DestacadasEditoriales

Proyecto Secreto: División suicida y caos

Estamos viviendo en una sociedad donde los poderosos le atizan al fuego del odio y la sed de destruir a los demás. Es un deseo dominado por el egoísmo y la ambición de dominio y exterminio de los demás.

Morelia, Michoacán, 22 de febrero de 2022.- Vista panorámica.

La calle Coahuila, de la colonia Isaac Arriaga recibe un pavimento innecesario, no prioritario, Apenas entregada la obra aparecen las fallas. Abren el cemento y dejan el tiradero por meses. 

Esta obra es la imagen de la gestión de la cosa pública, de cómo trabajan los mexicanos, de la responsabilidad y eficiencia del gobierno y de los sectores de la sociedad y de todos los mexicanos.  

Esta situación desastrosa la sufrimos en los montes talados y el polvo suelto. Más triste es la situación del sistema de salud, sin atención oportuna ni medicamentos ni nada.

La educación ofrece un panorama lamentable, la educación en México va a la cola de todos los países. En la misma situación se encuentran las demás áreas de la vida.

Es muy notorio el vacío del orden público con sus secuelas de inseguridad y desamparo, cualquiera te mata y la autoridad no le dice nada. Esto se traduce en seguridad y desamparo total que sentimos todos los mexicanos. 

Estamos en un proceso de desintegración social, el edificio se derrumba.

No son fenómenos, calamidades aisladas, es la descomposición social. Nuestra sociedad es como un cadáver pestilente, atestado de gusanos.

La situación es sumamente grave, empezando porque no se acepta, el discurso oficial niega la realidad a los mexicanos, la maquilla según su conveniencia, pinta un mundo de ficción en el que todo está bien. Todo está bien gracias al gobierno. No quiere reconocer sus errores y fracasos, vicios y crímenes porque busca un gran caudal político.

Dejar al descubierto la realidad dolorosa, desastrosa de México es hacer patria buscar una salida valiente, difícil, objetiva. Es honestidad valiente.

Estamos viviendo en una sociedad donde los poderosos le atizan al fuego del odio y la sed de destruir a los demás. Es un deseo dominado por el egoísmo y la ambición de dominio y exterminio de los demás. Estamos en la barbarie, con la ley del talión: ojo por ojo y diente por diente. Más aún, el mal de la venganza quiere ser total y aplastar todo, absolutamente desproporcionado.

La luz de lo alto

Buscamos el bien de México. Empezamos por el presidente: lo queremos dechado de virtudes, generoso y valiente como un estadista, humilde, discreto, estudioso, campeón de la comprensión, la disculpa, el respeto a las diferencias, el olvido de sí mismo, la coherencia, la verdad …

Queremos el bien de todos los mexicanos: nos salvamos todos o nos lleva la chinampa a todos.

La marea que arrasa todo y nos mata, nos arrastra en todos los sectores de la vida: el sistema de salud tirado, la pandemia del COVID llevada torpemente, la fuga de capitales y la baja de producción, la educación que va a la cola de los países del mundo, el vacío de ley, y el desamparo el terror de los sicarios, la esperanza de México fallida, el desencanto, la frustración y la depresión, sus olas son amenazas de muerte y vamos a naufragar sin salida.

Hay un mal agazapado, cruel y destructor y mina los cimientos de la sociedad, satánico y que parece invencible es la corrupción moral que tienen tantos rostros: la mentira, ambición, soberbia, el odio que desata las bajas pasiones y las pulsiones de muerte es la corrupción moral.

Qué queremos decir. Hay un ataque del enemigo infernal, el ser humano vive sin Dios y se alza ocupando su lugar, hace depender de su palabra el bien y el mal, como si pudiera dar la muerte y la vida.

El hombre hace lo que le da la gana si le conviene, si tiene ventajas materiales, mezquinas y perversas. Se cree un diosecillo de barro, un idolillo de las religiones indígenas.

Estos caudillos, superhombres se sienten superiores a los demás (“no somos iguales”). Construyen su mundo con sus propios “datos”. Todo lo hacen depender de su palabra: la verdad y el error, el bien y el mal, la vida y la muerte. Pretenden crear un mundo nuevo y crean un caos, un infierno.

Lo que nos lleva a la destrucción, el vacío de muerte es la ausencia de Dios, de su sabiduría y poder. En medio de nosotros hace falta una roca inconmovible, firmeza y luz, la piedra angular del edificio social, todo poder que sostiene el mundo.

En Dios tienen su fundamento los valores universales, sin ellos todo es quebradizo y se derrumba.

Dios se hace presente en Cristo su hijo encarnado baja del cielo a compartir la condición humana. Él es la sabiduría increada, Rey de Reyes y señor de señores, el más grande guía de pueblos de todos los tiempos. Él es el más valiente y dispone de su vida, la entrega en una tarde sangrienta para crear el mundo de la única transformación, el mundo nuevo de la verdad, de la santidad, del amor y la vida plena.

El domingo pasado proclamamos su sabiduría divina, la clave para la verdadera transformación de este mundo de sangre y descomposición social.

La proclama de Jesús es de una sencillez y claridad, es de una sabiduría escondida en una fuerza todopoderosa para cambiar al mundo:

Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los aborrecen, bendigan a quienes los maldicen y recen por quienes los difaman”.

Al que te golpea en un cachete preséntale el otro”.… Sean misericordiosos como su Papá Dios es misericordioso”.

Siguen los consejos capaces de cambiar esta situación ciega y necia de condenación: “no juzguen y no serán juzgados, no condenen y no serán condenados, perdonen y serán perdonados.…”

Así tendrán un gran premio y serán hijos de Dios altísimo” (Evangelio de San Mateo capítulo 6.27-38 passim).

Proyecto Secreto: El bien de México, sobre todo

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba