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Iglesia y Poder: La Misa Tradicional (Por: Guillermo López Contreras)

La batalla ahora se está desarrollando en el campo de la misa de rito romano en sus dos versiones: ordinario o Novus Ordo (NO) y extraordinario o tradicional. ¿Por qué?

Morelia, Michoacán, 25 de enero de 2022.- Tristemente, estamos ante una competencia al interior de la Iglesia entre los llamados modernistas y tradicionalistas por aumentar la propia influencia sobre los creyentes y, en consecuencia, sobre la sociedad. No es menor esta lucha, esa es la base del poder que tiene la Iglesia en el mundo terrenal. Tampoco es una circunstancia nueva, baste con recordar la lucha entre el clero secular y el seglar durante las primeras décadas de la colonia en México.

La batalla ahora se está desarrollando en el campo de la misa de rito romano en sus dos versiones: ordinario o Novus Ordo (NO) y extraordinario o tradicional. ¿Por qué? Porque la misa es el evento público más importante que tiene la Iglesia Católica en Occidente. Es ahí donde se puede dar mensajes masivos y moldear la conciencia del individuo.

La diferencia fundamental entre un rito y otro es la flexibilidad que puede tener la celebración de la misa ordinaria. Esta característica permite introducir elementos que ayudan a los fieles a acercarse y a permanecer en el catolicismo, pero sin la correcta preparación y supervisión, las misas pueden contener graves excesos litúrgicos que incluso pueden desvirtuar varios puntos de la doctrina cristiana. 

En estos términos, el ala modernista de la Iglesia se siente más cómoda con la misa ordinaria porque han aprovechado esta ductilidad y la permisión de sus superiores para introducir variaciones conforme a sus propios objetivos y visiones. Cosa que difícilmente podrían hacer en la misa tradicional por su inflexibilidad.

Durante décadas la misa NO (la que todos conocemos, vaya) ha predominado en la Iglesia sin mayores problemas. Era un asunto secundario en la Iglesia. De hecho, Benedicto XVI había logrado apaciguar la petición de los fieles que pedían la misa tradicional dando un amplio permiso para celebrarla. El conflicto, por desgracia, ha surgido durante este pontificado.

El motu proprio Traditiones Custodes que el papa Francisco publicó en julio pasado y las recientes interpretaciones que el Vaticano ha hecho a propósito de varias dudas presentadas sobre el mismo motu restringen muchísimo el uso de la misa tradicional y prácticamente derogan las concesiones de Benedicto XVI. Esta nueva postura, sin embargo, no han sido argumentada teológica, doctrinal o jurídicamente, sino que han intentado sostenerlas con razones de orden práctico y de obediencia. Razones que han sido refutadas con facilidad por diversos comentaristas, obispos y cardenales.

A los mexicanos esto nos suena sumamente extraño y lejano porque raramente las misas NO en nuestro país han introducido variaciones escandalosas. Pero en algunos países, sobre todo en la Europa del norte (¡oh, sorpresa!) y, en menor medida, en Estados Unidos han llegado a excesos insospechados (como la bendición de parejas del mismo sexo o la “co-celebración” con mujeres). Como es lógico, la feligresía se ha retirado de estos lugares de culto y han encontrado refugio en las misas tradicionales, cuya rigidez impide manifestaciones indignantes. 

Por eso, es posible pensar que las nuevas restricciones impuestas por Francisco pueden responder a las presiones que hiciesen a principios del año 2021 varios obispos franceses (señalados como modernistas y probablemente a nombre de toda esa ala) quienes acusaron a los promotores de la misa tradicional de llevarse a sus celebraciones a la mayoría de los fieles mientras que las misas ordinarias mal hechas se vaciaban. 

Obviamente no se molestaron en analizar qué ocasionaba este fenómeno, ni reflexionaron sobre que ellos mismos son los obispos de la misa extraordinaria. Por desgracia, estos jerarcas modernistas necesitan que los creyentes vayan a la misa flexible donde sacerdotes allegados a sus visiones puedan introducir semana a semana, día a día, los temas de su interés, muchos de los cuales están muy alejados de la doctrina católica.

Y, ¿qué es occidente? (Por: Guillermo López Contreras)

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