DestacadasEditoriales

La bolsa de chícharos (Por: Lorena Galindo)

Tic tac, tic tac... Siempre he pensado que a mí me gustaría quedar en Morelia, porque allá al menos mi familia sí reza; los sobrinos no mucho, pero hay otros que sí.

Richmond, Columbia Británica, Canadá, 06 de enero de 2023.- Bueno, hoy les quiero contar que mi esposo, de repente me preguntó, ¿Qué piensas hacer con ese ángel?

Tengo un querubín que me regalé cuando cumplí 50 años; mi querubín lo mandé a hacer a Italia. Mi angelito está bien bonito, lo único que tiene es que es tan flaquito y yo lo esperaba más gordito, pero eso pasa cuando uno pide por ¡internet!

Pero está bien bonito.

La respuesta que le di a mi esposo fue que lo quiero en mi tumba. Mi esposo me dijo, asegúrate que nuestros hijos sepan qué es lo que quieres hacer.

Tic tac, tic tac… Siempre he pensado que a mí me gustaría quedar en Morelia, porque allá al menos mi familia sí reza; los sobrinos no mucho, pero hay otros que sí.

Pero sí hay mucha gente en Morelia que reza por las almas del purgatorio; acá yo no creo que sean tan solemnes con la muerte.

Mi papá en vida compró un gaveta en el templo de «La Cruz», pero esa gaveta es para 8 personas y nosotros somos 13 hermanos y plus, ¡nuestros padres!

Yo ya les dije a mis hijos que lo más seguro es que yo muera primero que ellos y de ser así, prohibido que vayan a tirar mis ¡cenizas! No se les vaya a ocurrir a éstos tirarme al ¡Río Chiquito de Morelia!

«Si ustedes me tiran por donde se les ocurra, yo voy a venir a jalarles las patas».

A mí me entierran y en mi tumba ponen mi angelito, pa’ que me cuide. O al menos, para que un curioso vaya a verlo y de pasada, me recen tantito.

Es tanta mi preocupación de que nadie vaya a rezar por mí, que me vaya a echar un buen tiempo en el ¡purgatorio! Entonces, una día pensé que una parte de mí se fuera a Morelia y otra se quede aquí.

Pero el Papa Francisco ha dicho que eso ¡no se debe hacer! La gente cuando se muere, o van las cenizas a la Iglesia o al cementerio. Nada de esparcir las cenizas, ni tampoco separarlas para que se queden aquí o acullá, porque vamos a resucitar.

Tenemos que estar en ¡un sólo lugar! Para nuestro mundo futuro.

Y si el Papa Francisco, que es tan ¡progre!, dice que hay que estar en un lugar sagrado, por algo ha de ser.

Pero, ¿qué tienen qué ver los chícharos con mi tema de muerte?

Esto lo saco a colación porque mi hermana Lulú, me contó que mi otra hermana, Rocío, había ido al mercado a comprar chícharos y compró ¡tantos!, que porque estaban baratos, pero cuando llegó a su casa, vio ¡tanto chícharo!, que pensó: «¿qué voy a hacer con tanto mentado chícharo?».

Pues se hizo a la tarea de organizar el congelador de su casa y poder guardar las grandes cantidades de chícharos.

Roció es muy práctica y tiene el don del orden. Ojalá yo fuera así y no una «tocha» como soy, que nada más con una «manita de gato» y por donde la suegra ve.

Pero mis hermanas no. Ellas son ordenadas. Bueno y Rocío con el orden que le caracteriza, así como su manera práctica, acomodó todos los chícharos y de ahí se le ocurrió una brillante idea y se la comunicó a mi hermana Lulú.

«Sabes, ya tengo la solución para que todos quepamos en la gaveta de La Cruz, hay que acomodar las cenizas en ¡bolsas Ziplock!, bien acomodadas, vamos a caber todos en la gaveta».

Yo pensé, me gasté mi dinero de mis 50 años, que me dio mi marido en un ángel y ¿voy a terminar en una bolsa ¡Ziplock!?

Bueno, ¡prefiero la bolsa Ziplock que el Río Chiquito!

Después de saber ¡de cuántas personas sus restos van dar al mar!

Y luego pienso, cuando como pescado, en un descuido, con esta mentada moda de esparcir muertos en el mar… Pienso, cuando como pescado, ¿qué tal si me estoy tragando un muerto? Igual y me vuelvo ¡caníbal! ¡No, Dios mío líbrame!

Ya no voy a seguir pensando, mejor, «el que nada sabe nada teme».

¿Limbo? (Por: Lorena Galindo)

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba