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Michoacán sin rumbo. La necesidad de los think tank locales.

Para poder ofrecer una visión clara de futuro se requiere a un numeroso grupo de personas que se dediquen a tiempo completo a recopilar y analizar datos, manejar teorías y proyectar propuestas

Morelia, Michoacán, 14 de mayo de 2021.- Michoacán es una región con un enorme potencial. Es una potencia turística y educativa, es de los principales productores agrícolas del país, es rico en minerales y tiene el puerto más importante del Pacífico mexicano.

No obstante, los problemas en el estado no cesan, en casi todos los índices el estado aparece en los últimos lugares y, obviamente, su población lo resiente en su vida diaria.

Si le preguntáramos a cualquiera de los candidatos a la gubernatura de Michoacán o al Congreso michoacano cómo podría él o su grupo político revertir esta situación en los próximos 5, 10 ó 20 años, es casi seguro que ninguno podría contestar. Generalmente las propuestas que candidatos y partidos nos han presentado a lo largo de las últimas décadas son a corto plazo, a veces sin mucha conexión entre ellas y más confiando en lo que perciben o en lo que han leído en algún manual o panfleto.

Peor aún, particularmente en estas elecciones el debate está gravitando en torno a la aprobación del presidente, dejando las preocupaciones locales en un segundo punto. 

No los podemos culpar, sin embargo, de que prácticamente ninguno de ellos pudiera darnos un proyecto coherente a mediano y a largo plazo.

Para poder ofrecer una visión clara de futuro se requiere a un numeroso grupo de personas que se dediquen a tiempo completo a recopilar y analizar datos, manejar teorías y proyectar propuestas, lo que en otras latitudes se conoce como think tank (literalmente: tanque de pensamiento) o “laboratorios de ideas”.  

En Michoacán no tenemos nada parecido y nos ha costado muchísimo más de lo que pudiéramos imaginar.

Estos think tank, también conocidos como gabinetes estratégicos, tienen un gran espectro de conformación en su temática, en su ideología y en su forma de sustentación. Las tenemos desde ONG, institutos privados, hasta dependencias gubernativas.

Pueden dedicarse a un tema específico o a analizar los temas más globales de un gobierno. Pueden ser grupos académicos que pongan por escrito las líneas generales a seguir en alguna cuestión o puede ser grupos multidisciplinarios que estudien todas las cuestiones legales, técnicas e ideológicas que requiere poner a punto proyectos políticos de gran envergadura.

En efecto, estas elecciones nos vuelven a dar una oportunidad de reencaminar el proyecto michoacano. Aquellos que nos vuelvan a liderar desde el gobierno estatal o desde el Congreso local, deberían dedicar parte de su gestión a impulsar foros, ONG, centros de reflexión o instituciones de estudio que trasciendan las vicisitudes políticas. 

Es decir, dejar las bases para que se desarrollen las think tank sin que al final estas organizaciones dependan del triunfo de algún partido o liderazgo o que se vuelvan un botín donde desviar recursos o colocar a amiguetes.

El éxito de estos centros de estudios le permitirán a Michoacán encauzar a mediano plazo sus decisiones, permitiendo a los líderes michoacanos de cualquier signo político gestionar mejor sus encomiendas políticas, lo que redundaría en un mayor bienestar de la población del estado.

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