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#Meditación: Fe en medio de las tormentas

No nos concentremos en lo que nos deprime porque pronto se nos apagará la alegría. Levantemos el corazón hacia el Señor y dispongámonos a recibir en casa a Jesús, el mejor regalo de Navidad.

Ciudad Juárez, Chihuahua, 23 de julio de 2023.- Ante las malas noticias que circulan a nuestro alrededor -algunas de ellas en la #IglesiaCatólica– sólo tenemos dos opciones: el pesimismo y la incredulidad de Zacarías, padre de Juan el Bautista; o el optimismo y la fe de la Virgen María, Madre de nuestro Señor.

Zacarías tenía por esposa a una mujer estéril que era Isabel. Aunque ellos eran fieles a Dios, había cierta amargura en sus corazones, amargura que llevó a Zacarías a la incredulidad. Cuando recibió la alegre noticia del embarazo milagroso de su consorte, él no creyó a las palabras del arcángel Gabriel y fue reprendido con la mudez hasta que naciera el Precursor.

La Virgen santa, en cambio, dejó entrar a #Dios en su vida desde que tuvo uso de razón. Al recibir el anuncio de san Gabriel Arcángel de que sería la madre del #Mesías rey, ella creyó y así pudo proclamar el Magnificat en la casa de Isabel. Si Zacarías quedó mudo, los labios de María exultaron en las grandezas del Señor.

Tengamos cuidado con la amargura y el pesimismo que nos puede causar el ver nuestros pecados, fracasos, decepciones y la presencia del mal en el mundo, así como también la confusión que hoy ha entrado en la Iglesia. Esto puede volvernos catastrofistas, incrédulos y duros de corazón, al grado de quedarnos mudos para la alabanza y la adoración a Dios.

Seamos como la #VirgenMaría y abramos el corazón a Dios y a su señorío. Ella vivió momentos de oscuridad antes y después del nacimiento de Jesús y, sobre todo, al pie de la Cruz. Si, en medio de la tormenta de confusión que golpea hoy a la Iglesia, nuestra alma sigue firme en la fe y abierta a Dios, sucederán cosas maravillosas. Llegarán a nuestras vidas las bendiciones de Dios, así como llegaron a la vida de la Virgen santa en la forma de un niño.

En estos tiempos en que abundan las disputas y controversias en nuestra #Iglesia, no nos concentremos en lo que nos deprime porque pronto se nos apagará  la alegría. Levantemos el corazón hacia el Señor –como lo decimos en cada Eucaristía que celebramos– y dispongámonos a recibir en casa a Jesús, el mejor regalo de Navidad.

Leer y meditar el evangelio siempre es ir a beber de la fuente de alegría. Esto no significa ignorar la gravedad de los problemas que atraviesa la Iglesia. Cuidado con beber solamente aguas amargas, que eso nos amarga la vida.

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