Editoriales

Ayotzinapa, duelo / Teodoro Barajas Rodríguez

El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas
El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas

Ayotzinapa y el duelo, historias entretejidas por la barbarie sin pudor, un estado insuficiente que no garantiza la protección de los derechos humanos, trivialización de partidos políticos, en todo ello la saña es referente

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Morelia, Michoacán, 09 de noviembre de 2014.- Ayotzinapa y el duelo, historias entretejidas por la barbarie sin pudor, un estado insuficiente que no garantiza la protección de los derechos humanos, trivialización de partidos políticos, en todo ello la saña es referente.

El gobierno federal anunció que los detenidos por los sucesos de Iguala confesaron que mataron a los estudiantes normalistas, el procurador general de la república Jesús Murillo Karam hace el anuncio y dijo estar cansado. Su fatiga es relativa si se compara al infierno que viven los padres de familia de los desaparecidos, ellos no tienen consuelo, sus semillas no germinan, el tiempo sabe a eternidad.

La indignación brota natural en México, Sudamérica, Europa, Asia, por todos los rumbos se condena la afrenta contra los jóvenes normalistas, 43 vidas rodeadas de la incertidumbre, el ex alcalde de Iguala José Luis Abarca y esposa tenían lazos con organizaciones criminales, asesinos de sangre fría que, de acuerdo a la versión oficial, cegaron la existencia de los estudiantes, algunos de ellos de manera sanguinaria.

Algunas personas se quejan por el cierre de universidades públicas por solidaridad con Ayotzinapa, aún así se trata de una respuesta tibia porque en otros países se paraliza todo, en México tal parece la rebeldía es efímera y precaria la capacidad de indignación.

43 normalistas desaparecidos, pudieron ser más pero lo justo es que no desaparezca nadie, que la legalidad fuese una divisa inalterable que nos condujera a la justicia sin adjetivos , el duelo que se vive por los sucesos citados constituye una raya más al tigre de la clase política, oligarquía ausente, electorera y plagada de cínicos a los que no les importa ni el dolor ni la tragedia.

Me pregunto qué virus tiene en la cabeza José Luis Abarca para que al más puro estilo de los caciques asesinos  mandara matar con crueldad extrema a los normalistas, si confirman la versión de que fueron quemados y triturados los cuerpos nos preguntamos si los sicarios son humanos, acaso no tendrán hijos, no hacen el amor, no tienen alma, no sabría las respuestas.

Estos hechos lamentables no pueden ser amortajados por la impunidad ni sustraídos por el olvido, México se ha convertido en una gran fosa común, irrita la ineptitud gubernamental, la corrupción que ha carcomida a las instituciones, la tibieza, la atrofia, los entes carroñeros que sacan raja política de la desgracia.

43 estudiantes de Normal Rural de Ayotzinapa fueron desaparecidos, 43 proyectos de vida han sido socavados, a ellos los queremos de regreso porque México los requiere en esta hora oscura que presagia más tormentas, la capacidad de asombro e indignación deben ser la brújula para orientar nuestros pasos por un camino nuevo, a un despertar y toma de conciencia.

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