¿Qué le pasó a la economía? (Por: Rubén Alcántar)

Morelia, Michoacán, 28 de noviembre de 2019.- Esta semana fuimos testigos de la entrega de los resultados revisados del PIB al tercer trimestre del año, esto sin duda no terminó más que por demostrarnos el hecho de que, es ya una realidad que se cerrará el año en crecimiento nulo, algo histórico en la vida moderna de nuestro país.

Muchos son los ecos que esto genera, pero sin duda lo que debemos analizar es el cómo pasamos de una economía, si con crecimiento bajo, pero estable y precisamente con eso, con crecimiento, a una economía estancada, y en recesión técnica dependiendo los datos con los que se le analice.

Podemos comenzar con el hecho de que, nuestra economía dejó de verse altamente impactada por la de Estados Unidos, dándose esto por el desacoplamiento a dicha economía, puesto que, pese a que la economía norteamericana no ha dejado de crecer, la propia no siguió ese ritmo, ojo, esto no quiere decir que hayamos dejado de depender de los Estados Unidos, porque concebir esa idea sería completamente erróneo, nuestra economía sigue altamente ligada (un 86% en términos comerciales) a la del norte, y sin duda que de llegarse a dar condiciones en dicho país, claro que afectaría al nuestro a pesar de este desacoplamiento.

Otra razón, sin duda, y aunque a muchos no les guste fueron las decisiones tomadas en el gobierno, las cuales generaron incertidumbre, y ¿a qué decisiones me refiero? Bueno, por su puesto y principalmente a la tardía decisión de elevar la inversión pública, hasta Agosto para ser precisos, cuando el Secretario de Hacienda decidió aumentar dicha cuenta en 400 millones de pesos.

Claro que no fue la única mala decisión, a esto podemos aunarle la cancelación del aeropuerto de Texcoco, que, quitando las opiniones personales de cada quien, fue algo que le pegó a nuestra economía de manera negativa; otra fue la suspensión de las rondas de licitaciones petroleras y de los farm outs de Pemex, y la más reciente, la renegociación de los contratos de gasoductos.

Estas decisiones, pese a ser parte del ejercicio de poder del presidente, de su manera de gobernar y de su supuesto cambio de régimen afectaron a nuestra economía, quizá a nosotros nos impactaron de alguna forma, positiva o negativa, dependiendo el criterio, pero a los mercados les dio otra señal, prueba de ello fue la deplorable inversión privada a lo largo del año, problema que sin duda es el mayor de nuestros males en este momento.

El año aun no acaba, eso es cierto, sin embargo, sí hay cosas que no se equivocan son los números, pese a que ello no le agrade al presidente, y el hecho de que los números te indiquen tres trimestres consecutivos con decrecimiento, restando uno y con la tendencia actual, no existe manera natural de que alcancemos, en el mejor de los casos un crecimiento del 0.4%, y eso siendo ya demasiado optimistas en este último trimestre.

El año siguiente no pinta bien, pero claro, tampoco pinta a trágico, o al menos eso aparenta, no nos queda más que esperar que se dé el milagro de Pemex, que se apruebe el T-MEC, y que con esto llegue la inversión, porque si no se dan estas condiciones, no solo no llegara la inversión que tanto necesitamos, y este año nos lo comprobó, sino que podemos esperar un déficit fiscal insostenible, el cual ya no podrá solventar el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestales.

Sin ser radical, sin postura, ni nada personal, el 2019 ha sido el peor año en términos económicos desde la crisis de 2009, esto le duela a quien le duela, y si la política económica nacional continúa en esa postura de querer mantener el superávit primario y no se enfoca en instrumentar una política fiscal contracíclica, el crecimiento para el año que viene y el que viene del que viene, y así sucesivamente, continuaremos hablando de años oscuros en términos económicos.