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¿Verdad o Mentira? ¿El Reggaetón es una blasfemia para el Rock?

La propuesta cultural de géneros como el trap y el reggaetón de raíces mayoritariamente estadounidense y menguada latina, se enfrenta con el rechazo del público más clásico

Morelia, Michoacán, 26 de febrero de 2022.- Hablar de ‘buena música’ en tiempos del puertorriqueño Bad Bunny,  los colombianos J. Balvin, Sebastián Yatra y la estadunidense Becky G,  entre otros…

Es algo así como una blasfemia para los oídos más esmerados de quienes han crecido con los Los Teen Tops, Los Hitters, Los Hooligans, los Creedence, The Beatles, The Doors, por mencionar sólo unos, vinculados con Maná, Los Caifanes, La Maldita Vecindad, Enanitos Verdes, Soda Stereo, La Unión, Héroes del  Silencio, Fobia y más.

“¡Pero estamos en 2022!”, prorrumpen algunos defensores de la era del reggaetón, del trap y del  existente e insidioso pop, donde los sonidos más electrónicos del Auto-tune y las bases programadas conviven ajustados para enmascarar inexactitudes y errores a como se les pegue la gana.

“¿Qué es eso de la buena música y por qué se dice que la de hoy es peor que la de hace medio siglo?”, insisten quienes viven de esos géneros. En absoluto es así.

Aprecian varios a decir que la de hoy es mejor. «Hay más variedad porque hay más gente joven cerca de ella”. Dicen remunerados, que son solo los prejuicios hacia lo contemporáneo, le generan rechazo. ”¿Quién dice eso de la mala música actual?, es falso”. Gran parte de estos sentimientos, aseguran, son encontrados por los adolescentes y jóvenes en las letras de estas canciones o identificándose con los intérpretes de estos inusitados géneros musicales.

La realidad es que el reggaeton es una de las mercaderías que por sus contenidos voluptuosos, hablan sobre alcaloides, desfavorecen a la mujer a tal punto que la ven como dominada de sus cánones y como objeto sexual.

Sin embargo, se debe tomar en cuenta que las jóvenes pasan por alto los temas sexuales pero eso no quiere decir que no se vean influenciadas por las letras.

Los adolescentes son los más propensos a los dominios, no sólo del reggaetón sino también por los medios de programas sobre  la farándula que por la ausencia de talentos en espectáculos, le sacan raja a estos géneros musicales y a sus cantantes, en general se supone; que la personalidad de ellos, se basa en elementos como la facha en el vestir, la forma de hablar, sus gustos melodiosos y la posesión de objetos rústicos.

De esta manera los adolescentes y jóvenes forman grupos que tienen los mismos gustos y a partir de allí va a depender cómo se conformará su conducta, valores e identidad.

Bad Bunny ha enloquecido a miles de mexicanos que quieren verlo en vivo. Los fanáticos del apodado «Conejo malo» hicieron todo por conseguir un boleto, ya sea para sus conciertos en la Ciudad de México o Monterrey, Nuevo León.

Algunos «bunnyers» pudientes, se conectaron oportunamente a las páginas de Ticketmaster y Super Boletos para conseguir su entrada, antes que les madrugaran; otros menos acaudalados gastaron todos sus ahorros, vendieron sus carros, computadoras, relojes o anillos entre otros artículos y numerosos más, se atrevieron a pedir dinero en las calles.

Otros jóvenes de la clase media baja y baja, parece ser que incapacitaron la razón, pues algunas chicas se andan ofreciendo públicamente con el propósito de conseguir dinero para asistir al concierto de este personaje y otros muchos, manifiestan que serán capaces de robar, pero que sin presenciar el concierto, ¡jamás lo permitirán!.

“Es injusto decirlo y además hay poco de cierto”, corroboran, algunos productores presentadores y conductores  de radio y tv con jugosas ganancias por el reggaetón ante la pérdida de la autoestima de miles de jóvenes.

Tampoco admiten del todo el enunciado de la mala calidad y de los costos catastróficos  de ese espectáculo, aunque abren otra vía: “No es que se haga peor música, defienden, lo que pasa es que pudiera decirse que a falta de música tan interesante como la que se creó entre los 60 y los 90″. 

Coinciden, son periodos más que de calidad: “No era mejor; son épocas distintas, con patrones culturales y una creatividad diferentes”. 

Sobre su idea inciden: “Cada época tiene su sonido y la música popular siempre ha sufrido el ataque reaccionario de las generaciones precedentes al movimiento que emerge. Ya pasó cuando surgió el rock and roll de los 50, 60 y 70 y hoy precisamente según  hay un punto de superioridad moral y es injusto el que consideren el reggaetón como basura”, y no es malo, se escudan.

La propuesta cultural de géneros como el trap y el reggaetón de raíces mayoritariamente estadounidense  y menguada  latina, se enfrenta con el rechazo del público más clásico.

Su ritmo básico, buscadamente repetitivo, su estructura armónica en ocasiones lineal y el hecho, en no pocos casos, de haber nacido de un ordenador y no de una guitarra chocan con la visión ortodoxa de lo que “debe” ser la música.

De lo que representaban íconos del rock y el blues como Led Zeppelin o B.B. King e inclusive como los mexicanos Carlos Santana y Javier Bátiz, por ejemplo.

Rigo Tovar en la Gloria y el Infierno

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