Editoriales

¿Buen Fin? / Yadhira Y. Tamayo Herrera

Tamayo Herrera es abogada con maestrías en administración pública y políticas públicas (ITESM), ingeniería en Imagen Pública (CCIP); actualmente cursa el Doctorado en Derecho en la Universidad Panamericana
Tamayo Herrera es abogada con maestrías en administración pública y políticas públicas (ITESM), ingeniería en Imagen Pública (CCIP); actualmente cursa el Doctorado en Derecho en la Universidad Panamericana

Un verdadero Buen Fin para nosotros los michoacanos sin duda sería una comunidad tranquila, sin enmascarados ni ejército rondando nuestras casas, escuelas con clases y maestros y alumnos comprometidos, policías honestos que cuiden de su comunidad

México, D.F., 17 de noviembre de 2013.- En el año 2011, el Consejo Coordinador Empresarial junto con el Gobierno Federal, con el fin de reactivar la economía mexicana fomentando el consumo, inventaron esta cosa llamada “El Buen Fin”. Se trata de un fin de semana al año, que se celebra en el fin de semana largo correspondiente al revolucionario 20 de noviembre. En ese “Buen Fin”, se hacen grandes promociones y descuentos en los comercios e incluso en gobierno federal da adelantos del aguinaldo a los burócratas u otros tipos de incentivos para que gasten con ganas en el buen fin.

Esta idea está basada en una similar que existe con nuestros vecinos, Estados Unidos. Se llama “Black Friday” o “Sábado Negro”. Y se celebra el fin de semana siguiente al Día de Acción de Gracias. En Estados Unidos el “Día de Acción de Gracias”, “Thanks Giving Day” -o “Día del Pavo” como le decía mi abuela que también fue migrante como muchos de nosotros michoacanos- es tan importante o más aún que la mismísima Navidad donde en familia y con un gran banquete se dan gracias por los favores recibidos. El día de acción de gracias se celebra siempre el cuarto jueves del mes de noviembre, y el viernes siguiente, el “black friday”, arranca la temporada de compras navideñas y usted y yo sabemos que los gringos saben gastar.

Pero los mexicanos no nos quedamos atrás. En la primera edición de “El Buen Fin”, en 2011, se vendieron 106 mil millones de pesos, y lo que más compramos fueron aparatos electrónicos, consolas de videojuegos, videos, teléfonos celulares y muebles. En el 2012 se vendieron 148 mil millones de pesos ese fin de semana, y se duplicó el número de empresas participantes. No obstante, un estudio de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) determinó que realmente no hay ofertas, sino que es más una campaña publicitaria recargada en ventas a mensualidades sin intereses. Este año la PROFECO (Procuraduría Federal de Consumidor) sacó una lista de las empresas más denunciadas por incumplimientos a sus ofertas en El Buen Fin 2012, entre ellas se encuentran Sam´s Club, Sanborns, Suburbia, Soriana, Volaris y los videojuegos Gamers Ratail.

Lo cierto es que en esta época en que vivimos, hemos identificado comprar con satisfacción. Sentimos que nuestras necesidades psicológicas de ser aceptados, de pertenecer a un grupo o comunidad o de realizarnos como personas, se verán satisfechos en la medida que podamos adquirir cosas, ya sea comer en un restaurante en particular, hacer ese viaje de ensueño, comprar determinado vestido de novia, vivir en ese fraccionamiento, manejar ese coche del año en versión de lujo o traer tal marca de ropa. Y de esos sueños está hecho el marketing que nos invita a comprar. Comprar es necesario y sin duda, muy agradable, pero nunca va a llenar nuestras profundas necesidades.

Por eso, un verdadero Buen Fin para nosotros los michoacanos sin duda sería una comunidad tranquila, sin enmascarados ni ejército rondando nuestras casas, escuelas con clases y maestros y alumnos comprometidos, policías honestos que cuiden de su comunidad, vecinos que colaboran con las autoridades en la construcción de un municipio mejor, carreteras y calles limpias y sin manifestaciones, agricultores y gente del campo feliz de hacer producir la tierra y lograr el alimento de muchos, niños y jóvenes divirtiéndose sanamente… al menos vivir esta realidad un fin bueno de semana, nos haría muy felices y es algo que, definitivamente, no se puede comprar con dinero pero sí se puede construir con voluntad.

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