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Franco: Asesino o santo (Por: P. Manuel Martínez Cano)

Los difamadores y calumniadores de este ejemplar jefe de Estado católico, tienen la gravísima obligación de reparar todo lo que han dicho ante Dios en el sacramento de la penitencia y ante la sociedad española y el mundo entero. Los miedosos ya tenéis vuestro propio castigo.

Madrid, España, 25 de febrero de 2021.- Me chirriaron los tímpanos cuando dos jóvenes católicos veinteañeros, hijos de familias católicas y militantes de un partido político católico, decían a unos adolescentes católicos: ¡Franco fue un asesino, Franco fue un asesino, Franco fue un asesino! Mi intervención les dejó estupefactos: ¡Franco fue un santo!, canonizado en vida por el vicario de Cristo en la tierra, Pio XII, quien inscribió a Franco entre los poquísimos miembros de la Suprema Orden de los Caballeros de la Milicia de Jesucristo, por los servicios meritorios prestados por el Caudillo a la Iglesia. Es el reconocimiento público de la religiosidad ejemplar y profesión pública de la fe católica del Caudillo por parte del Sumo Pontífice de la Iglesia. En ámbitos eclesiásticos esta condecoración era y es tenida como una canonización en vida.

En septiembre de 1936, el Papa Pio XI envió una bendición a cuantos se han propuesto la difícil tarea de defender y restaurar los derechos de Dios y la Religión. Los generales del ejército español, pusieron al frente de aquellos heroicos españoles, al general más joven, Francisco Franco Bahamonde, admirado y querido por los jefes y soldados que fueron los protagonistas de la última cruzada de la historia de España. Cruzada católica que fue el asombro y admiración de todos los hombres y mujeres de bien y hasta de los propios enemigos de la Iglesia.

Terminada la cruzada el 1 de abril de 1939 Pío XII anunció como una garantía de esperanza para el mundo católico de España: Los cristianos sentimientos de que ha dado pruebas inequívocas el jefe del Estado. Así mismo el Papa envió un mensaje de consagración por el don de la paz y la victoria, corona el heroísmo del pueblo español católico que se alzó en defensa de los ideales de fe y de civilización cristianas… este es el primordial significado de nuestra victoria. Al expresar su gratitud a los heroicos muertos en los campos de batalla manifiesta el Papa la razón de tanto heroísmo que fue en defensa de los derechos inalienables de Dios y la Religión. En 1943, ante el embajador de España,  Pío XII dijo entusiasmado: Hemos visto a Cristo triunfar en la escuela, resurgir la Iglesia de las ruinas abrasadas y penetrar el espíritu cristiano en las leyes, en las instituciones y en todas las manifestaciones de la vida oficial. Nos, finalmente, hemos contemplado a Dios presente otra vez en nuestra historia.

El Papa que convocó el Concilio Vaticano II, cuyo cincuentenario acabamos de celebrar, el 23 de julio de 1960,  después de oír el informe que daba, en su visita ad límina, el Vicario Apostólico de Fernando Poo , dijo: Franco da leyes católicas, ayuda a la Iglesia, es buen católico, ¿qué más se quiere?

En vísperas del Concilio Vaticano II, el Papa envió una bendición especialísima al Generalísimo, mediante un cardenal de la Curia Romana, mensajero de la gran estima y cariño del Papa a Franco. Juan XXIII alabó y exaltó la Unidad Católica de España.

Pablo VI, el Vicario de Cristo que clausuró el Concilio Vaticano II, en su mensaje a Franco del año 1968, manifiesta al Jefe del Estado español el debido aprecio por la gran obra llevada a cabo en favor de la prosperidad material de la Nación Española y por su interés eficaz en el resurgimiento de las instituciones católicas.

¡Franco fue santo!

Los difamadores y calumniadores de este ejemplar jefe de Estado católico, tienen la gravísima obligación de reparar todo lo que han dicho ante Dios en el sacramento de la penitencia y ante la sociedad española y el mundo entero. Los miedosos ya tenéis vuestro propio castigo.

Manuel Martínez Cano, mCR

(CON INFORMACIÓN DE: CONTRACORRIENTE).

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