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El papel de México entre globalistas y nacionalistas (Por: Alejandra Ortega)

La autora, Alejandra Ortega, es subdirectora general de ATIEMPO.MX, con amplia trayectoria en medios de comunicación de Michoacán
La autora, Alejandra Ortega, es subdirectora general de ATIEMPO.MX, con amplia trayectoria en medios de comunicación de Michoacán

México es una pieza importante en el juego estratégico, o guerra, entre ambos grupos en América Latina, dada la cercanía con EU; nuestro país se ha definido al haber firmado el Pacto de Migración de la ONU, que nos “alienta” a promover una migración ordenada y regular, pero no en beneficio de los mexicanos, sino de los centroamericanos

Morelia, Michoacán, 17 de enero de 2019.- Aunque los mexicanos estamos bastante ocupados con los problemas que, a estas alturas, ya se han hecho cotidianos debido al desabasto de la gasolina, que está pegando fuerte a once estados del país, incluido Michoacán; este no es lo único que está ocurriendo, pero sí lo que más nos tiene preocupados y distraídos a los ciudadanos comunes pues afecta nuestras vidas diarias, nuestros hábitos y rutinas.

Ayer se aprobó la creación de la Guardia Nacional, con el voto de morenistas, priistas y del Partido Verde, proyecto que no gusta a muchos, incluidos seguidores del presidente del país, pues se ha traducido como una militarización, que contraviene la ideología, sobre todo, de la izquierda, que ha bregado siempre por la no represión a los ciudadanos por parte de las instituciones de seguridad.

También, los diputados aprobaron incluir en el catálogo de delitos graves cualquier acusación de corrupción, misma que será castigada con prisión preventiva sin derecho a fianza, lo mismo que el robo de combustible o “huachicoleo”, dejando la puerta abierta a muchas situaciones que podrían no ser huachicoleo, aunque puedan parecerlo y ameritar cárcel. Pero eso sí, dejaron fuera de esta categoría delitos como robo a casa habitación o la desaparición forzada.

Todo esto tendrá repercusiones muy pronto, pero por ahora parece que lo que más nos importa es la falta de gasolina.

Tan claro es esto que tampoco hemos dicho absolutamente nada sobre las nuevas caravanas de migrantes que están por entrar a México esta misma noche, y es que lo peor que nos puede pasar es que empecemos a ver todas estas cosas como normales y que ya no levantemos la voz para exigir que esto se detenga o por lo menos, que el gobierno informe con datos duros qué es lo que se está haciendo al respecto y cuánto está costando al país la estancia de miles de centroamericanos que entran de manera libre al territorio nacional.

Se trata de una caravana que salió de Honduras y que en estos momentos se encuentra en Guatemala y a la que se le unieron migrantes de El Salvador y buscan llegar a Estados Unidos, en donde saben perfectamente bien que no se les dejará pasar, saben que hay un despliegue importante de fuerzas de seguridad que les impedirán cruzar y además, los migrantes saben muy bien que esos militares no juegan.

Como ya lo he explicado antes, estas caravanas no son genuinas por completo, están financiadas y organizadas por personajes bastante conocidos por aquellos que gustan de leer noticias e información internacional.

Pero esta vez se ve más clara la mano del verdadero operador: el magnate George Soros y su Open Society Foundation. Y es que tanto Mike Pence, vicepresidente de Estados Unidos, como el presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, han asegurado que el húngaro Soros es quien está detrás de todos estos movimientos humanos, pero no es el único, los servicios de inteligencia del país vecino del norte, han revelado que también Venezuela y Cuba están financiado esto, con la finalidad de desestabilizar el gobierno conservador de Donald Trump.

Y el asunto aunque suene chocante, tiene bastante lógica y bases, y es que se debe entender la reconfiguración del mundo hoy, que está claramente dividido entre globalistas liberales y los nacionalistas proteccionistas.

Soros desde hace muchos años ha estado financiando y orquestando las revoluciones de colores, que han provocado el derrocamiento de diversos gobiernos en el mundo para instaurar regímenes de izquierda y de extrema izquierda. Esto lo hace también con el acompañamiento de organizaciones, trasnacionales, bancos y financieras poderosas como BlackRock, Citigroup, JP Morgan Chase, o la Casa Rothschild.

Del otro lado están los países nacionalistas como Estados Unidos o Brasil y el propio Israel, que son apoyados por el israelí Benjamín Netanyahu, Henri Kissinger, Steve Bannon y Sheldon Adelson.

Así, estos dos fuertes grupos se disputan el control de los países. México aunque no figura en la escena mundial estratégica, es utilizado por los globalistas para generar problemas a Donald Trump y su gobierno, que ya de por sí tiene muchos.

Algunos integrantes del nuevo gobierno de México forman parte de este grupo de políticos e ideólogos latinoamericanos de la izquierda, estos que se han formado en el Foro de Sao Paulo, entre los que están los gobiernos de Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Cuba, aunque también formaba parte Brasil, pero luego del triunfo de Bolsonaro quedaron fuera y ya el presidente brasileño ha revelado que su país destinaba miles de millones de reales para financiar al grupo.

Cuba es quien crea este Foro de Sao Paulo, que podríamos decir que es un “think tank”, y lo financia junto con la CIA, sin embargo, detrás de la isla están también Soros e Irán que trabajan para desestabilizar a Trump y a los gobiernos nacionalistas.

Una forma de hacerlo es a través de las olas migratorias financiadas que tendrían efectos destructivos a mediano plazo, como ya pasa en varios países de Europa con los migrantes que profesan el islam y que están cambiando la manera de vivir y de pensar del europeo, siendo esto como una suerte de caballo de Troya.

México es entonces una pieza importante en el juego estratégico, o guerra, entre ambos grupos en América Latina, dada la cercanía con Estados Unidos y nuestro país ha aceptado esto y tomado parte al haber firmado el Pacto de Migración de la ONU, que nos “alienta” a promover una migración ordenada y regular, aunque no la nuestra, sino la de Centroamérica.

Sin embargo, esto no quedará aquí, el proyecto es bastante más grande que sólo obligar a México a que sea un país de puertas abiertas a todo lo que quiera entrar, hay bastante más en juego y el plan parece ser que México influya en los países centroamericanos para que sus gobiernos estén alineados con el grupo de los globalistas.

Así, las cosas apenas empiezan y sólo es cuestión de esperan un poco y estar atentos a las señales que den el gobierno mexicano, Estados Unidos y los países vecinos del sur.

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