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Ante realidad de violencia, necesario diálogo veraz y constructivo: Carlos Garfias

El arzobispo de Morelia y vicepresidente de la Conferencia del Episcopado envió un mensaje navideño a toda la comunidad de la Arquidiócesis, así como a los hombres y mujeres de buena voluntad

Morelia, Michoacán, 22 de diciembre de 2019.- Ante la realidad de violencia es necesario un diálogo veraz y constructivo, afirmó en rueda de prensa el arzobispo de Morelia, Carlos Garfias Merlos.

El también vicepresidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano envió un mensaje navideño a toda la comunidad de la Arquidiócesis, así como a los hombres y mujeres de buena voluntad.

En la noche de Belén, el Redentor se hace uno de nosotros, para ser compañero nuestro en los caminos engañosos de la historia, expresó Carlos Garfias.

A continuación, ATIEMPO (www.atiempo.mx), su portal de noticias y denuncias por internet, reproduce de manera íntegra el citado mensaje:

A TODA LA COMUNIDAD DE LA ARQUIDIÓCESIS DE MORELIA Y A LOS HOMBRES Y MUJERES DE BUENA VOLUNTAD:

Les saludo a todos con mucho cariño, deseando que la Paz del Niñito Jesús reine en sus corazones y en sus hogares. 

¡Gloria a Dios en los cielos y en la Tierra paz a los hombres de Buena Voluntad! 

Les felicito a todos con ocasión de esta Navidad 2019, los invito a que juntos contemplemos a Jesús, nacido en Belén, nacido de la Virgen María: «Hoy, en la ciudad de David, nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor» (cf. Lc 2,10-11). 

Queridos hermanos en estos días de Navidad escuchemos las palabras del ángel a los pastores y revivamos el clima de aquella Noche Santa, la Noche de Belén, cuando el Hijo de Dios se hizo hombre y, naciendo en una humilde gruta, puso su morada entre nosotros. 

En este tiempo navideño resuene el anuncio del ángel, que es también una invitación para nosotros a acoger al Salvador. 

Nosotros, hombres del hoy, no dudemos en recibirlo, es importante abrir mente y corazón a la Navidad de Cristo, acontecimiento de salvación que infunde nueva esperanza a la existencia de todo ser humano. 

«Despiértate, hombre: por ti, Dios se ha hecho hombre» (S. Agustín, Serm., 185). ¡Despiértate, hombre de hoy! Es Navidad, el Omnipotente se hace Niño y pide ayuda y protección; su modo de ser Dios pone en crisis nuestro modo de ser hombres; llamando a nuestras puertas nos interpela, interpela nuestra libertad y nos pide que revisemos nuestra vida y nuestro modo de actuar, nos invita a nacer y renacer nosotros mismos. 

¡Despiértate, hombre de hoy! Hombre moderno, adulto, joven, adolescente, niño y, sin embargo, a veces débil en el pensamiento y en la voluntad. ¡Despiértate, hombre de hoy y déjate llevar de la mano por el Niño de Belén! ¡No temas, fíate de él! 

La fuerza vivificante de su luz nos impulsa a comprometernos en la Construcción de la Paz, la cual nos impulsa a crear una nueva sociedad fundada sobre relaciones éticas, fraternas, solidarias y justas. 

¡Despiértate, hombre de hoy! Hombre que daña la sociedad y se daña a sí mismo con la violencia en todos sus campos: en esta Navidad sigo llamando a todos aquellos que olvidan que somos hermanos y van sembrado sufrimiento y muerte, a quienes llevan cargando sobre su conciencia tantas víctimas humanas: ¡Despierten y Conviértanse al Señor! ¡Vuelvan su rostro a Él! ¡Pidan perdón! y dejen que la Misericordia de Dios Niño les cambie la vida y nazcan -como Él- a una vida nueva. 

Que el amor del Niño Jesús guíe a todas nuestras familias y comunidades para comprometernos en la conciencia común de ser “familia” llamada a construir vínculos de confianza y de ayuda mutua. 

Pidámosle a Jesús Niño que en Navidad, ante esta realidad de violencia y de confrontación cerrada y agresiva, haya apertura y colaboración para el diálogo veraz y constructivo, la honestidad e integridad de vida, así como un comportamiento humano, basado en los principios de verdad, libertad, igualdad y justicia, que mira al bien común, camino sabio para la Construcción de la Paz. 

El Dios que se ha hecho hombre por amor al hombre sostenga a todos los que trabajamos en la Construcción de la Paz, que esta Navidad nuestro espíritu se abra a la esperanza contemplando la gloria divina oculta en la pobreza de un Niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre: es el Creador del universo reducido a la impotencia de un recién nacido. 

Aceptar esta paradoja, la paradoja de la Navidad, es descubrir la Verdad que nos hace libres y el Amor que transforma la existencia. 

En la noche de Belén, el Redentor se hace uno de nosotros, para ser compañero nuestro en los caminos engañosos de la historia. 

Tomemos la mano que Él nos tiende: es una mano que no nos quiere quitar nada, sino sólo dar y darnos todo. 

Entremos con los pastores en la cueva de Belén, bajo la mirada amorosa de María, testigo silencioso del prodigioso nacimiento. 

Que ella nos ayude a vivir una feliz Navidad; que ella nos enseñe a guardar en el corazón el misterio de Dios, que se ha hecho hombre por nosotros; que ella nos guíe para dar al mundo testimonio de su verdad, de su amor y de su paz. 

Con mucho cariño y alegría les expreso mi cercanía y mi felicitación en esta Navidad 2019, demos gracias a Dios y celebremos juntos estas fiestas, regocijémonos que el Hijo de Dios ha entrado en la historia. Su nacimiento es un brote de vida nueva y esperanza para toda la humanidad. 

En este tiempo de Navidad animo al Sr. Cardenal Alberto Suárez Inda, a los obispos eméritos, a mis obispos auxiliares, a los presbíteros, a los religiosos y religiosas, a los fieles laicos, a las autoridades civiles y a toda la sociedad, a que juntos reforcemos nuestros compromisos pastorales y sigamos siendo tierra buena, mujeres y hombres de buena voluntad, que con nuestro testimonio de vida y nuestro compromiso evangélico al servicio de nuestra Arquidiócesis de Morelia y de la sociedad, sigamos anunciando alegres el Evangelio para la esperanza, el amor, la verdad, la justicia y la paz en nuestro mundo de hoy.

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