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Los políticos mexicanos y los pactos revolucionarios

Los políticos mexicanos que están en la cúspide en este momento y los que vienen por detrás deberían considerar interiorizar de nuevo el principio de no reelección y la defensa de la soberanía

Morelia, Michoacán, 08 de julio de 2021.- Después de terminada la Revolución Mexicana surgió un régimen que en un principio no sólo abarcó exaltados pro-comunistas, sino también personajes prominentes de la derecha mexicana como José Vasconcelos y Manuel Gómez Morín.

Por eso, es entendible que se unieran prácticamente todas las élites mexicanas a los pactos que produjeron la Revolución Mexicana y los gobiernos subsecuentes. Esto le dio a México un siglo XX muy diferente al que le precedió: el país se desarrolló, aunque con lentitud, y fue más pacífico.

La mayoría de los pactos revolucionarios fueron reflejados en la Constitución de 1917 y todos (constitucionales o no) fueron igualmente interiorizados, respetados y llevados a la práctica por los “hombres fuertes” de la posrevolución.

Dos de esos pactos han sido puestos en cuestión durante la última década: la no reelección y la defensa de la soberanía mexicana.

Con la no reelección, el país ha vivido una estabilidad política que aún hoy disfrutamos. Se permitió que personas de diferente extracción social ingresaran a los distintos niveles de gobierno, colmando un reclamo que venía desde la independencia. Se han renovado constantemente los grupos de poder dándole una envidiable flexibilidad política al gobierno mexicano. E incluso podríamos aventurarnos a decir que puso las bases de la democracia actual.

La defensa de la soberanía le ha dado la fuerza suficiente al país para tomar algunas determinaciones internas sorteando las presiones externas de mediano calibre. En consecuencia, logró desarrollarse a su propio ritmo. Igualmente, México tuvo cierta inmunidad ante las modas ideológicas o económicas que han aparecido en occidente durante el siglo pasado. Y permitió que los políticos se auto-limitaran al momento de buscar apoyos externos evitando comprometer al país.

No obstante, en la actualidad parece que varios grupos tienen la tentación de deshacer por lo menos estos dos principios. 

Un grupo político cercano al presidente López Obrador acaricia la idea de mantener un gobierno ya sea unipersonal o renovándolo sin pasar por un verdadero proceso democrático. Además de que este grupo es afín al socialismo chavista, con todo lo devastador que ha sido, es claro que todas las dictaduras terminan dejando un reguero de sangre que los mexicanos ya vivimos hace cien años.

Por otro lado, desde hace algunos años, una parte de la oposición se ha dejado deslumbrar (y tal vez respaldar) por las nuevas corrientes ideológicas venidas de la progresía occidental más alucinada

Han adoptado políticas sin sentido, contradictorias, irreales y sin arraigo en la sociedad mexicana. Y lo que es peor, con pésimas consecuencias en los lugares que se han implementado, como ya se ha visto en los países escandinavos.

Los políticos mexicanos que están en la cúspide en este momento y los que vienen por detrás deberían considerar interiorizar de nuevo el principio de no reelección y la defensa de la soberanía. 

Los logros de estos pilares del México moderno están a la vista. De no hacerlo, el precio a pagar es demasiado alto para México y para ellos mismos, pues ¿qué poder les quedará si están subyugados al extranjero o con un país dividido?

Cuando la política interfiere en la Iglesia (Por: Guillermo López Contreras)

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