Samuel, ni Estado ni Presidencia (Por: Rubén Alcántar)
La derrota es para Samuel, puesto que abandona a su Estado a manos de sus adversarios, argumentando que en la entidad se le eligió a él y a su partido, y en efecto, se le eligió para gobernar al Estado, no para jugar a ser candidato
Morelia, Michoacán, 01 de diciembre de 2023.- Dice una máxima no escrita dentro de la política que “la forma es fondo”, se le ha interpretado de un millón de maneras a esta frase, cada quien a su conveniencia y cada quien a sus intereses.
El caso de esta semana radica en lo sucedido este pasado miércoles en el malogrado “nuevo” Nuevo León, teniendo un caso de esos que marcan los antes y después dentro de la historia política y dentro del que sí hacer y que no.
Cómo bien sabemos y que para nadie es un secreto el gobernador, o ex gobernador de Nuevo León, Samuel García pretende una campaña a la presidencia que si bien para las nuevas generaciones pudiera sonar “fresca e innovadora” con su “nueva” forma de hacer política, en los hechos resulta no más que otro ejemplo de lo peor de la vieja política, esa que él dice pretende expulsar.
Explico, el pasado miércoles dentro del Congreso de Nuevo León se suscitó lo que a todas luces podemos llamar un ciervo, gritos, jaloneos, dimes y diretes y hasta bombas de humo para designar al gobernador interino de este Estado.
¿La intención de Samuel? Dejar a alguien a fin a su línea política a cuidarle la Entidad mientras el juega a ser candidato. ¿La queja? No poder designarle a libertad al no tener control dentro del Congreso del Estado.
Tras una disputa jurídica dentro del Poder Judicial de la Federación, la resolución de este Poder fue muy clara, simple y sencillamente acatar la Constitución, designar conforme a mayoría dentro de la representación del pueblo, es decir, en este caso el Congreso Estatal.
Y así sucedió, con mayoría 26 diputados de la alianza PRI-PAN-PRD designaron al ex vicefiscal del Estado, Luis Enrique Orozco, a pesar de que Samuel con su inmadurez y diminutez política llorara, pataleara y no aceptara su derrota.
La derrota es para Samuel, puesto que abandona a su Estado a manos de sus adversarios, argumentando que en la Entidad se le eligió a él y a su partido Movimiento Ciudadano, y en efecto, se le eligió para gobernar al Estado, no para jugar a ser candidato, cómo también se le olvida que a los diputados también se les eligió, son representantes del pueblo y se encuentran en la entera facultad de hacer valer la constitución, no le robaron ni arrebataron nada que no se pudiera hacer si el cumpliera con su encomienda constitucional.
¿Quién gana y quién pierde? Por supuesto que la mayor victoria se da para la alianza opositora dentro del Estado, quienes se hacen del poder de la Entidad hasta el 2 de junio, teniendo todas las herramientas para debilitar al gobierno de Samuel cuando regrese después de la elección.
El perdedor claro que es Samuel, pierde desde todos los flancos, pierde la posibilidad de financiar su campaña con recursos del Estado (porque claro que lo iba a hacer) como El Bronco, pierde en su capacidad de control y manejo político, porque a diferencia del ex gobernador, él no pudo dejar en orden a su entidad para irse perseguir el canto de las sirenas.
Pierde Samuel en percepción, se vuelve un autoritarista que demuestra solo aceptar o entender la constitución a su conveniencia, pierde llegando golpeado y debilitado a una carrera por la presidencia en la que tendrá que alcanzar a una competidora a marchas forzadas como Xóchitl Gálvez que aún así no será fácil de alcanzar y a una Claudia Sheinbaum que les lleva ya aventajada la mayor parte de la carrera y como la ciencia política demuestra en la historia será imposible alcanzar.
Para la historia quedará la jugada de Samuel, sin duda un tema de estudio y de análisis para futuras generaciones, como un ejemplo de todo lo que no se debe hacer, un ejemplo de como dejar mal parado al relevo generacional que se vive en nuestro país, Samuel García demuestra que no es él, con sus arrebatos y errores de cálculo político, que no es el con su rancia y añeja política como se logra la conquista de espacios para las juventudes y que como bien menciona el popular dicho mexicano, el gobernatore se quedará “como el perro de las dos tortas”, ni Nuevo León, ni México.