Editoriales

Camino de la escuela / Teodoro Barajas Rodríguez

El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas
El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas

Ahora que estamos en los días previos al regreso a clases es conveniente volver a pensar que la educación es un tema fundamental de la vida nacional, que no se limita a las nuevas legislaciones ni a las agitaciones derivadas de las mismas, es un asunto vital porque es una función sustantiva para construir ciudadanía

Morelia, Michoacán, 16 de agosto de 2015.- Estamos en la víspera del retorno a clases, el nuevo ciclo escolar que siempre promete en los diferentes niveles de enseñanza; de repente nos alcanzó la tecnología y lejos quedan aquellos tiempos de mi generación y algunas más anteriores, antes fue papel y lápiz, ahora se usan tabletas, computadoras y otros instrumentos que se supone facilitan procesos.

Antes se decía que la letra con sangre entra, los profesores enfatizaban la disciplina, las clases de educación física se reducían a una “cascarita” futbolera y girar alrededor de la escuela a trote, a veces dibujar una cancha de baloncesto o fútbol y fin. Fueron los tiempos de la parcela escolar, aprender a emocionarse al escuchar los lunes a primera hora el himno nacional y entonarlo, el tiempo de los honores a la bandera, cuando la palabra honor tenía sentido. Parecía que las aulas tenían el olor a civismo, con el descubrimiento de la historia y la importancia de las matemáticas, no había paros ni suspensiones indiscriminadas, había educación. El apostolado en muchos docentes fue evidente, era un distintivo.

Nuestros años de primaria y secundaria en instituciones públicas fueron sin duda una etapa dorada marcada por los hallazgos.

Cada vez que comienza un ciclo no escapa de la memoria nuestro paso por las aulas, las circunstancias actuales difieren en mucho de las vividas en los años setenta y ochenta, México ha cambiado, los conflictos se han multiplicado y un diagnóstico a flor de tierra nos indica que muchas cosas están mal, enfrentamos serios rezagos educativos, un gobierno federal insensible y algunos sectores belicosos del magisterio hablan de todo menos de las clases.

Un maestro de maestros, Ignacio Manuel Altamirano, señaló que el profesor debe ser un auténtico preceptor de ciudadanos, en las aulas se siembran las semillas de rebeldía, se abre la puerta del conocimiento que resulta ser infinito, programas, contenidos, valores y objetivos.

Algún presidente de la república quiso anular de un plumazo nuestra historia, los orígenes de México, nos referimos a Vicente Fox quien desdeñó la etapa precolombina marcada por los pueblos raíz, además en los bachilleratos tecnológicos se desvinculaba la filosofía y el análisis social y económico de México, es decir las humanidades, esa tendencia se registró en los gobiernos foxista y calderonista, en el inicio de la mal llamada Reforma Integral de Educación Media Superior.

En el actual gobierno de Enrique Peña Nieto se enfatiza con lo que es más bien una reforma laboral y administrativa, muy mal operada, con la realización de las pruebas a docentes mal enfocadas y tan deficientes como inconexas. Ante este panorama la educación continua como una asignatura pendiente, no se modificará el paradigma en la materia con enmiendas constitucionales ni por decretos carentes de lógica.

Ahora que estamos en los días previos al regreso a clases es conveniente volver a pensar que la educación es un tema fundamental de la vida nacional, que no se limita a las nuevas legislaciones ni a las agitaciones derivadas de las mismas, es un asunto vital porque es una función sustantiva para construir ciudadanía y vaya que nos hace falta.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba