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Toque de nano sabiduría: La madre de todas las crisis

La más preocupante de todas las crisis es la crisis de valores universales, de verdad y de justicia, de honestidad, rectitud y todo el código del orden cósmico y moral establecidos por Dios

Morelia, Michoacán, 04 de octubre de 2022.- Vista panorámica. 

La más preocupante de todas las crisis es la crisis de valores universales, de verdad y de justicia, de honestidad, rectitud y todo el código del orden cósmico y moral establecidos por Dios. El vacío de estos valores pone en crisis, embrutece al ser humano que es sujeto de la vida pública y de la democracia, el constructor de la nación, el guía de la historia. Cuando este anda mal todo el edificio se cimbra.

Decimos que vivimos en la democracia, pero esto se da sólo en el papel, en la narrativa, en la ilusión del pueblo porque en realidad tenemos un presidente autoritario, vivimos en un presidencialismo feroz como en los peores años del PRI. Quieren carro completo en cada elección y en todo México. ¿Es eso la democracia?

Vivimos en una ficción, es la República de la mentira, el lenguaje es populista, halagüeño, expresando lo que el pueblo quiere oír para manipularlo e imponerle el propio proyecto. El Tren Maya no es un proyecto para los pobres de aquellas preciosas culturas indígenas, es un proyecto del Centro. 

El presidente dice: “el pueblo” en realidad quiere decir “yo”. Busca el poder, decreta que algunas obras son prioritarias, en realidad son sus juguetes como el tren maya. Arrasa con la economía de la gente pobre, así canceló el aeropuerto internacional de la ciudad de México. Arrasa con una naturaleza riquísima, única, privilegiada para hacer pasar su Tren Maya

No respeta la separación de poderes, a través de su Movimiento impone sus leyes contra los intereses de la nación. Su partido mayoritario obedece incondicionalmente y aprueba las reformas como él lo manda, “sin cambiar una sola coma”.

En política y convivencia social se supone que nos regimos por la verdad, pero no se acepta la realidad de la situación crítica, porque se nos impone la verdad del gobierno y vivimos en la realidad político virtual, con “otros datos”, en la bonanza entre los pobres, en la atención médica, el empleo, inversiones en el mejor de los países. Esto existe por decreto del Presidente y en la narrativa y propaganda del poder. Es la República de la mentira.

Otros pensarán, en una perspectiva materialista y pragmática, en la crisis económica: inflación, desempleo, inversión y producción en picada…

Enajena a la gente, pinta un país feliz, en paz, el aire, se refugia en “otros datos”, en su narrativa pinta un México irreal, inexistente. Oculta la realidad terrible de enormes problemas que acechan: impunidad e inseguridad, sistema de salud miserable, hambruna para muchos, muerte sangre derramada

Satanizar y de muele a cuantos no le aplauden y obedecen ciegamente. Crea la división en el pueblo, prepara para el enfrentamiento y el odio desatado.

La voz de Dios

La efectiva y brillante gestión de la cosa pública, la abundancia de bienes materiales, la política democrática y todas las conquistas sociales no se regulan automáticamente por las leyes del mercado o por generación espontánea o las ocurrencias del gran jefe sino por la participación y trabajo del sujeto de la vida pública, del ciudadano. Este es inteligente y libre e imprime la energía y la dirección a la vida pública, republicana.

Es necesaria la atención al hombre, por sí mismo no sólo en un plan utilitario como unidad el trabajo, como un voto que utiliza el candidato para treparse al poder.

Es necesario superar el lenguaje populista, demagógico, falaz y plagado de medias verdades y medias mentiras.

Hay que atender al ciudadano de verdad, en toda su dignidad de ser humano, imagen viva de Dios, señor del universo, más que príncipe, hijo de Dios.

No se puede embaucar y utilizar para fines egoístas y sectarios. Hay que reconocerlo como ser inteligente y libre y crear las condiciones para que realice su destino definitivo, divino haciendo que se perfeccione el universo y reine la paz sobre la polarización y los grupos de odio y envidia.

Hay que enseñarlo y guiarlo para que viva dignamente, dominando las bajas pasiones que lo embrutecen y pierden: el sexo irresponsable y barato que lleva al libertinaje, desviaciones de la naturaleza en las tendencias diferentes, al aborto asesinato de un hijo no nacido. Debe dominar los siete pecados capitales, las siete columnas de la corrupción social y política.

Es terrible la crisis de valores, la decadencia de la vida humana que cae en las trampas de los instintos tiránicos encandilados por seducciones mortales, llevados irresistiblemente por el canto de las sirenas de los grandes comerciantes que promueven los placeres desordenados y el consumismo irracional para engrosar las grandes fortunas tan injustas como insaciables.

El gobierno debería velar por la persona humana, por su calidad de vida, por una convivencia virtuosa, por hacer ciudadanos capaces de pensar en los hermanos, de dar lo mejor de sí mismos. Son los constructores de las familias nobles con una gran capacidad de amar y dar felicidad. Son los que pueden crear la utopía y el Reino de Cristo.

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