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El voto de castigo (Por: Diego Leal Corral)

Michoacán fue un caso excepcional de un estado donde el voto cruzado fue la mayor sorpresa. El elector michoacano supo leer la elección como un referéndum acerca de los gobiernos federal y estatal

Morelia, Michoacán, 07 de junio de 2021.- Hoy lunes amanecimos con resaca electoral. Números y más números, votos aquí y allá. Unos pocos festejan, la mayoría de los candidatos se lamentan. El resultado del domingo tiene muchas aristas y cada quien ve en ellos triunfos y pocos aceptan derrotas. Una vez más hay más candidatos que se proclaman ganadores aun sabiendo que los números no les favorecen y me parece que esa debe de ser una práctica que debemos desterrar. De nada sirve, una vez terminada la contienda proclamarte vencedor si finalmente tendrás que tragarte tu orgullo y tus palabras cuando el conteo final pase.

Michoacán fue un caso excepcional de un estado donde el voto cruzado fue la mayor sorpresa. El elector michoacano supo leer la elección como un referéndum acerca de los gobiernos federal y estatal.

Para el caso de las diputaciones federales, los michoacanos le dieron a la oposición 8 de 12 distritos federales, mientras que la coalición del régimen se lleva solamente 4. Con estos resultados se vislumbra el voto de castigo de los michoacanos al presidente López Obrador. Si bien la diferencia en escaños es significativa, un 2 a 1, en votos no lo fue tanto, 39% a 32%, lo que nos lleva a hacer un análisis más profundo y no quedarnos con lo superficial del resultado. Quien crea que estos resultados serán permanentes, más le valiera recordar las cifras de hace 3 y 6 años.

Para el caso de las elecciones locales, se vuelve a ver el voto de castigo en el caso de la gubernatura. Aunque aún se están terminando de contabilizar los votos, la tendencia le favorece al candidato de Morena, Alfredo Ramírez Bedolla, quien no obstante de entrar a la mitad de la campaña, logrará quedarse con la gubernatura, ya que el elector michoacano también emitió un voto de castigo al gobernador Silvano Aureoles.

Y es que en esta campaña hubo dos grandes relatos. El de Morena, era por el cambio y el castigo a Silvano Aureoles, mientras que el de la coalición fue por un Michoacán unido y un gobierno eficaz. A pesar de ser la elección más cerrada en la historia del Estado, el voto de castigo se impuso sobre la maquinaria estatal y es que para el PRD, Michoacán significaba la última carta que tenía en el mapa nacional. Con estos resultados, a partir de octubre, el PRD no tendrá gobernadores, mientras que MC tendrá al menos dos (a espera de ver los resultados en Campeche, donde la pelea es entre 3).

Sin embargo, la gubernatura ganada tampoco debe de verse como un gran triunfo. Si bien es el cargo político de mayor jerarquía, presupuesto y exposición, el Congreso del estado estará dominado por la oposición la cual retine 15 distritos por 9 de la coalición Morena-PT, con lo cual al menos la primera mitad del mandato de Ramírez, tendrá que negociar leyes, deuda y presupuesto. Habrá que ver si en el Congreso de Michoacán, la oposición vota unida o algún grupo parlamentario entra a las prácticas ya vistas en anteriores legislaturas de vender caro el voto a favor de las iniciativas y deuda del gobernador.

Así pues, como sucede en democracia, nadie gana ni pierde todo. Michoacán supo leer bien su realidad económico social, castigó a los que considera que le quedaron a deber y le dio a la oposición un contrapeso al próximo gobernante de Morena.

Los michoacanos nos hemos expresado, ahora le toca a los políticos cumplir con las expectativas creadas y las promesas hechas. Ya vieron los partidos que la volatilidad electoral en Michoacán es cosa seria y que la aprobación es temporal y para nada es un cheque en blanco. El balón está de su lado, no vayan a fallar el penalty.

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