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Día de Asueto: La matanza de Tarecuato

La culpa no es de Bedolla; la culpa es de los tribunales electorales, esos a los que les tembló la mano y permitieron que el hampa organizada decidiera el futuro de Michoacán el pasado 6 de junio

Morelia, Michoacán, 10 de noviembre de 2021.- El 18 de octubre seis personas fueron asesinadas en la Cantina 25, en Morelia. El primero de noviembre, 11 jornaleros fueron torturados y ejecutados en Tarecuato, municipio de Santiago Tangamandapio.

No habían pasado 48 horas cuando un niño, de apenas ocho años, fue encontrado muerto en el Barrio de San Mateo, municipio de Uruapan.

Del primero de octubre al 1 de noviembre, es decir, en los primeros 32 días de gobierno de Alfredo Ramírez Bedolla, han ocurrido 254 asesinatos de acuerdo a las estadísticas del Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública, ninguno de ellos tan sanguinario como los ocurridos en Tarecuato, pueblo indígena sumido hoy en el dolor, la indignación y la impotencia.

Medios de comunicación han compartido en videos y entrevistas, el sentir de una pequeña comunidad que, por segunda ocasión en menos cuatro meses, es atacada de manera violenta por grupos delincuenciales, sin que ninguna autoridad policiaca haya logrado frenar el embate de la crueldad y el terror.

Los mismos habitantes han decidido denunciar cómo han sido sometidos. “La violencia es un cáncer que se ha ido metiendo en instituciones y personas, comienza desde el corazón”, decía en el sepelio de las once víctimas el párroco de la iglesia católica, en una suerte de homilía ocurrida en la plaza principal, donde los ataúdes sobresalían de entre las ramas, las flores y los globos blancos con los que fueron despedidos.

“Justicia para Víctor”, clamaba una joven que portaba una cartulina, mientras otra lloraba, abrazando la caja de madera donde uno de los cuerpos yacía inerte.

Los once jornaleros fueron asesinados en la antesala de la Noche a los Fieles Difuntos. Habían ido por panales de abejas para las ofrendas a las ánimas en una centenaria tradición que hoy quedó marcada con su sangre.

Fueron 6 casi niños, de entre 13 y 18 años de edad; un joven de 19 y cuatro adultos mayores de 30 años. Sus cuerpos, martirizados, con los rostros destrozados y el tiro de gracia en el cráneo, fueron localizados cerca del predio de Los Lavanderos, en Tarecuato, en un camino de terracería, del municipio de Santiago Tangamandapio.

“Sin justicia no hay divisiones”, rezaba otra de las cartulinas que decenas de jóvenes y mujeres, en su gran mayoría, portaron durante horas con lágrimas en los ojos, mientras la música seguía y las canciones se escuchaban rasgadas de tanto dolor y encabronamiento.

Un día después del crimen, los pobladores quemaron vehículos de carga en la carretera de Los Reyes-Jacona y mientras eso ocurría, en Uruapan la indignación detonó por la muerte de un pequeño habitante de San Lorenzo que nunca regresó al regazo de su madre.

20 horas después, sí, 20 horas después de localizados los cuerpos, el secretario de Seguridad Pública en el Estado, José Alfredo Ortega Reyes, en video, afirmó que “luego de los lamentables hechos ocurridos en la comunidad de Tarecuato, del municipio de Tangamandapio, hemos reforzado las actividades de patrullaje siempre un contexto interinstitucional con fuerzas militares, Guardia Nacional y nosotros para tratar de inhibir las actividades delictivas en esta región”.

Los habitantes no tardaron en desmentirlo. “Sí, vinieron unas patrullas, se tomaron la foto y se fueron”.   

Tarecuato está consternado. Michoacán está consternado y no, la culpa no es de Bedolla, ¿Bedolla, qué?, si algo ha demostrado el pobre hombre es que el cargo le quedó harto grande y que lo que menos tiene, es la capacidad, la visión y ni siquiera un plan para gobernar al estado, algo que no es nuevo: la pobreza de su quehacer institucional se puede ver a su paso por cada cargo público que ha ocupado, por tanto no se le puede responsabilizar por tamaña omisión.

La culpa no es de Bedolla; la culpa es de los tribunales electorales, esos a los que les tembló la mano y permitieron que el hampa organizada decidiera el futuro de Michoacán el pasado 6 de junio; los mismos que, a los abrazos, responden hoy con tortura y el tiro de gracia y qué importa si Tarecuato tiene otros datos.

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