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Las mentiras y el periodismo militante (Por: Alejandro Vázquez Cárdenas)

No es necesario tener una bola de cristal para adivinar que un buen número de medios noticiosos, impresos y virtuales, se dedicarán a minimizar y distorsionar las actividades de la principal candidata de oposición

Morelia, Michoacán, 28 de noviembre de 2023.- No voy a descubrir el hilo negro ni el agua tibia; la difusión de medias verdades o mentiras completas ha sido una constante en muchos medios informativos de México. Recordemos que en un pasado no muy lejano las noticias eran controladas en un 90% por el sistema, vía estructuras de Gobernación. Los medios de que disponía el gobierno para manipular la información eran amplísimos; los más usados eran la compra de editorialistas para escribir alabanzas al régimen y ocultar sus fallas, apoyo económico a los medios «alineados” y en el caso de que algún medio intentara mostrar cierta independencia entraban las amenazas; económicas, laborales o físicas si era necesario. Imposible olvidar el papel del monopolio estatal de papel llamado Productora e Importadora de Papel S.A. PIPSA, estructura afortunadamente ya desaparecida (1998) que sirvió para controlar a los periódicos. Básicamente el Estado se constituía en el monopolio mexicano para la compra de papel al exterior y su distribución. Periódico que se atreviera a criticar al Estado, periódico que se quedaba sin papel. Así de sencillo.

Ya en la era de la Internet y las omnipresentes redes sociales se ha logrado una importante libertad de expresión que se nota en la prensa escrita, noticiarios radiales, y en la televisión de paga; poco en la televisión abierta. En el caso de los libros la independencia desde hace mucho es casi total, pues el sistema siempre ha sabido que el ciudadano mexicano no se distingue por su afición a la lectura de libros, los tirajes en México son bajos si los comparamos con los países europeos. Por cierto. ¿Alguien recuerda el virulento y documentado libro “Última llamada” escrito por Mauricio González de la Garza? Ahí se ponía barrido y regado al presidente López Portillo. ¿Que paso? Nada, absolutamente nada.

Actualmente observamos varias situaciones preocupantes; en algunos medios de comunicación como la televisión estatal, otros de la prensa escrita y muchos sitios en línea la presentación de noticias se hace con una enorme carga partidista, omitiendo o descalificando opiniones contrarias sin dar datos verificables y magnificando lo que convenga a su ideología. Mienten, descalifican sin argumentar, usan liberalmente la frase: «Autoridad moral» sin saber que eso, por sí mismo, no es argumento de nada, utilizan medias verdades y las completan con lo que mejor les convenga; sus caricaturistas se dedican, sin pudor alguno, a mentir, agredir e insultar a quien no piense como sus amos ordenan. Esto da por resultado un periodismo militante no confiable.

Nos salta una pregunta ¿Cómo logran estos mercenarios de la pluma un sesgo creíble?, fácil, terriblemente fácil, pues saben que el lector promedio no acostumbra cruzar y contrastar informaciones y entonces simplemente basta con que al reportar sobre un determinado evento omitan detalles o datos claves que permitirían al lector tener una visión más amplia y neutral de los hechos. Aquí la «objetividad», entendida como la presentación de una noticia de manera completa, se va a la basura. Otra manera de manejar el sesgo es utilizar como analistas a personas teóricamente imparciales, pero que se sabe van a hablar y sostener una determinada posición.

Ya ha iniciado oficialmente el periodo de las campañas electorales para las elecciones del 2024. Los ciudadanos padeceremos una enorme, brutal, tormenta de spots cargados de medias verdades y mentiras completas que rayan en el cinismo más abyecto, y lo más triste, todo pagado con nuestro dinero. Y no es necesario tener una bola de cristal para adivinar que un buen número de medios noticiosos, impresos y virtuales, se dedicarán a minimizar y distorsionar las actividades de la principal candidata de oposición, Xóchitl Gálvez, propagando medias verdades y mentiras completas con tal de afectar su campaña.

Ya lo hicieron con Ricardo Anaya cuando fue candidato a la presidencia de la República; grandes medios de comunicación, impresos, radiales, televisivos y cotizados periodistas de larga trayectoria se prestaron para propalar absolutas mentiras para dañar su imagen. Les funcionó, por lo tanto lo volverán a hacer. 

Ya lo estamos viendo. Recordemos dos frases, una de Álvaro Obregón: “Nadie aguanta un cañonazo de 50,000 pesos” y otra sin autor conocido: “Plata o plomo” que se traduce, “O te alineas o atente a las consecuencias”.

Ominoso escenario.

Alejandro Vázquez Cárdenas

Amanuenses y política. La sutil danza del periodismo partidista.

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