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Golpe de Estado y traición (Por: Jorge Santa Cruz)

Lo que sucedió en Estados Unidos fue un golpe de Estado contra el todavía presidente en funciones, Donald Trump. Las grandes corporaciones mediáticas fueron las encargadas de ejecutarlo por órdenes del estado profundo. También fue una traición.

Ciudad de México, 09 de noviembre de 2020.- Lo que sucedió en Estados Unidos fue un golpe de Estado contra el todavía presidente en funciones, Donald Trump. Las grandes corporaciones mediáticas fueron las encargadas de ejecutarlo por órdenes del estado profundo. También fue una traición.

El golpe de Estado

El Diccionario panhispánico del español jurídico de la Real Academia Española define el golpe de Estado como «Destitución repentina y sustitución, por la fuerza u otros medios inconstitucionales, de quien ostenta el poder político». Esto fue lo que presumiblemente ocurrió en Estados Unidos.1

Resulta en verdad paradójico que los medios de comunicación que difundieron las fallidas encuestas preelectorales a favor de Biden fueran los mismos que lo declararon presidente electo, sin tener las facultades legales para hacerlo.

La cadena televisiva Fox encabezó el golpe. Pertenece a Rupert Murdoch (propietario también de los diarios The Wall Street Journal y The New York Post). Es sabido que Trump tiene a Fox como su referente informativo dada la abierta hostilidad que sufre de parte de CNN, ABC, CBS, NBC y demás medios alineados con el establishment de los Estados Unidos.

Cuando los números provisionales anticipaban un desplome demócrata en la costa este del país, de pronto, Fox dio el triunfo a Biden sobre Trump en Arizona y el escenario comenzó a cambiar.

En vano, el Partido Republicano en Arizona llamó a Fox News para que rectificara. Lo hizo cuando —según sus datos— aún faltaban 600 mil boletas por contar. Versiones periodísticas (no confirmadas por el autor del presente trabajo) indican que el mismo Trump llamó a Murdoch para que Fox corrigiera y que Rupert cortó encolerizado la comunicación telefónica.

Lo que siguió al golpe de Fox en Arizona fue un cambio lento, agónico, como si se hubiese planeado para torturar psicológicamente a Trump. Las cifras que daban una ventaja holgada al republicano sobre el demócrata en varios estados comenzaron a revertirse como si respondieran al libreto de una película de suspenso.

La traición

La Real Academia Española define a la traición como «Falta que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar o tener».2

¿Qué motivó a Murdoch a traicionar a Trump? La explicación de que lo hizo para tener los mayores niveles de audiencia es simplista. Sabemos, sí, que según datos preliminares de la agencia Nielsen, Fox llegó a sumar hasta 13.6 millones de televidentes en su horario estelar, algo inusitado para un canal de cable. (CNN tuvo 9.1 millones y ABC, 6.1 millones).3

El 15 de octubre pasado, 19 días antes de las elecciones, el Daily Beast publicó que Murdoch anticipaba una «aplastante victoria» sobre Trump. ¿La causa? Las pérdidas sufridas por su emporio mediático debido al que calificó como deficiente manejo de la pandemia de Covid-19 por parte del gobierno de los Estados Unidos.4

El factor dinero es el principal para Murdoch y para los demás magnates de Wall Street. Les gusta hacerlo fácil, rápido, sin interferencias, sin limitantes éticas y legales; Trump, ahora, es un estorbo para ellos.

Chris Myers, presidente de la firma de asesoría financiera Signum Global Advisor, lo dijo abiertamente: «Es difícil tomar decisiones a mediano y largo plazo sobre las asignaciones de capital, cuando no se sabe qué es lo próximo que decidirá la Casa Blanca».5

La corresponsal de la Deutsche Welle en Nueva York, Sabina Kessler, informó 13 días después del vaticinio de Murdoch que Wall Street había favorecido notablemente a Biden:

Wall Street no ahorra un centavo para apoyar a Biden. Las donaciones de la élite financiera a la campaña electoral rara vez han sido tan altas como este año. Por primera vez en una década, los bancos, las firmas de inversión y similares hurgaron más profundamente en sus bolsillos para los demócratas que para su competencia republicana. Esto es digno de mención simplemente porque, entre todos los sectores, el sector financiero destaca como el mayor financiador de campañas políticas.

Según el Center for Responsive Politics (CRP), las compañías financieras han donado 265 millones de dólares a los demócratas desde principios de año, casi 100 millones más que a los republicanos. “El sector financiero generalmente se considera una fuente confiable de dinero para el Partido Republicano”, explica Sarah Bryner, directora de investigación y estrategia del Center for Responsive Politics. “En este ciclo, sin embargo, la tendencia se ha revertido”.

También puede depender personalmente de Joe Biden que los demócratas disfruten actualmente de tanto apoyo del sector financiero. Desde el comienzo de su carrera política hasta 2009, el ahora candidato presidencial demócrata de 77 años representó en el Senado los intereses del estado de Delaware, conocido por su política fiscal favorable a las empresas. Se hizo un nombre como cabildero de instituciones financieras y compañías de tarjetas de crédito. “Delaware tiene muchas empresas grandes de Wall Street con las que Biden tiene relaciones y que confían en él”, dice el director de investigación Bryner. Y justo Trump le dio por eso a su rival demócrata el apodo de “Quid pro Joe”.6

Pero no sólo los supracapitalistas se desmarcaron de Trump. También lo hicieron políticos republicanos importantes. Mitch McConnell —líder del Senado— dijo que «asegurar que ganaste la elección es distinto al finalizar el conteo».7

Entre los republicanos que se distanciaron políticamente de Trump después de las elecciones figuran, asimismo, el senador Marco Rubio; el gobernador de Maryland, Larry Hogan, y el expresidente George W. Bush.

Otro que dio la espalda a Trump fue el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, quien tiene a su servicio al lobby israelí en Estados Unidos. (Este grupo de presión, encabezado por el Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos Israel apoyó abiertamente la candidatura de Trump en 2016).

Una vez instalado en la Casa Blanca, Trump procedió a cumplir las exigencias de Netanyahu: desconoció el acuerdo nuclear con Irán, trasladó la embajada de Estados Unidos a Jerusalén, aprobó los asentamientos judíos en Cisjordania, reconoció la anexión sionista de los Altos del Golán y alineó a los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Sudán en torno a Israel; además, trabajó para que Arabia Saudita y Omán reconozcan al estado judío (lo cual parece muy factible). Nada de eso le valió en la pasada elección.

Infobae dio cuenta de que Netanyahu felicitó a Biden y a su compañera de fórmula, Kamala Harris, con los siguientes términos:

Felicitaciones a Joe Biden y Kamala Harris. Joe, nos conocemos desde hace casi 40 años, nuestra relación es cordial y sé que eres un gran amigo de Israel. […] Espero poder, con ustedes dos, profundizar todavía más la alianza especial entre Estados Unidos e Israel.8

¿Qué sigue?

El escenario es complejo para Trump. Sus operadores ya interpusieron diversos recursos judiciales y la Corte Suprema tiene a seis jueces que se dicen conservadores y a tres más, liberales. En teoría, deberían votar a favor de Trump.

Joe Biden aún no es presidente electo. Kamala Harris, por ende, aún no es vicepresidente electa. La pregunta obligada entonces es la siguiente: ¿apoyará el poder judicial a Trump cuando los poderes fácticos internos y externos ya le dieron la espalda? Se ve difícil, pero no imposible.

El globalismo que hizo votar a los muertos para imponer a Biden y Harris tiene manera, también, de desestabilizar a la nación. Los antifa y los grupos feministas han dado pruebas de su poderío terrorista.

Si Trump quiere seguir en la Presidencia de los Estados Unidos tiene que negociar con el estado profundo y plegarse a él, o asumir una postura nacionalista ajena a tutelas internas y externas. Está claro, por lo demás, que el poder oscuro ya no lo quiere.

Si Trump se queda en la Casa Blanca y desafía al estado profundo enfrentará una guerra económica y financiera de dimensiones incalculables, mucho mayor a la que ha provocado el Covid-19 (que parece haber votado por Biden y Harris).

Recordemos que fueron los supracapitalistas los que provocaron la crisis de 1929 para evitar la reelección del presidente Herbert Hoover, quien tenía la voluntad de mantener a Estados Unidos al margen de la crisis europea que derivó en la Segunda Guerra Mundial y en el rescate de la Unión Soviética. Hoover era anticomunista. Franklin Delano Roosevelt era partidario de la Unión Soviética. Colocado Roosevelt en la Casa Blanca comenzó la recuperación económica interna como por arte de magia.

En el supuesto de que Trump gane la batalla judicial (demostrando que hubo infinidad de muertos que votaron por correo electrónico, que se eliminaron votos a su favor y que se falsificaron otros en su contra), estará en peligro de muerte. Allá no se andan con pequeñeces. Baste recordar el atentado mortal contra John F. Kennedy, en 1963.

El capital político de Trump está en los más de 71 millones de ciudadanos que votaron por él. Seguir, le daría la probabilidad de convertirse en un líder genuinamente nacional, ajeno al estado profundo y a la tutela israelí. Podría trabajar más por los granjeros, por los obreros y por la clase media. De igual manera, tendría amplio margen de maniobra en cuanto a la defensa de la vida desde el momento mismo de la concepción y, por supuesto, de la familia natural.

Un segundo mandato permitiría a Trump buscar una alianza con Rusia y delimitar las áreas de influencia con China, lo que supondría el fin del actual modelo global unipolar (para el que trabajan Biden y Harris).

Si Trump es expulsado de la Casa Blanca se retomará el modelo belicista y de control poblacional. Se favorecerán las guerras regionales, resurgirán los terrorismos radicales (como el del Estado Islámico) y se endurecerán los controles políticos, policiacos, económicos, financieros, religiosos y mediáticos, tanto dentro de los Estados Unidos como en gran parte del mundo.

Se favorecerán las migraciones para privar a las naciones de sus raíces culturales y de sus tradiciones e identidades particulares. Se impondrá definitivamente la dictadura de género y la familia natural será combatida sin piedad. La deformación sexual será obligatoria, lo mismo que el control de la natalidad (so pretexto de combatir el cambio climático).

Hoy, el estado profundo se dispone a entronizar a Biden en la Presidencia de los Estados Unidos. ¿Lo querrá de figura decorativa? Puede ser, pues cuenta con tres mujeres a las que ha dado mucho poder a cambio de que le sirvan incondicionalmente: Kamala Harris (operadora directa de George Soros), Hillary Clinton y Nancy Pelosi. A través de ellas puede hacer y deshacer.

Estados Unidos vive, quizá, la peor crisis de su historia reciente y su desenlace tendrá no sólo consecuencias nacionales, sino planetarias. El destino nos alcanzó.

Fuentes consultadas

  1. Real Academia Española. “Golpe de estado”. Diccionario panhispánico del español jurídico. (Año 2020. [Consultado el 8 de noviembre de 2020]). Recuperado de
    https://dpej.rae.es/lema/golpe-de-estado#:~:text=1.,quien%20ostenta%20el%20poder%20pol%C3%ADtico
  2. Real Academia Española. “Traición”. Diccionario de la lengua española. (Año 2020. [Consultado el 8 de noviembre de 2020]). Recuperado de
    https://dle.rae.es/traici%C3%B3n
  3. Bloomberg Wire. “50 millones de estadounidenses siguieron la elección presidencial por TV, la mayoría por Fox News”. The Dallas Morning News. (4 de noviembre de 2020. [Consultado el 8 de noviembre de 2020]). Recuperado de
    https://www.dallasnews.com/espanol/al-dia/estados-unidos/2020/11/04/50-millones-de-estadounidenses-siguieron-la-eleccion-presidencial-por-tv-la-mayoria-por-fox-news/
  4. Lachian Cartwright. “Rupert Murdoch predice una victoria aplastante para Biden”. Daily Beast. (Publicado el 15 de octubre de 2020 [Consultado el 8 de noviembre de 2020]. Recuperado de
    https://www.thedailybeast.com/fox-news-owner-rupert-murdoch-predicts-a-landslide-win-for-biden
  5. Sabina Kessler. “Wall Street abandona a Donald Trump”. (28 de octubre de 2020. [Consultado en Deutsche Welle]). Recuperado de
    https://www.dw.com/es/wall-street-abandona-a-donald-trump/a-55421534
  6. Íbid.
  7. El Universal. “Republicanos se desmarcan de dicho de fraude electoral de Trump”. (5 de noviembre de 2020. [Consultado el 8 de noviembre de 2020]). Recuperado de https://www.eluniversal.com.mx/mundo/republicanos-se-desmarcan-de-dichos-de-fraude-electoral-de-trump
  8. INFOBAE. “Benjamín Netanyahu felicitó a Joe Biden: ‘Nos conocemos desde hace casi 40 años, sé que eres un gran amigo de Israel”. (8 de noviembre de 2020. [Consultado el 8 de noviembre de 2020]). Recuperado de
    https://www.infobae.com/america/eeuu/2020/11/08/benjamin-netanyahu-felicito-a-joe-biden-nos-conocemos-desde-hace-casi-40-anos-se-que-eres-un-gran-amigo-de-israel/

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