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El periodismo y la objetividad (Por: Alejandro Vázquez Cárdenas)

Con más salud que nunca el periodismo de facción en México exhibe, sin pudor alguno, sus filias y fobias políticas y para ello, entre otros recursos, acude a la opinión sesgada, a la especulación, oculta o distorsiona los hechos llegando incluso a la mentira absoluta

«A los periodistas, la libertad de expresión les parece incluir la de preparar la puesta en escena de la información, según sus preferencias y según la orientación que desean imprimir a la opinión pública»

J.F. Revel

Morelia, Michoacán, 25 de agosto de 2020.- Con una buena carga de cinismo, en algunos círculos periodísticos se afirma: «No dejes que la verdad te estropee una buena noticia».  Evidentemente  estamos hablando de un periodismo manipulador, faccioso y carente de objetividad, situación que lamentablemente abunda en México.

Objetividad es, según el diccionario: «La imparcialidad con que se trata o se considera un asunto prescindiendo de las consideraciones y los criterios personales o subjetivos». 

A este respecto, es frecuente escuchar a cotizados periodistas, afirmar que la objetividad en el periodismo no existe; y si se les da suficiente cuerda llegan al extremo de señalarla  ya no como algo deseable, sino como una disfunción, un no-valor del  periodismo, cuando es exactamente lo contrario. El hecho de que los periodistas sean subjetivos, y que invariablemente interpreten lo que observan, no cancela la posibilidad de tener a la objetividad como un ideal a seguir;  Jean-François Revel, analista político y maestro de periodistas,  con más sensatez y conocimiento de causa  afirmaba que la  objetividad en periodismo si es posible, lo que no existe en la infalibilidad al escribir.

Es fácilmente demostrable, los que niegan la objetividad son básicamente los defensores bien sea del periodismo militante o del periodismo que cobra por callar, por lo tanto, por mera conveniencia insisten en afirmar que la objetividad no existe, llegando incluso a rechazar que esta siquiera sea una meta a seguir. Imagino que con estos pensamientos sosegarán su alma a la hora de cobrar por sus servicios.

La objetividad, en definitiva, es una meta, como lo es la justicia para el juez, o la curación para un médico. Son propósitos, ideales, sin los cuales no se podría funcionar.

El periodismo y la militancia en un determinado partido o corriente no se llevan, son dos términos opuestos y si me apuran diré que excluyentes. El periodismo es tomar distancia y la militancia es tomar partido, y eso definitivamente no es periodismo, es propaganda. El reciente caso del Dr. despedido de un semanario es un buen ejemplo.

El periodismo militante implica ocultar o distorsionar hechos y cosas que importan y afectan a la sociedad. Es decir, desinforman; y eso no es periodismo. Tampoco es periodismo aquel que defiende a toda costa a determinados poderes fácticos, en deterioro del interés público, por ese camino se llega  no al periodismo, sino a la simple publicidad y propaganda.

El periodismo faccioso es el periodismo militante llevado al extremo, ahí el maniqueísmo es  absoluto, los bandos se dividen en buenos y malos, “pueblo bueno” y “fifís”, gobierno bueno y “mafia del poder” sin puntos intermedios. 

Con más salud que nunca el periodismo de facción en México exhibe, sin pudor alguno, sus  filias y fobias políticas y para ello, entre otros recursos, acude a la opinión sesgada, a la especulación, oculta o distorsiona los hechos llegando incluso a la mentira absoluta. Para confirmar lo anterior solo basta echar un vistazo en los medios que apoyan al grupo actualmente en el poder, en sus planas y pantallas registran y magnifican ad nauseam la versión oficial  de cualquier acontecimiento; el más irrelevante de los actos es presentado como un gran logro. Los errores , y los muertos se minimizan o de plano se ocultan.

Sobre los pseudoperiodistas que puntualmente alinean en la primera fila de las misas mañaneras de López no vale la pena gastar una sola línea en ellos. Son marionetas sin voluntad,  extraídas de las sentinas del periodismo más abyecto. .

Los periodistas deben recordar que su obligación primaria es ser imparcial, objetivo, estar suficientemente informado del tema a tratar y no maquillar las noticias con el barniz de sus fobias. No hacerlo así los convierte en mercaderes de la información y condotieros del teclado

Concluyo: La esencia del periodismo es la búsqueda de la verdad, tal y como es, no como nos gustaría que fuera.  

Alejandro Vázquez Cárdenas

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