Editoriales

¿Bashar Al Assad el dictador imbatible? / Hugo Armando Sosa

En Siria no se vio el apoyo europeo, por una simple razón, el dictador Al Assad, posee importantes vínculos políticos con Rusia y China e Irán
El autor es Hugo Armando Sosa, articulista con trayectoria en medios impresos de Mihoacán

La historia ha demostrado que ningún tirano es eterno y que a partir del levantamiento popular sus días están contados y en una era de tecnología, del internet, de los celulares y demás dispositivos que acercan al mundo y crean una visión y conciencia universal nada pasa desapercibido

Morelia, Michoacán, 07 de febrero de 2014.- La reciente cumbre de paz para Siria celebrada en Ginebra, culminó en un fracaso completo, ningún acuerdo que permita devolver la paz a esa sufrida nación que vive una atroz guerra civil que ha generado más de cien mil muertos y que parece no hallar fin, ni evidencia alguna que indique el triunfo de ninguna de las partes. El conflicto surgió con el levantamiento popular contra el Dictador Bashar Al Assad heredero de una estirpe de dictadores con más de 30 años en el poder.

El escenario resalta por su complejidad; a raíz de la “primavera árabe”, movimiento político-social, por el que cayeron los dictadores de Marruecos, Egipto, Libia y Yemen de manera sorprendentemente rápida, sin demasiada violencia y con cierto impacto y simpatía en naciones con regímenes similares, se esperaba que lo mismo sucediera en Siria; pero no sucedió así por diversas razones: en las demás naciones los rebeldes siempre contaron con el apoyo y simpatía de naciones europeas con importante poderío militar y económico como Francia, Alemania e Inglaterra, que no dudaron en enviar armas, alimentos, medicinas y cuyas fuerzas aéreas aniquilaron a las de los dictadores, quienes no tuvieron más remedio que dimitir o terminar ejecutados por los rebeldes como el caso de Gadafi.

En Siria no se vio el apoyo europeo, por una simple razón, el dictador Al Assad, posee importantes vínculos políticos con Rusia y China e Irán, naciones que por su estatus internacional en materia estratégica han impedido cualquier apoyo occidental a los rebeldes, los que han tenido que valerse por sí mismos, solo apoyados por simpatizantes extranjeros, cuya ayuda es más bien moral.

En este contexto el Dictador Al Assad ha salido avante ante las débiles acusaciones internacionales, por el uso de armas químicas contra su propio pueblo, ello a pesar de los informes de los inspectores enviados por la ONU y la Unión Europea en ese tema y de organismo defensores de derechos humanos como Human Rights, por el excesivo y desproporcionado uso de la fuerza contra poblaciones indefensas.

El dominio de las tropas de Al Assad en 13 de las 14 provincias sirias, hacen más que evidente la superioridad militar de quien ha preferido bombardear a su propia nación, a sus niños, ancianos y mujeres, antes que dimitir y permitir la democracia en el país.

Por el contrario la división entre los rebeldes es mayor cada día y con ello su debilitamiento, y las posibilidades de triunfar cada vez se alejan y en cambio el fantasma de una dolorosa, sangrienta y prologada guerra civil es más intenso y la única alternativa puede ser un conflicto como la guerra de El Líbano que duró 15 años.

La historia ha demostrado que ningún tirano es eterno y que a partir del levantamiento popular sus días están contados y en una era de tecnología, del internet, de los celulares y demás dispositivos que acercan al mundo y crean una visión y conciencia universal nada pasa desapercibido, será más fácil que claudique el líder y sus cientos de soldados a millones de ciudadanos inconformes y sedientos de democracia y tarde o temprano y para bien de la humanidad, de la democracia y de la paz Al Assad será historia y la estabilidad lograda por la “primavera árabe” en el medio oriente se instaurara también en la región cuna de la civilización humana.

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