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Papa Francisco beatifica a Juan Pablo I, el ‘Papa de la sonrisa’

Durante la ceremonia de beatificación, pidió al nuevo beato su intercesión para que Dios conceda a toda la iglesia la “sonrisa del alma”

Ciudad del Vaticano, 04 de septiembre de 2022.- “Con su sonrisa, el Papa Luciani logró transmitir la bondad del Señor”, señaló el Papa Francisco durante la ceremonia de beatificación de Juan Pablo I, misma que se llevó a cabo este 4 de septiembre en la Plaza de San Pedro.

Cabe señalar que el “Papa de la sonrisa”, como era conocido Juan Pablo I, falleció la mañana del 29 de septiembre de 1978, sólo 33 días después de asumir el pontificado.

Durante la homilía, el Santo Padre afirmó que el ahora beato Juan Pablo I vivió con la alegría del Evangelio, sin concesiones, amando hasta el extremo y, siguiendo el ejemplo de Jesús, fue un pastor apacible y humilde.

Señaló que el nuevo beato encarnó la pobreza del discípulo, que no implica sólo desprenderse de los bienes materiales; sino, sobre todo, vencer la tentación de poner el propio ‘yo’ en el centro y buscar la propia gloria.

Al término de la ceremonia de beatificación, el Papa Francisco pidió al Papa Luciani su intercesión para que el Señor nos conceda a todos la “sonrisa del alma”, una sonrisa transparente, que no engaña. Pidámosle, con sus palabras, aquello qué él mismo solía pedir: “Señor, tómame como soy, con mis defectos, con mis faltas, pero hazme como tú me deseas”.

A propósito de la sonrisa del Papa Juan Pablo I, el Santo Padre señaló que es hermosa una Iglesia con el rostro alegre, sereno y sonriente, una Iglesia que nunca cierra las puertas, que no endurece los corazones, que no se queja ni alberga resentimientos, que no está enfadada ni es impaciente, que no se presenta de modo áspero ni sufre por la nostalgia del pasado cayendo en el “indietreismo”.

El milagro que lo hizo beato

El milagro que permitió que S. S. Juan Pablo I fuera elevado a los altares fue aprobado por el Papa Francisco en octubre de 2021, y se trata de la sanación de la niña argentina, Candela Giarda, que tenía 10 años cuando los médicos la desahuciaron.

Ella padecía una enfermedad llamada FIRES (Síndrome epiléptico con infección febril), padecimiento considerado raro y del que difícilmente se puede sobrevivir.

Fue el párroco de una iglesia cercana al hospital quien ayudó a la mamá de Candela a pedir la intercesión de Juan Pablo I, tras lo cual logró sanar.

(Con información de: Vatican News / Desde la fe).

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