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Demagogia y manipulación de las masas (Por: Alejandro Vázquez Cárdenas)

Como podemos ver en México tenemos un demagogo en el poder, y cuenta con una importante base de votantes fieles y acríticos. Ese es el gran problema. Ese es el reto que debemos vencer.

Morelia, Michoacán, 18 de julio de 2023.- La venerable Real Academia nos dice que Demagogia es “La práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular, y como segunda acepción es una degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder”.

Es innegable que los mexicanos hemos vivido bajo un régimen de demagogia, desde la creación del Partido Nacional Revolucionario (PNR) en 1929 por el expresidente Plutarco Elías Calles, mismo que cambió su nombre a Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 1946. El PRI con su demagogia fue el partido gobernante durante setenta años consecutivos, de 1930 a 2000. Fue reemplazado por el Partido Acción Nacional por dos sexenios, lo que no se reemplazó fue la demagogia, que con poco cambios siguió siendo la columna vertebral del sistema. Regresó el PRI por un sexenio, pero su proverbial corrupción determinó su derrota en las siguientes elecciones para dar lugar a la llegada de una secta llamada Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), cuyos integrantes llevaron -era previsible- la demagogia y la deshonestidad a niveles nunca vistos en la historia de México, ni tan siquiera en la época de Antonio López de Santa Anna.

Ahora bien, en cuanto a las masas y su manipulación S. Freud, Gustave Le Bon y el filósofo y sociólogo francés Gabriel Tarde tienen una explicación acerca de la inclinación, en realidad fascinación, que siente un individuo promedio por un líder carismático que seduce con sus discursos a una masa deseosa de creer.

La masa tiene por características el ser impulsiva, voluble y excitable. Para Freud la masa es guiada casi con exclusividad por el inconsciente. En su conjunto abriga un sentimiento de omnipotencia que hace desaparecer lo imposible, por lo que desconoce la duda. La masa carece de moralidad, no hay inhibiciones. Todos los instintos están a flor de piel y no es posible controlarlos. La masa jamás solicita verdades, lo irreal siempre prevalece sobre lo real. Siempre demanda ilusiones sin tomar en cuenta realidades.

Agregan estos estudiosos de la demagogia algunos datos interesantes; la devoción de los individuos jamás se le otorgará a una persona benévola sino a una personalidad tiránica que muestre fuerza, decisión y oprima vigorosamente. Esto es gracias a que a través de la obediencia el individuo débil gana identidad y la necesaria creencia de poder y voluntad.

La persuasión realizada por el líder convence a la multitud a la acción. Pero la argumentación persuasiva del líder sólo es válida para una determinada audiencia y es mérito del demagogo saber escoger el tipo de discurso adecuado a cada situación.

Las condiciones son diferentes pero los objetivos deseados son los mismos. A través del discurso se induce al público o masa a creer algo, se le orilla a razonar de la misma forma en que lo hace el orador y lo incita a actuar como su líder le pide. Del mismo modo a la masa se le persuade sobre las necesidades que ellos tienen, según el demagogo. Lo crucial para la multitud es la presencia de una figura central e inspiradora que los incite a la acción. El líder posee una energía que lo lleva a considerarse invencible, infalible y se auto-dota de un poder o autoridad sobre los débiles para imponerles la dirección que a su juicio es la correcta.

Freud y Le Bon enuncian que si los individuos dentro de la masa están ligados en una unidad, tiene que haber algo que los una. Este medio de unión es justamente lo característico de la masa por lo que la multitud sigue instintivamente a cualquiera que les prometa un mundo nuevo, mejor y libre de corrupción, un “cuarta transformación” signifique eso lo que signifique. El resultado final es una masa casi indivisible que seguirá al líder sin mediar razonamiento alguno, literalmente hasta la abyección

Finalmente un aspecto importante, el líder debe recurrir a un lenguaje elemental, claro y significativo para la masa. El uso de metáforas y mitos es de enorme valor, y para eso nada mejor que la Historia de Bronce mexicana con sus héroes y villanos perfectamente definidos. El líder debe exagerar, afirmar, repetir y nunca tratar de demostrar nada. Debe hacer creer a las masas que se comparten sus sentimientos, esto genera humanidad en el líder y lo transforma en el Mesías esperado, por lo que los fieles tenderán a imitarlo y hasta idolatrarlo.

Como podemos ver en México tenemos un demagogo en el poder, y cuenta con una importante base de votantes fieles y acríticos. Ese es el gran problema. Ese es el reto que debemos vencer.

Alejandro Vázquez Cárdenas

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