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¿López Obrador, nacionalista o comparsa del globalismo?

La 4T tiene poco margen para eludir, pero somos una de las principales economías del mundo. Esa es nuestra fuerza y se puede utilizar a nuestro favor, si Obrador quiere. Sólo falta que de verdad quiera.

Morelia, Michoacán, 26 de octubre de 2021.- En el mundo son cada vez menos los gobiernos que buscan defender los intereses de su país de los embates de los grupos de poder político y financiero supranacionales, mientras los políticos globalistas y progresistas parecen reproducirse en grandes cantidades por todas partes.

La razón de esto, es el enorme poder que han concentrado entes globales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial (BM) y que han generado al mismo tiempo un sinnúmero de organismos paralelos y otros que dependen directamente del financiamiento de esos gigantes para promover e implementar las políticas que éstos les dictan.

Así, las presiones a las naciones son verdaderas embestidas, que van socavando la soberanía e incrustándose en las esferas de poder local y nacional para desde ahí trabajar en la implementación de las agendas y políticas que beneficien a las esferas supranacionales.

Pocos luchan contra esto, pues no es un secreto que dichos entes financian a políticos y sus campañas. Es más, en muchas ocasiones los forman en ciertas universidades que pertenecen o son subvencionadas por esos mismos grupos de poder económico. De tal suerte, que se convierten en personas con lealtad absoluta o casi.

Hay ejemplos claros de ello como los “Chicago Boys” en Chile, o los egresados mexicanos de la “Ivy League” y que están siempre en las esferas más importantes del gobierno y la iniciativa privada.

Y aunque a muchos les guste pensar que en México tenemos un presidente nacionalista, la realidad es que no lo es tanto.

Si bien es cierto que Andrés Manuel López Obrador tiene ciertos rasgos que hacen pensar se trata de un nacionalista y patriota, por su defensa del petróleo y de la Comisión Federal de Electricidad (CFE); o porque no empleó políticas coercitivas en la pandemia de Covid, como hicieron casi todos los países del mundo; o por el caso de la explotación del litio, que su gobierno está buscando quede en manos de la nación y no de grupos extranjeros, también se debe reconocer que emite otras señales contradictorias.

Por ejemplo, ha firmado el llamado Acuerdo de París que obliga a los países a abandonar de tajo el uso y producción de petróleo y restringir la industria “ostensiblemente contaminante”, que al final, deja a los países suscritos con graves problemas para implementar las nuevas energías y toda la infraestructura que se requiere, obligando a las naciones, sí o sí a endeudarse… Con esos mismos organismos globalistas, FMI o BM. 

El canciller Marcelo Ebrard, también firmó otro pacto a nombre de México, el de Marrakech, por una migración constante y “ordenada”, que dio pie a las olas de migrantes centroamericanos, de África y Haití.

Y el mismo Obrador firmó la implementación de la Agenda 2030 que promueve la ONU, el FMI, BM y el Foro Económico Mundial, así como las cabezas visibles de Bill Gates o George Soros. Esto como un proyecto “transexenal” que había sido suscrito también por el ex presidente Enrique Peña Nieto.

Todo ello, contrario, contrarísimo a un nacionalismo o patriotismo, por donde se le quiera ver.

En todo caso, si él efectivamente es un presidente que busca el beneficio del pueblo, del país y su soberanía, su papel queda reducido a un “casi nacionalista”, pues lo cierto es que deja que pasen muchas cosas y que se implementen varios puntos de las agendas globalistas como el aborto, que la gran mayoría de la población rechaza, o el uso lúdico de la mariguana.

El tema fiscal, por el que se está ejerciendo un control muy severo, como nunca antes y que ahora alcanzará hasta a jóvenes de 18 años. Los derechos humanos, convertidos en defensa para delincuentes y también para sectores pequeños de la sociedad, como los grupos LGBT, que al final, son ciudadanos como todos los demás pero las ideologías les otorgan un velo de “vulnerables” y que en ningún otro gobierno se habían promovido tanto como ahora.

Últimamente también vemos la tendencia globalista sobre las vacunas. En un principio Obrador fue enfático en que no serían obligatorias y se vacunaría quién quisiera, sin hacer promoción de ellas, a pesar de tener la presencia de Hugo López Gatell todos los días en las “mañaneras” del presidente.

Sin embargo, en las últimas semanas el propio mandatario ha salido a recomendar, casi encarecidamente, a la población que se vacunen, porque las vacunas “sí son buenas y sí protegen”. 

Es claro que México está atado de manos ante esos grupos de poder que se encuentran tanto dentro como fuera del país. 

Por una parte, se trata de quienes financian las campañas y llevan al poder a los presidentes y por otra parte, el nuestro es un país que carece de fuerza militar y armamento, lo que nos hace vulnerables a la fuerza que se ejerce desde muchos flancos.

México no es una Rusia o una China, que a pesar de ser también objetos de esas mismas presiones, sí tienen manera de defenderse e incluso atacar.

El gobierno de México, la 4T, tiene poco margen para maniobrar y eludir, pero somos un país grande en tamaño y en población. Por ello, aunque haya una crisis económica, seguimos siendo una de las principales economías del mundo. Esa es nuestra fuerza y por supuesto que se puede utilizar de manera estratégica e inteligente a nuestro favor, si el gobierno de Obrador quiere. Ahora, falta que de verdad quiera. 

México, ¿muy lejos del intervencionismo e injerencismo? (Por: Alejandra Ortega)

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