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¿Va a servir la Guardia Nacional?; ¿a quién? (Por: Alejandra Ortega)

La autora, Alejandra Ortega, es subdirectora general de ATIEMPO.MX, con amplia trayectoria en medios de comunicación de Michoacán
La autora, Alejandra Ortega, es subdirectora general de ATIEMPO.MX, con amplia trayectoria en medios de comunicación de Michoacán

No es un secreto que para los gobiernos de izquierda el Ejército es una institución a la que buscan, o disminuir y minar hasta desaparecerla, o a la cual los mandatarios usan para sus fines personales, como instrumento para perpetuarse en el poder

Morelia, Michoacán, 25 de febrero de 2019.- La creación de la Guardia Nacional es un hecho, sería muy difícil que el proyecto se viniera abajo, pues ya vimos cómo los senadores de todas las fracciones votaron por unanimidad a favor, haciendo algunas adecuaciones a la propuesta del presidente. Ahora regresa a los diputados en una acción que muchos han alabado y traducido como un triunfo de los legisladores, en el que pierde, por así decirlo, el presidente del país.

En este sentido, tanto políticos como periodistas y analistas, señalan que el hecho de que la Guardia Nacional haya quedado con un mando civil al frente, es un gran logro… Es el logro y por ello consideran que el Senado se impuso al Ejecutivo. Y este punto ha sido el centro de todo el debate.

Así, se discutía si esto era militarizar al país o no, cuando la atención tenía que haber estado en la función de la Guardia Nacional, el tipo de trabajo que haría y cómo lo haría.

Desde un principio consideré que esta nueva figura implicaría el desgaste del Ejército, el sometimiento a los caprichos y necesidades del Ejecutivo, hasta debilitar a las Fuerzas Armadas que serán obligadas a realizar tareas diversas de seguridad pública, o seguridad interior, en un lapso de tiempo no definitivo, pues aunque el Senado haya aprobado una temporalidad de cinco años como máximo, el propio presidente Andrés Manuel López Obrador ya dijo claramente el viernes, en su conferencia mañanera, que esa definición era algo bueno y que estaba seguro que serían más de cinco años.

¿Cuántos más? Nadie sabe, sólo el presidente, pero es de llamar la atención que se exprese de esa forma porque se puede entender que serán varios años más y no sólo uno. Así que este punto debería ponernos en alerta.

Pero además, la discusión en la que nos imbuyeron, de forma muy inteligente, nos distrajo de cosas que ya estaban pasando, como que desde diciembre la Guardia Nacional ya estaba funcionando en los hechos, así consta en varias notas periodísticas que informan sobre la operación de la Guardia en Tijuana: (https://www.excelsior.com.mx/nacional/tijuana-respalda-esquema-de-guardia-nacional-en-la-frontera/1294143).

Y también lo hacía en Morelos desde los primeros días de diciembre, con un despliegue de 900 elementos: (https://www.jornada.com.mx/ultimas/2018/12/03/guardia-nacional-ya-opera-en-morelos-con-mil-900-efectivos-sedena-4486.html).

En Guanajuato, también se enviaron 2 mil 400 efectivos la primera semana de febrero: (https://www.milenio.com/policia/envian-2-mil-400-elementos-federales-guanajuato-violencia).

Así queda demostrado que la discusión sobre la creación de la Guardia Nacional en realidad no era tan relevante, es más, era un show que seguramente nos distraía de temas álgidos en el país como la realidad en el combate al huachicoleo, del que hay muchas dudas, pues no se sabe cómo se está operando, no se entiende la estrategia y tampoco se entienden los resultados, no hay nada tangible hasta el momento y sí muchas las opiniones en contra de la medida que parece más mediática que una realidad.

Y no es un secreto que para los gobiernos de izquierda, aquellos que implementan en sus políticas el marxismo cultural, el Ejército es una institución a la que buscan, o disminuir y minar hasta desaparecerla, como ha sucedido en países como Argentina, o a la cual los mandatarios usan para sus fines personales, haciendo de las Fuerzas Armadas un instrumento que les permita perpetuarse en el poder, como también pasa en Venezuela, en donde el Ejército es incondicional a Nicolás Maduro y el que lo mantiene en pie.

De esta suerte, pareciera que la Guardia Nacional terminará por hacer funciones que la desgastarán en el mediano plazo, funciones entre las que no están la captura de capos, de delincuentes, pues así lo ha dado a conocer el mismo presidente. Su frase “abrazos, no balazos” es muy conocida y define la política de seguridad que Obrador quiere para México.

Y es que así vimos que funcionarían los elementos de seguridad en situaciones que se volvieron complejas como lo sucedido en Tlahuelilpan, Hidalgo. A pesar de que se había detectado la enorme fuga de combustible, tanto la policía como el Ejército sólo observaron y no hubo nadie que impidiera el paso de la gente, que acordonara la zona y montaran algún operativo para prevenir un accidente.

Lejos de ello, la instrucción desde la Presidencia fue no intervenir y no confrontarse con la gente, con los resultados funestos que ya todos conocemos.

Entonces, es muy peligroso que así funcione la Guardia Nacional, en un país en el que los índices de delincuencia han crecido de una forma muy preocupante, como también se han disparado los casos de secuestros en un 49.6% y en 51% el número de víctimas según la Asociación Alto al Secuestro. Esto tan sólo en los meses de diciembre de 2018 a enero de 2019, pero también el incremento de la delincuencia en estados como Veracruz, en donde los pobladores consideran ya imposible vivir.

Ante este panorama no queda duda de que la idea del nuevo gobierno no es combatir la inseguridad, que paradójicamente es la exigencia más sentida de la población, de todos los mexicanos.

Y no lo es porque quedó claro desde un principio que López Obrador prefiere el perdón y olvido, que prefiere la amnistía, que prefiere el borrón y cuenta nueva, prefiere no investigar a los ex presidentes, así que crecen las dudas de qué función tendrá realmente esa Guardia Nacional.

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