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El Evangelio Hoy: Soy testigo de Cristo muerto y resucitado

Cristo asume la condición humana para redimirla y elevarla a su dignidad divina, vive haciendo el bien, muere en la cruz y resucita.

Morelia, Michoacán, 27 de abril de 2020.- En tu vida. Cristo resucitado se hace presente muy cerca de sus discípulos que lo necesitan, hay muchas historias que contar.

Es una presencia grande y misteriosa que muchos no saben reconocer, como los apóstoles y discípulos.

Dios habla. Esta vida que palpamos sensible y breve sobre la tierra tiene un horizonte más amplio, otra dimensión espiritual, inmortal, como la de Dios.

Cristo vino a compartirnos la vida divina. Asumió todos los sufrimientos y la muerte de la vida terrena para redimirla y transformarla. Pasó haciendo el bien a los pobres, todo lo hizo bien. Afirman los testigos: “conforme al plan previsto y sancionado por Dios Jesús fue entregado,… Para clavarlo en la cruz”.

Satanás, sus sicarios y la raza perversa no tienen la última palabra porque el Padre Dios le dio la victoria, lo resucitó.

Por los pecados de los hombres, siendo inocente, las autoridades corruptas y perversas de su pueblo, supuestamente en nombre de Dios, de su ley e instituciones lo entregan a una muerte injusta, cruel, ignominiosa.

Cometieron contra él todas las injusticias, lo torturaron y le dieron la muerte de los criminales. En él se resumen todas las injusticias, crueldades y torturas que sufren los humanos. Cristo muere a manos de la injusticia, él es inocente. 

Pero Dios no lo abandonó al poder de la muerte, su resurrección había sido profetizada en el salmo 15 y de muchas maneras. Es el acontecimiento que predica Pedro a los judíos. La resurrección es el gran acontecimiento para el pequeño Resto de Yahveh, de los creyentes en Jesús.

Lo ha rescatado Dios -afirma la Carta de Pedro- con la sangre preciosa de Cristo… Al cual Dios había elegido desde antes de la creación del mundo… Lo ha manifestado en estos tiempos que son los últimos… Lo resucitó de entre los muertos y lo llenó de gloria”. 

No basta con aceptar la historia de la resurrección, hay que vivir la experiencia de Cristo resucitado. Es la experiencia que viene a cambiar la vida de los discípulos de Emaús, el resucitado camina con ellos y ellos no lo reconocen. Primero escuchan la palabra de Dios, lo reconocen luego en la fracción del pan y vuelven luego a la comunidad de los creyentes de Jerusalén.

Es la dinámica de quienes creen en Cristo: hay que dejarse alcanzar por Jesús resucitado, escuchar la Escritura, participar en la misa e integrarse a la comunidad de testigos de la resurrección. Es una experiencia fundamental y fundante de la comunidad.

Vive intensamente. Entra a la experiencia de Cristo resucitado, en algún lugar de espera, es esencial para tu fe.

Cristo está aquí. Es el Mesías resucitado, lo reconocemos al explicar la Escritura y partir el pan, en la asamblea de los discípulos.

El Evangelio Hoy: Primer anuncio de la resurrección, kerigma

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