DestacadasEditoriales

El destino común de la Hispanidad (Por: Adolfo Díaz Fernández)

Esto somos compañeros, ¡abrácenlo y regocíjense! somos esta maravillosa mezcla de españoles, indios y africanos. Debemos sentimos privilegiados por eso, porque es lo que nos dio la historia.

Morelia, Michoacán, 14 de octubre de 2020.- La pregunta que todo nacionalista hispano-americano debería formularse cada 12 de Octubre, durante los Festejos del Día de la Hispanidad –cuyo significado hoy, ciertos sectores victimistas y rencorosos quieren tergiversar arropados en estandartes indigenistas filosajones– es cómo y por qué, de ser un solo cuerpo organizado y poderoso que abarcaba un espacio territorial desde la Península Ibérica, el este de Canadá, el sur de Alaska, los actuales estados de Dakota del Sur y Dakota del Norte, y la Florida hasta Tierra del Fuego bajo una sola bandera, una lengua, una fe y una línea de sangre en común, pasamos a ser más de 20 (cuento a Portugal y el Brasil) Repúblicas Bananeras confrontadas entre sí, destrozadas moral y físicamente, subordinadas a un mismo enemigo, y emprobrecidas a niveles humillantes.

No puede entenderse el desastroso y sumamente triste destino de nuestras naciones sin conocer la influencia que nuestros enemigos tuvieron en esos procesos que llamamos “independencias”, que si bien estaban justificadas por la pésima administración y el terrible comportamiento depredador de la Dinastía de Sangre Extranjera, que aún se sienta en el trono de España, debemos remitirnos a los hechos. En algunos casos, como el de México y la Gran Colombia, las “Independencias” empezaron como un baño de sangre sin sentido que propalaba el odio entre los Cuatros Elementos Esenciales de nuestra identidad: lo indígena, lo español/peninsular, lo criollo/español americano y lo mestizo. Querían pues separarnos de nuestra mayoritaria porción hispano-romana que nos coloca como parte de Occidente y de la Latinidad, de los hijos de Roma, nuestros hermanos.

Pero gradualmente el Imperio de la Razón, la realidad, se impuso. En México surgió como líder de la independencia Agustín de Iturbide, quien guste o disguste fue el que logró consolidar el Movimiento de Independencia. Fue él quien consiguió Unificarlo, Ordenarlo y Conducirlo bajo el semblante de las Tres Garantías: el de la Unidad, la Religión Católica y la Libertad. Fue Iturbide quien consumó la Independencia de México, y sería de necios negarle ese mérito y reconocimiento, aunque bajo cierto prisma su proceder pueda ser criticable; fue Iturbide que con astucia y previsión, cual estadista y líder, entendió que la Independencia de la Nueva España era ya un hecho inevitable, pero supo también calmar los ánimos y hacer la paz para cesar con el derramamiento de sangre; y fue Iturbide quien nos legó la bandera cuyo significado con el pasar de los años se ha olvidado deliberadamente y por intereses ajenos a la Patria para manipular sus colores y su emblema, siendo sustituido por el significado que la Masonería ha pretendido darle a nuestra Enseña Nacional. Y por su parte en la Gran Colombia, Bolívar atendió a razones y supo, tristemente ya al final, llevar por buen cause su Movimiento de Independencia.

Y ambos, Bolívar e Iturbide –que habían pactado una Alianza Militar y Económica entre los nuevos estados formados, la Gran Colombia y el Imperio Mexicano, con miras a formar una Confederación Ibero-Americana– fueron debilitados y derrocados por traidores masones (en el caso de Bolívar sus hermanos de Logia) al servicio de Gran Bretaña y las Logias de Estados Unidos. Porque claro, los Movimientos de Independencia no fueron instigados y financiados desde Londres, Washington y París con el fin de dar a luz a nuevos Estados Nacionales fuertes y soberanos. El mejor ejemplo de ello son nuestros Hermanos del Cono Sur y Centroamérica, donde la Burguesía Contrabandista al servicio de Gran Bretaña, se empeñó en diseñar geográfica y políticamente naciones subordinadas, impotentes y pequeñas que después se enfrentarían entre sí en guerras deshonrosas para finalmente sellar con sangre la discordia y la división entre hermanos. El error de Iturbide se llama México, se llama Centroamérica; el error de Bolívar se llama Venezuela, se llama Colombia, se llama Panamá, se llama Ecuador; el error de San Martín se llama Perú, se llama Bolivia, se llama Chile, se llama Argentina, se llama Paraguay, se llama Uruguay.

De esta suerte, lo que debió haber sido un mismo Estado, se fragmentó primero en dos: la República de México y los Estados Unidos de Centroamérica, el primero perdería en una humillante y vil guerra más de la mitad de su territorio nacional, y el segundo se enfrascaría en otro baño de sangre igual de vergonzoso que finalmente daría origen a las 6 naciones que forman el Puente Centroamericano, al que más tarde se adhirió Panamá.

Lo que debió ser un solo Estado, se fragmentó primero en tres: Venezuela, Colombia y Ecuador, todos igual de endeudados con el Imperio Británico; el primero perdió territorio ante las potencias europeas; el segundo perdió Panamá y lo cedió a los Estados Unidos, donde se diseñó un Estado Vasallo que hasta la fecha le es fiel y sobre ese “nuevo estado” Theodore Rooselvelt construyó el Canal de Panamá para competir contra el Istmo de Tehuantepec en México; y el tercero se enfrascaría en conflictos fronterizos sin sentido contra el Perú, perdiendo territorio, destinado a ser un Estado Vasallo del que hoy su clase dirigente tiene el descaro de llamarse patriota después de haber dolarizado su economía.

Lo que debió y perfectamente pudo ser un solo Estado Nacional, se fragmentó en seis: Perú, Bolivia, Chile, Paraguay, Uruguay y Argentina; todos estos tras “consumar su indepedencia” lucharon entre sí; Perú se alió con Bolivia en la Guerra del Pacifico para enfrentar a Chile, guerra en la que Bolivia perdió su acceso al mar; después en otra guerra infame Argentina, Brasil y Uruguay invadieron el Paraguay, humillando a sus hermanos y asesinando a casi a todo varón paraguayo; después el Paraguay ha sostenido diversos conflictos fronterizos con Bolivia por el petróleo; y todos los estados de Sudamérica se han enfrentado aunque sea una vez en su historia, de diferentes formas y por diversas razones, al “imperialismo brasileiro”. Una verdadera esquizofrenia geopolítica, ya que la única forma en que Sudamérica puede librarse del doble imperialismo anglosajón es –como bien explica el Profesor Marcelo Gullo– que Brasil y Argentina comiencen a cooperar y caminar juntos.

¿Y España?, ¿Qué hay de nuestra pobre hermana perdida en Europa? Primero, como siempre gracias a las intrigas británicas, se vio obligada a enfrentar a nuestros hermanos luso parlantes con los que hizo la Reconquista, después perdió Gibraltar y tras las “independencias” americanas, ha pasado las de Caín como todos nosotros. Humillada y confrontada con su propia creación en América, destina a cargar con el enorme peso del nombre de “España” –cuando España éramos todos, tanto los de un lado del Atlántico como del otro–, cayó en un espiral de caos y de fracasos continuos que la marcaron para siempre. Poco menos de un siglo después de haberse perdido el Imperio, la Angloesfera, el Doble Imperialismo Anglosajón, la atacó y le arrebató Cuba, Puerto Rico y las Filipinas, bajo el mismo lema de “Libertad”, solo que en esta ocasión tuvo la decencia de hacerlo de frente –Empero, no escatimó en hacer uso de sus habituales artimañas y prácticas como las Falsas Banderas y el genocidio.

¿Y cuál ha sido desde entonces el destino de nuestros hermanos caribeños y asiáticos?

Tras eso, empezaron periodos de inestabilidad y luchas constantes por el poder en España, los reyes fueron y vinieron, se declararon dos repúblicas diferentes en menos de 60 años y no contentos con eso, desde afuera, desde Londres, desde Washington, desde París y desde Moscú se alentó la discordia. En nombre de Marx y el Proletariado se vulneró el Orden, la Justicia y la Paz. Pero el vasto pueblo español respondió, tuvo que enfrentarse a la otra mitad de su sangre, vivir el horror de que hermanos criados bajo un mismo techo se tuvieran que enfrentar entre sí en diferentes trincheras, triste y doloroso, sí, desgraciadamente necesario porque como el propio José Antonio Primo de Rivera ya había dicho: «Ante la ofensa contra la Patria o la Justicia no hay otra dialéctica más admisible que la de los puños y las pistolas».

Venciendo el Bando Nacional liderado por Francisco Franco –de quien pueden decirse toda clase de cosas, pero no puede negársele el reconocimiento de haber salvado España de las garras del Internacionalismo–, los españoles tuvieron que enfrentarse, con su nación destruida y un pueblo condenado a morir de hambre por el bloqueo anglosajón, a las tribulaciones de la Segunda Guerra Mundial.

I CULT FRANCISCO FRANCO DEL LIBRO A GOLPE DE SABLE DE GABRIEL CARDONA

Y algunos despistados podrán acusar a España de cobarde por no querer participar activamente en el conflicto, pero la realidad, como le explicó el propio Benito Mussolini a Hitler, es que no se le puede pedir a un pueblo con sus hogares destruidos y con raciones de pan apenas suficientes para el dia de mañana, entrar a una guerra porque sí y recibiendo a cambio solo las gracias. España supo manejarse entre tanta turbulencia y evitó perder todo en otra guerra, e inició la reconstrucción y la reconciliación, lenta, pero firme. En ese proceso participó activamente la Argentina de Juan Domingo Perón, que entendiendo que no es el espíritu gregario individualista el que crea la felicidad de los pueblos y la grandeza de las naciones sino el espíritu de solidaridad, apoyó a Franco y defendió a los españoles del embate anglosajón. Y si hoy, a pesar de todo, España está entre las 8 naciones más importantes del mundo, fue en gran parte gracias a la conducción de Franco y en una parte pequeña, más no menos importante, gracias al espíritu solidario e hispanista que encarnó el Justicialismo.

Tristemente hoy, otra vez, los derrotados, los resentidos, ascendieron al poder en España y no van dudar ni un instante en desmembrarla por completo –Pero yo tengo fe en que el pueblo español, nuestro hermano, retornará al ejemplo de Santiago, del Cid, de los Reyes Católicos, de Cortés y de José Antonio, y expulsará de nuevo a los invasores y castigará a los traidores.

El resumen de todo esto podría ser que, en nuestro afán, justo y entendible, de querer librarnos todos del Collar Visible de los Borbones, sacrificando la unidad y la paz que existía entre nosotros, caímos bajo las garras del Doble Imperialismo Anglosajón. Dejamos de tener Rey y supuestamente el Sistema de Castas quedó “abolido”, pasamos un siglo entero en guerras contra Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y nosotros mismos, conocimos el terror jacobino de los liberales que buscaba arrasar con todo y conocimos la imprudencia de los conservadores que no pudieron conservar nada, nos debatimos entre el centralismo y el federalismo, cambiamos las constituciones… Pero nunca dejamos de ser perros. Hoy tenemos otro collar, pero “invisible” y si se quiere ver más “cómodo”. Nuestra historia “independiente” tanto de este lado del Atlántico, como del otro lado, es la del fracaso y las traiciones con bellos, espontáneos y potentes destellos de luz que de tanto en tanto irrumpen en la escena y sirven de faro para nuestra raza.

Sin embargo, esto ya fue y no hay forma de cambiar la historia, pero sí podemos cambiar su rumbo, debemos mirar adelante. Pecamos mucho de melancólicos y de pesimistas. Nos cuesta entender que la Geopolítica es así: el que tiene poder va a evitar a toda costa y por cualquier medio posible que los que no tienen logren construirlo y al que logra construirlo lo va a poner contra las cuerdas para evitar que le supere. El conflicto es el estado más natural de la geopolítica, e incluso de la existencia humana. Los únicos interesados entonces en que la Unión y la Paz entre nosotros sea imposible son nuestros eternos enemigos, la Pérfida de Albión y sus amos sionistas. La Primera Gran Balcanización Hispana se dio en el Siglo XIX y hoy, Siglo XXI, los mismos que instigaron la primera, quieren provocar una Segunda Gran Balcanización, volviendo a enfrentar a los Cuatro Elementos Esenciales de nuestra identidad.

Tanto en España y Portugal, como en México hasta Argentina y Chile, los cachorros del Imperio Anglosajón, con las banderas de la Socialdemocracia y el monopolismo económico, disfrazados de “Marxistas” y de “Liberales” o como Caballos de Troya dentro del Nacionalismo, al que ahora adscriben por “moda”, promueven la atomización, la destrucción y la subordinación de nuestras patrias reviviendo rencores artificiales y alentando el conflicto civil. No saben, quienes caen en esta trampa, que solo el imbécil se ensaña contra las cosas. El hombre creador respeta todo lo que representa el esfuerzo humano, y procura conservarlo.

Y además de todo, atestiguamos hoy un enfrentamiento de proporciones colosales, primero entre las Élites de Conducción Nacional de potencias como Rusia y Estados Unidos contra la Oligarquía Financiera Internacional, y después el enfrentamiento un orden geopolítico Bipolar (China-EU) y otro Multipolar.

Pasamos por tiempos de crisis que a veces nos llevan a pensar que se acerca el fin de todo, pero son los tiempos de crisis los que precisamente deben fortalecernos y motivarnos a pensar en el futuro, pues como ya decía el Maestro de las Américas, José Vasconcelos: «Podrán vencernos, podrán humillarnos, pero hay un tesoro que nadie nos puede arrebatar: el porvenir».

Mirar adelante implica comenzar a entender la Geopolítica tal y como es, pensar en nuestras alianzas estratégicas y actuar de la forma en que el momento lo demanda. Como dije en mi anterior columna esto en gran parte implica entender que si no tardamos en ser la mayoría étnica de los Estados Unidos, para aprovechar eso, hemos de terminar con la discordia que existe entre nosotros y nuestro conflictivo vecino del Norte, que de sobrevivir a todos los embates que está sufriendo y de mantener su posición como Imperio, nosotros tenemos la tarea de conducirle por un nuevo camino, impregnarlo con nuestra cultura y evangelizarlo con nuestras ideas, para dotarlo de un espíritu noble, bondadoso y católico, para que pueda superar su fase depredadora y emprenda su fase generadora. Tal y como los primeros cristianos hicieron en su día con Roma.

Mirar adelante implica aceptar que los Imperios no vuelven, que el Imperio Español no volverá, y que la Unión y Fortificación del Mundo Hispano no significa someterse a Madrid ni que Madrid se someta a nosotros. No implica ya, como algunos ególatras quisieran, que uno vuelva a mandar sobre el otro. Ni humillación ni sumisión, es lo que debe motivar esto, pero sí nuestro grito contrarrevolucionario: Dios, la Fe Católica, la Unión entre Hermanos, la Justicia, la Belleza, la Verdad, el Amor y el Orden para marchar juntos de nuevo. Implica comprender el pasado, el presente y el destino que tenemos juntos.

Implica empezar a dejar de buscar respuestas en Berlín, Washington, Londres, Moscú o Pekín, y empezar a buscarlas en nuestras tierras. Implica dejar ir a Marx, a Smith, a Friedman, a Monroe, a Spencer, a los Positivistas, a Mussolini, a Hitler, a Lenin, a Mao, a Stalin, a la Doctrina Jutche o cualquier cabeza europea, anglosajona y asiática que intente o haya intentado imponernos una Ideología de Subordinación, y retornar a la Tradición, a lo Eterno y Superior, a José Vasconcelos, Francisco Madero, Manuel Ugarte, Arturo Jauretche, Jorge Abelardo Ramos, Oliveira Salazar, Getulio Vargas, Primo de Rivera, Ledesma Ramos, Onésimo Redondo, Lucas Alamán, Salvador Abascal, Juan Perón, Hipólito Yrigoyen, Ramiro de Maeztu, Víctor Haya de la Torre, Rubén Darío, Leonardo Castellani, Eliécer Gaitán, Pérez Jíménez, José Martí, Gustavo Bueno y ¿Por qué no? a las cabezas contemporáneas de nuestro mundo como Adrián Salbuchi, Lucas Carena, Agustín Laje, Patricio Lons, Marcelo Gullo, Salvador Borrego… y otros muchos, muchísimos, patriotas, hombres con ideas, honestos, apasionados y revolucionarios con los que se puede luchar en una misma trinchera porque construir, porque buscan darle forma y sentido a un Logos Soberano Hispano.

Esto, debo aclarar, no significa que debamos negarnos la lectura de personajes como Marx o Smith, ni mucho menos plantear una quema masiva de libros como hace hoy un colectivo supuestamente “humanista y tolerante”. La Tercera Posición debe ser tomista, y por ende anti-sectarista y anti-puritana, los nombres no deben asustarnos, pues si algo de verdad, bueno y práctico hay en el Marxismo, en el Liberalismo, el Anarquismo o el Fascismo ¿Por qué desconocerlo? ¡Al contrario! Hemos de rescatarlo y de ennoblecerlo, pero no para subordinarnos a esas ideas y las naciones que las profesan en un puritanismo abyecto, sino para crear una Doctrina propia para nuestro pueblo (Logos Soberano) y darle forma un Movimiento Nacional, o varios, que consumen la Gesta Heroica que nuestra raza, nuestro pueblo, demanda.

Y así cuando los Rusos, que con sus admirables pensadores y estrategas nos pregunten, ¿Cuál será pues el Eje de esta nueva Civilización que se alza desde América? ¿Los Mundos Precolombinos o el Mundo Hispano-Romano? Nosotros debemos contestar ¡Los dos! Porque no somos uno o el otro, somos Síntesis, somos la Raza Cósmica de la que habló José Vasconcelos, un Nuevo Mundo, una Nueva Civilización, que a mala suerte, marea en contra, y gracias al fracaso constante aprendió y ya no cometerá más los errores de unos y otros. Qué será pues Espada de la Cristiandad, Bastión de la Herencia Hispano-Romana y Precolombina, y Escudo de un Nuevo Occidente. El nuestro ya no puede ser un nacionalismo de exclusión como muchos plantean, ha de ser uno de inclusión, pero no en los términos que hoy los zurdos indefinidos o los liberaloides afeminados profesan, sino en el sentido de expandir y crear espacios para todos, que sacrificar a nuestra población no sea ya una opción ni en nombre de un Dios Vengativo ni en nombre del Becerro de Oro, pues eso hace 500 años que fue superado.

Que quede claro y en evidencia que aquí no triunfó el racismo darwinista, “meritocrático” y calvinista de los anglosajones. Que quede claro y en evidencia que aquí no triunfó el racismo talmúdico y de la predestinación de las almas que profesa el Sionismo. Que quede claro y evidencia que aquí no triunfó el Becerro de Oro. En la América Española triunfó la Santa Trinidad, triunfó la Virgen de Guadalupe, triunfó el espíritu de la Escuela de Salamanca, triunfó la bondad y el amor de los sabios frailes, triunfó Isabel la Católica, triunfó el Espíritu Guerrero de Cortés y de Cuauhtémoc, triunfaron los pueblos oprimidos que se levantaron contra sus crueles amos, triunfó el esclavo negro que encontró un nuevo hogar, triunfó Roma y triunfó Grecia

Somos el pueblo del Milagro de Empel y el Milagro de Lepanto, y si en aquella ocasión no fuimos derrotados gracias a la Voluntad y nuestra Devoción en la Virgen María y Jesucristo, estamos llamados a resistir, a no rendirnos y mantener nuestra fe intacta. Las provincias de la Patria, pero no de la pequeña y su nacionalismo de campanario sino de la Patria Grande que va desde el Río Bravo hasta Tierra del Fuego y abarca el Caribe y la Península Ibérica, están llamadas a reunirse de nuevo y aceptar su misión histórica: Salvar a Occidente de sí mismo.

Esto somos compañeros, ¡abrácenlo y regocíjense! somos esta maravillosa mezcla de españoles, indios y africanos. Debemos sentimos privilegiados por eso, porque es lo que nos dio la historia.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba