecimientos que reporta el día de hoy la Secretaría de Salud a través de la Dirección General de Vigilancia Epidemiológica (DGE), la pandemia está causando una grave crisis económica, social y en materia educativa que preocupa de manera alarmante. 

En el rubro de la educación,  el Instituto Nacional de Estadística y Geografía mejor conocido por sus siglas como el INEGI; decidió durante el periodo del 23 de noviembre al 18 de diciembre del año 2020 llevar a cabo la aplicación de una estudio demoscópico que lleva por nombre: Encuesta para la Medición del Impacto COVID-19 en la Educación (ECOVID-ED 2020).

 La metodología de la encuesta aplicada incluye las siguientes variantes:

1.- Ciclo escolar 2019-2020.

2.- Ciclo escolar 2020-2021.

3.- Población estudiada: Niñas, niños, adolescentes y jóvenes de 3 a 29 años de edad, de las Instituciones educativas tanto del sector público como del sector privado de nuestro país. 

Al revisar los resultados de la Encuesta para la Medición del Impacto COVID-19 en la Educación (ECOVID-ED 2020), nos encontramos que 5.2 millones de estudiantes de entre 3 y 29 años de edad, no se inscribieron al ciclo escolar 2020-2021. Los estudiantes que forman parte del porcentaje anteriormente mencionado, manifiestan que la deserción escolar se debe a motivos relacionados con la COVID-19 y a la falta de recursos económicos y didácticos que les impidieron continuar con el proceso de enseñanza-aprendizaje de manera virtual.

De los 5.2 millones de estudiantes desertados, 3 millones corresponden al nivel de educación básica (prescolar, primaria y secundaria).

Se tiene que 1.3 millones de las personas desertadas decidieron no inscribirse al ciclo escolar 2020-2021 por que manifiestan motivos asociados a la COVID-19. Dentro de los motivos relacionados con la pandemia tenemos los siguientes: Enfermedad por COVID-19 de algún familiar, pérdida de algún familiar a causa de esta enfermedad, pérdida de empleo de los jefes de familia y un elevado porcentaje considera que el proceso de enseñanza-aprendizaje no se está llevando a cabo de manera correcta. 

A su vez 1.6 millones de los estudiantes desertados manifiestan que el abandono de sus estudios se relaciona con la falta de recursos económicos que les permita contratar y pagar servicios de internet y telecomunicaciones.

Adicional a los 5.2 millones que no concluyeron el ciclo escolar por COVID-19 y falta de recursos: 3.6 millones de estudiantes no se inscribió porque tenían que trabajar.

Los datos anteriormente mencionados nos muestran como el padrón de estudiantes registrados  paso  de 32.8 millones de estudiantes inscritos en el ciclo 2019-2020 a 27.6 millones de estudiantes inscritos en el ciclo escolar 2020-2021. 

 El abandono escolar ha afectado tanto a estudiantes de las instituciones públicas como privadas. 

A poco más de un año de que se implementara la estrategia educativa en modalidad virtual valdría la pena plantear las siguientes preguntas:

¿Cómo llegamos a estas estadísticas? ¿Cómo recuperar el abandono escolar que se ha generado con la llegada de la pandemia?

Preguntas difíciles de contestar pero que pueden encontrar una posible solución si todas y cada una de las partes involucradas en el proceso de enseñanza-aprendizaje hacen lo que les corresponde.

SEP.  Esta institución debe implementar a la de ya, una estrategia encaminada a evitar que las tasas de deserción escolar sigan incrementando. Se deben de diseñar técnicas educativas que no sean ajenas a las realidades existentes y que permitan que la educación llegue a las zonas geográficas donde no hay acceso a internet. No se trata de solo de cumplir con la impartición de sesiones educativas sino que estas sean de calidad y generen un verdadero aprendizaje.

Padres de familia. Sin lugar a dudas para que el proceso de enseñanza-aprendizaje mejore se requiere de la participación activa de los padres de familia, sobre todo en aquellos estudiantes que cursan con la educación primaria o secundaria, porque son estos los que mayor apoyo requieren. 

Autoridades gubernamentales.  Los Gobernadores, Legisladores y  Presidentes Municipales en turno, deben de poner su granito de arena para que los estudiantes en la medida de lo posible tengan acceso a internet, recursos materiales, tecnológicos y didácticos que necesitan en esta modalidad de enseñanza virtual. 

En un escenario lleno de tantas complejidades y en el entendimiento que  la estrategia nacional de vacunación maneja cifras sumamente bajas pues hasta el día de hoy se han aplicado poco más de 6 millones de vacunas contra la COVID-19 para un total de 126 millones de mexicanos; debemos entender que la pandemia va para largo. El regreso a las aulas se dará  cuando más de la mitad de la población logre estar inmunizada mientras tanto las clases virtuales continuarán. Ante este escenario el trabajo conjunto entre  las autoridades gubernamentales, las autoridades académicas, padres de familia y los estudiantes es la única estrategia que nos permitirá salir librados de esta crisis educativa que enfrentamos. Con unos cuantos raspones pero al fin de cuentas librados. 

De no haber este trabajo conjunto los casos de deserción escolar seguirán aumentando en proporciones trágicas que se convertirán en estadísticas lapidarias para nuestro país. 

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